domingo, 9 de agosto de 2009

IDEARIO ESPIRITUAL DE LA ADORACION NOCTURNA ESPAÑOLA

IDEARIO ESPIRITUAL DE LA ADORACIÓN NOCTURNA ESPAÑOLA
MADRID 2003
Con licencia eclesiástica
Segunda Edición
PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN
Al presentar en 1980 la primera edición de este Ideario, escribí:
"Fue un acuerdo del Centenario.
La Adoración Nocturna en España cumplió cien años sin perder su identidad.
Mejor diríamos, cumplió cien años, porque no perdió su identidad, porque
supo ser fiel al ideario que le diera origen.
Y en la Asamblea del Centenario nos comprometimos a plasmar ese ideario en
unas páginas que nos sirvieran a todos para vivir y perpetuar esa misma
fidelidad.
Aquí tenéis esas páginas.
No forman un libro. Son solamente los trazos imprescindibles para definir
elementos esenciales de la Adoración Nocturna Española como Obra de Iglesia,
que tiene dentro de ella una finalidad específica.
Son formulaciones escuetas, sin adornos literarios, para que más fácilmente
puedan ser retenidas y recordadas.
Y son en su mayoría declaraciones autorizadas del Magisterio de la Iglesia. No
he querido poner de mi cosecha más que lo estrictamente necesario para
articular los elementos dispersos.
En forma de pensamientos numerados y hasta cierto punto independientes, las
diversas unidades pueden y deben ser materia de meditación para el Adorador,
y temas de reflexión común para retiros, convivencias y jornadas de
espiritualidad adoradora".
En esta segunda edición -tras haber celebrado el 125 Aniversario de la
Adoración Nocturna en España- reproducimos sustancialmente el texto de
1980, con pequeñas adiciones para incorporar documentos posteriores del
Magisterio.
¡Adorado sea el Santísimo Sacramento!
Madrid, 3 de noviembre de 2003
SALVADOR MUÑOZ IGLESIAS
Vicedirector Espiritual del Consejo Nacional de A.N.E

LA ADORACIÓN NOCTURNA ES:
Una asociación de creyentes que, reunidos en grupos se turnan velando en las
horas de la noche para adorar a Dios en representación de toda la humanidad y
en nombre de toda la Iglesia, a través de Cristo y para agradecer al mismo
Cristo, Dios y Hombre, su presencia en el Sacramento que los une al Sacrificio
redentor.
2. LA ESPIRITUALIDAD DE LA ADORACIÓN
Las diversas espiritualidades dentro del cristianismo son diversas maneras de
imitar a Cristo, o mejor, parcelas especializadas en una imitación que es
imposible en su totalidad y en grado sumo. Cada forma de espiritualidad trata
de cultivar con profundidad mayor la imitación de Cristo en alguna faceta
particular de su fisonomía.
En este sentido, la espiritualidad propia de la Adoración Nocturna trata de
imitar a Cristo adorador del Padre, que durante su vida mortal oraba
frecuentemente de noche, y que ahora perpetúa su adoración, su intercesión y
su sacrificio redentor en la Eucaristía.
3. ADORAR A DIOS ES:
"La actitud primordial del hombre ante la presencia de Dios. Es una sensación compleja
y consciente, trenzada de humildad y compunción —por la conciencia de la propia
pequeñez y pecaminosidad— y de veneración temerosa y agradecida a un tiempo —por
la grandeza y santidad de Dios—, que se traduce en un homenaje jubiloso de todo el ser.
El gesto corporal —la postración, el caer de rodillas— y sobre todo la actitud del
corazón, expresan la sumisión total y generosamente libre ante la soberanía absoluta de
Dios."
Mons. DELICADO BAEZA,
Arzobispo de Valladolid
Conferencia del Centenario

"La actitud más civilizada, más culta, más humana y más religiosa de la criatura en
relación con el Creador. Cuando no se adora y se contempla al Dios infinito, nos
volvemos locos, porque caemos inevitablemente, fatalmente, en otras adoraciones que
nos degradan.
La concreta adoración de la Eucaristía es connatural a la fe en la presencia del Señor en
este Misterio. Si se cree de verdad que Jesús quiso quedarse sacramentalmente con
nosotros, es necesario detenerse para manifestar nuestra gratitud, para rendirle
homenaje de culto y devoción, para
obsequiarle con el tributo de las facultades del alma y de nuestro cuerpo, para meditar
en lo que es y significa su presencia, para presentarle súplicas y ofrecerle alabanzas.
Todo eso es adorar."
Emmo. Sr. Cardenal MARCELO GONZÁLEZ MARTÍN,
Arzobispo de Toledo
Conferencia del Centenario

Una actitud que compromete vitalmente a todo el hombre. Porque exige sujetar
nuestro entendimiento a su verdad, nuestras decisiones a su voluntad, nuestro
corazón para sentir con Él, y nuestra actividad para realizar sus planes de
salvación.
4. LA ADORACIÓN EUCARÍSTICA ES:
— Afirmación expresa, ante los hombres, de nuestra fe en la presencia
sacramental permanente de Cristo en la Eucaristía, que deriva del sacrificio y se
ordena a la comunión.
— Búsqueda de una vivencia más intensa del misterio eucarístico para
llenarnos de él y hacerlo vida en nosotros.
— Compromiso concreto de ser, con nuestra vida, testimonio de la realidad del
amor de Dios presente entre los hombres.
"La adoración de Cristo en la Eucaristía es la consecuencia ineludible de su presencia
real; es un deber y una obligación de la Iglesia que quiere agradecer la condescendencia
de Dios al estar presente entre nosotros. San Agustín ha expresado este sentimiento
deforma cabal cuando dice que no sólo no pecamos adorando la carne que Cristo nos da a
comer, sino que pecamos no adorando."
J. A. SAYÉS,
La Presencia real de Cristo
en la Eucaristía
BAC, Madrid, 1976

"La. adoración eucarística es el reconocimiento agradecido y explícito de la presencia de
Dios entre los hombres y es necesaria esta explicación para mantener viva la conciencia
de la peculiaridad y del realismo de nuestra fe. La conciencia viva en la presencia de
Cristo en la Eucaristía, prolongación sacramental de la Encarnación, ha permitido a la
Iglesia seguir siendo fiel al misterio de la mediación salvífica del cuerpo de Cristo, por el
que se asegura el realismo de nuestra participación sacramental en su sacrificio, se
consuma la unidad de la Iglesia y se participa ya desde ahora en la gloria futura." (ibíd.)
5. SER ADORADOR ES:
— Disfrutar especialmente del regalo infinito que supone la presencia real de
Jesús en el Santísimo Sacramento.
— Conversar personalmente con Él en su domicilio terrestre durante el silencio
de la noche, como Nicodemo.
"Jesús no es una idea, ni un sentimiento, ni un recuerdo. Jesús es una persona viva
siempre, y presente entre nosotros. "
JUAN PABLO II,
Discurso del 8.11.1978

"Si en el espíritu del Concilio está el atraer de nuevo más y más al pueblo a un culto
eucarístico, mayormente centrado en la Misa, más penetrado de profundo sentido
pascual, más orientado hacia la plenitud de su significación misteriosa, de prolongación
del sacrificio de la Cruz, no por eso el culto de adoración ha de dejar de ser tan vivo, tan
operante como antes... Cristo personalmente presente, junto a la luz vacilante de la
lámpara solitaria, sigue exigiendo una respuesta personal, invitando al diálogo a los que
le adoran con fe."
PABLO VI,
Radiomensaje al VII Congreso
Eucarístico Nacional del Perú 30.8.1965

— Sentir la alegría de hospedarle en nuestra propia casa como el publicano
Zaqueo o como los hermanos de Betania.
— Comprometerse activamente con Jesús para realizar entre los hombres su
mandamiento de amor, y para construir el Reino de Dios en la tierra.

6. LA VOCACIÓN ESPECÍFICA DEL ADORADOR NOCTURNO
— Como Adoradores, ejercemos ante Dios lo que constituye un deber de toda
creatura racional: reconocer que Dios es Dios, que es nuestro Creador, nuestro
Señor y nuestro Padre; reconocer la soberanía de Dios sobre todas las cosas y
sobre nuestra vida, que dependemos de Él y suyos somos, que le pertenecemos
total y exclusivamente; reconocer también que Dios es nuestro Salvador en
Cristo y nuestro destino.
— Como Adoradores Nocturnos, que adoramos velando, estamos cumpliendo la
misión escatológica de la Iglesia, Esposa de Cristo, que debe estar
amorosamente atenta a la venida del Señor:
"Dichosos los siervos que el Señor al venir encuentra despiertos; yo os aseguro que se
ceñirá, los liará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá.
Y si viene en la segunda vigilia o en la tercera, y los encuentra así, dichosos ellos."
Lc 12,37-38
— Como Adoradores agrupados en Turnos, con días de vigilia señalados y
cubriendo distintas horas de vela, debemos sentirnos dentro de la Iglesia
cumplidores de la misión que a Ésta encargó el Señor cuando pidió que
oráramos ininterrumpidamente:
"También se ha de conservar aquella forma de adoración, muy digna de alabanza, en que
los miembros de la comunidad se van turnando de uno en uno o de dos en dos, porque
también de esta forma, según las normas del instituto aprobado por la Iglesia, ellos
adoran y ruegan a Cristo el Señor en el Sacramento, en nombre de toda la comunidad y
de la Iglesia."
Ritual del culto a la Eucaristía,
núm. 90, párrafo 2.°

"Llevamos en la entraña de nuestra propia vida el espíritu comunitario que es la esencia
misma de la Iglesia: juntos rezamos, juntos cantamos, juntos damos gracias, juntos
lloramos nuestros pecados y nuestras miserias, y juntos nuestros corazones piden a
Dios las gracias necesarias para la salvación de los hombres."
Mons. ÁNGEL SUQUÍA,
Arzobispo de Santiago de Compostela
Conferencia del Centenario

La identidad del Adorador se define por lo que cree, por lo que practica y por
los compromisos que acepta en el quehacer eclesial

EL MISTERIO DE LA FE
Creemos todo lo que cree y enseña como revelado por Dios el Magisterio
infalible de la Iglesia. Explícita y especialmente, hacemos profesión de las
verdades de fe relacionados con el Misterio Eucarístico.
"Nuestro Salvador, en la Última Cena, la noche que le traicionaban, instituyó el
sacrificio Eucarístico de su Cuerpo y Sangre, con el cual iba a perpetuar por los siglos,
hasta su vuelta, el sacrificio de la Cruz, y a confiar así a su Esposa la Iglesia el memorial
de su muerte y Resurrección: Sacramento de piedad, Signo de unidad, Vínculo de
caridad, Banquete pascual, en el que se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos
da una prenda de la gloria futura."
CONCILIO VATICANO II
Const. Sagrada Liturgia, 47

La Eucaristía es un altísimo misterio; más aún, hablando con propiedad, como
dice la Sagrada Liturgia, el Misterio de la Fe...
"Es, pues, necesario que nos acerquemos particularmente a este Misterio, con humilde
reverencia, no buscando razones humanas que deben callar, sino adhiriéndose
firmemente a la Revelación divina."
PABLO VI,
Mysterium Fidei, núm. 15-16

"No es lícito ni en el pensamiento ni en la vida ni en la acción quitar a este Sacramento,
verdaderamente santísimo, su dimensión plena y su significado esencial. Es al mismo
tiempo Sacramento-Sacrificio, Sacramento-Comunión, Sacramento-Presencia."
JUAN PABLO II,
Redemptor Hominis, núm. 20

8. SACRAMENTO-SACRIFICIO
Nosotros "creemos que la Misa celebrada por el sacerdote, representante de la persona
de Cristo en virtud del poder recibido por el Sacramento del Orden, y ofrecida por él en
nombre de Cristo y de los miembros de su Cuerpo Místico, es el sacrificio del calvario
hecho presente sacramentalmente en nuestros altares."
PABLO VI,
Credo del pueblo de Dios, núm. 24

"En este sacramento se renueva continuamente el misterio del sacrificio que Cristo hizo
de sí mismo al Padre sobre el altar de la cruz, sacrificio que el Padre aceptó, cambiando
esta entrega total de su Hijo, que se hizo obediente hasta la muerte, con su entrega
paternal, es decir, con el don de la vida nueva e inmortal en la resurrección.
Aquella vida nueva que implica la glorificación corporal de Cristo resucitado se ha hecho
signo eficaz del nuevo don concedido a la humanidad, Don que es el Espíritu Santo,
mediante el cual la vida divina que el Padre tiene en Sí y que da a su Hijo es
comunicada a todos los hombres que están unidos a Cristo. La Eucaristía es el
sacramento más perfecto de la unión."
JUAN PABLO II,
Redernptor Hominis, núm. 20

9. SACRAMENTO-COMUNIÓN
Creemos que la comunión es el alimento de la vida divina en nosotros,
conforme a la enseñanza del Señor, que dijo:
"Yo soy el Pan de la vida.
Vuestros padres comieron el mana en el desierto y murieron, éste es el pan, que baja del
cielo, para que uno coma de él y no muera. Yo soy el Pan vivo bajado del cielo, si uno
come de este pan, vivirá para siempre, y el Pan que Yo daré es mi carne por la vida del
mundo". Entonces los judíos discutían entre ellos diciendo:
¿Cómo puede darnos su carne para comer?
Pero Jesús les dijo:
"Os doy mi palabra,
si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre no tendréis vida en
vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último
día.
Pues mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en Mí, y Yo en él. Como me envió el
Padre que vive, y Yo vivo por el Padre. Así también el que me come, vivirá por mí. Este
es el Panqué ha bajado del cielo, no como el que comieron vuestros padres y murieron, el
que come este Pan, vivirá eternamente."
Jn 6,48-58
"La más perfecta participación de la celebración eucarística es la Comunión sacramental
recibida dentro de la Misa. Esto resplandece con mayor claridad por razón del signo,
cuando los fieles, después de la comunión del Sacerdote, reciben del mismo Sacrificio el
Cuerpo del Señor."
Ritual del Culto a la Eucaristía, núm. 13, párrafo 1;
Cfr. Sacrosanctum Concilium, número 56
"La Eucaristía es el Sacramento de la comunión. Cristo se da a Sí mismo a cada uno de
nosotros, que lo recibimos bajo las especies eucarísticas. Se da a Sí mismo a cada uno de
nosotros que comemos el manjar eucarístico y bebemos la bebida eucarística. Este comer
es signo de la Comunión. Es signo de la unión espiritual en la que el hombre recibe a
Cristo, se le ofrece la participación, en su espíritu, encuentra de nuevo en Él
particularmente íntima la relación con el Padre: Siente particularmente cercano el
acceso a Él...
La comunión es un vínculo bilateral. No sólo recibimos a Cristo, sino que también
Cristo recibe a cada uno de nosotros. Por así decirlo, Él acepta siempre en este
Sacramento al hombre, lo hace su amigo."
JUAN PABLO II,
Cateq. 13-6-79

10. SACRAMENTO PRESENCIA REAL PERMANENTE
"Creemos que, como el Pan y el Vino consagrados por el Señor en la Última Cena se
convirtieron en su Cuerpo y en su Sangre, que en seguida iban a ser ofrecidos por
nosotros en la Cruz, así también el Pan y el Vino consagrados por el Sacerdote se
convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sentado gloriosamente en los cielos, y
creemos que la presencia misteriosa del Señor, bajo la apariencia de aquellas cosas, que
continúan apareciendo a nuestros sentidos de la misma manera que antes, es verdadera,
real y sustancial."
PABLO VI,
Credo del Pueblo de Dios, número 24

"Pero en el sacrificio eucarístico está presente sobre todo bajo las especies eucarísticas.
En este Sacramento, en efecto, de modo singular el Cristo total e íntegro, Dios y
Hombre, se halla presente sustancial y permanentemente. Esta presencia de Cristo bajo
las especies, se dice "real" no por exclusión, como si las otras no fueran "reales"', sino
por excelencia."
Eucharisticum Mysterium, núm. 9
"Pero, además la celebración de la Eucaristía en el Sacrificio de la Misa es realmente el
origen y el fin del culto que se le tributa fuera de la Misa. Porque Cristo, el Señor, que se
inmola en el mismo sacrificio de la Misa, cuando comienza a estar sacramentalmente
presente como alimento espiritual de los fieles, bajo las especies de pan y vino, también
una vez ofrecido el Sacrificio mientras la Eucaristía se conserva en las iglesias y
oratorios, es verdaderamente el Emmanuel, es decir, "Dios-con-nosotros". Pues día y
noche está en medio de nosotros, habita con nosotros lleno de gracia y de verdad."
Ritual del Culto a la Eucaristía, núm. 2
La Eucaristía es Presencia real de:
...Jesús Mediador:
Es el único Mediador entre Dios y los hombres:
"Hay un solo Dios, y también un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús,
hombre también que se entregó a Sí mismo como rescate por todos."
Tím 2,5s. Cfr. Heb 8, 6.9.15
Por eso nosotros todo lo hacemos a través de Él, como nos enseñó S. Pablo:
"Todo cuanto hagáis, de palabra o de obra, hacedlo todo en nombre del Señor Jesús,
dando gracias por su medio a Dios Padre."
Col. 3,17. Cfr. Ef5,19s
Y todo lo pedimos en su nombre, como Él mismo nos mandó:
"Yo os aseguro: lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dará. Hasta ahora nada habéis
pedido en mi nombre. Pedid y recibiréis."
Jn 16,23ss. Cfr. Jn 14,13.15.16
...Jesús Amigo
Él se ha dicho nuestro amigo:
"Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis
amigos, si hacéis lo que Yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo
que hace su amo, a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre
os lo he dado a conocer."
Jn 15,13-15
...Jesús Maestro y Señor
Él es nuestro único Maestro (Mt 23,8), de quien tenemos que aprender, sobre
todo la manera de comportarnos:
"Vosotros me llamáis el Maestro y el Señor y, decís bien, porque lo soy. Pues si Yo, el
Señor y el Maestro, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a
otros. Os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como Yo he hecho con
vosotros."
Jn 13,131-15
...Jesús Camino
Él mismo lo dijo:
"Yo soy el camino, la verdad y la vida."
Jn 14,6
Jesús es el Camino, el único Camino para ir al Padre:
"Nadie va al Padre sino por Mí."
Jn 14,6
Cristo es el Camino porque predicó a los hombres cuál es el comportamiento
que nos lleva a Dios.
Pero sobre todo Cristo es el Camino por su vida. No se limitó a trazar en un
mapa el itinerario para ir a Dios, Él mismo construyó el sendero.
Y lo hizo sin ayuda de máquinas, sin piedras y sin asfaltos, simplemente
caminando: "...se hace camino al andar" —dijo el poeta— y Jesús hizo el
camino... andándolo primero El.
San Pablo resalta esta verdad, cuando en Fil 2, 6-11 presenta a Cristo
desandando el camino de perdición seguido por Adán.
Adán, puro hombre y siervo del Creador por naturaleza, ambicionó ser Dios;
Jesús, Dios verdadero. Dueño y Señor de todo, se hizo pobre y esclavo.
El afán de ser como Dios, ensoberbeció a Adán, que desobedeció acarreándonos
con ello la muerte; Cristo se humilló y obedeció sometiéndose por obediencia a
la misma muerte que nos devolvió la vida.
Esa trayectoria de Cristo, es nuestro Camino.
...Jesús Salvador
"No hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres por el que nosotros podamos ser
salvados."
Hechos 4,12
"La gracia de Dios se ha manifestado ahora con la manifestación de nuestro salvador
Cristo Jesús, quien ha destruido la muerte y ha hecho irradiar luz de vida y de
inmortalidad. "
2Tim 1,10
...Jesús que vuelve
"Cada vez que coméis este pan y bebéis este cáliz anunciáis la muerte del Señor hasta
que vuelva."
ICor 11,26
"Voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y
os tomaré conmigo para que donde esté Yo estéis también vosotros."
Jn 14,2-3

11. LATRANSUSTANCIACIÓN
Creemos que "por la consagración del pan y del vino se hace la conversión de toda la
sustancia del pan en la sustancia de Cristo Nuestro Señor, y de toda la sustancia del
vino en la sustancia de su Sangre: conversión que ha sido llamada por la Santa Iglesia
Católica conveniente y propiamente transustanciación."
Concilio de Trento, sesión 13, capítulo 4
"Por ella las especies de pan y de vino adquieren un nuevo significado y un nuevo fin,
en cuanto contienen una «realidad»."
PABLO VI,
Mysterium Fidei, núm. 47

12. EL SACERDOCIO MINISTERIAL Y EL SACERDOCIO DE LOS FIELES
Confesamos que "aquella inmolación incruenta por la que, proferidas las palabras de
la consagración, Cristo se hace presente sobre el altar en estado de víctima, es realizada
por solo el sacerdote en cuanto representa a la persona de Cristo, no en nombre de los
fieles cristianos. Pero una vez que el sacerdote pone la Víctima Divina sobre el altar, la
ofrece como oblación a Dios Padre para la gloria de la Santísima Trinidad y para bien de
la Iglesia.
En esta oblación estrictamente dicha, participan los fieles a su modo y por doble razón:
porque no sólo por manos del sacerdote, sino con él en cierto modo ofrecen también el
sacrificio, por la cual participación también la oblación del pueblo forma parte del culto
litúrgico mismo."
PÍO XII,
Encíclica Mediator Dei.
Cfr, Denzinger, núm, 2.300

"El sacerdocio ministerial, en virtud de la sagrada potestad de que goza, modela y dirige
al pueblo sacerdotal, efectúa el sacrificio eucarístico ofreciéndolo a Dios en nombre de
todo el pueblo; los fieles, en cambio, en virtud de su sacerdocio real, asisten a la oblación
de la eucaristía, y lo ejercen en la recepción de los sacramentos, en la oración y acción de
gracias, con el testimonio de una vida santa, con la abnegación y caridad operante."
CONCILIO VATICANO II
Constitución Lumen Gentium, núm. 10
"Hijos de Dios, hijos de adopción, a su semejanza (de Cristo) llegamos a ser al mismo
tiempo reino y sacerdotes, obtenemos el sacerdocio regio, es decir, participamos en la
única e irreversible devolución del hombre y del mundo al Padre, que Él, Hijo eterno y
al mismo tiempo verdadero Hombre, hizo de una vez para siempre."
JUAN PABLO II,
Redemptor Hominis, núm. 20

13. CULTO ACTUAL A LA EUCARISTÍA
"El culto al gran Sacramento en torno a la presencia real es un tesoro que no podemos
dejar pasar como flor que hubiera ya llegado a su otoño. La sensibilidad del pueblo
cristiano, que gusta de la grandiosidad de los Congresos Eucarísticos Internacionales y
se recrea con el humilde saludo popular de ¡ALABADO SEA EL SANTÍSIMO
SACRAMENTO!, esas velas de Adoradores Nocturnos ante la Custodia; tantas capillas
o iglesias que, teniendo al Señor de manifiesto, invitan al coloquio personal; las visitas al
Santísimo que dan calor espiritual a la jornada, la belleza de las Procesiones del Corpus;
todas estas son cosas de tanta tradición en la Iglesia, de tanta eficacia santificadora, que
—aunque susceptibles de adaptación— nunca se habrá de renunciar a ellas."
PABLO VI,
Radiomensaje al Vil Congreso
Eucarístico Nacional del Perú 30.8.1965

14. LA EUCARISTÍA Y LA IGLESIA
— La Eucaristía es el centro de la vida de la Iglesia
"Pues si la Sagrada Liturgia ocupa el primer puesto en la vida de la Iglesia, el Misterio
Eucarístico es como el corazón y el centro de la Sagrada Liturgia, por cuanto es la fuente
de la vida que nos purifica y nos fortalece de modo que vivamos no ya para nosotros,
sino para Dios y nos unamos entre nosotros mismos con estrechísima caridad. "
PABLO VI,
Mysteríum Fidei, núm. 3
— La Eucaristía construye la Iglesia
"Es verdad esencial no sólo doctrinal, sino también exístencial, que la Eucaristía
construye la Iglesia, y la construye como auténtica comunidad del Pueblo de Dios, como
asamblea de los fieles, marcada por el mismo carácter de unidad, del cual participaron
los Apóstoles y los primeros discípulos del Señor. La Eucaristía la construye y la
regenera a base del sacrificio de Cristo mismo, porque conmemora su muerte en la
cruz."
JUAN PABLO II,
Redemptor Hominis, núm. 20,
Cfr. Lumen Gentium, núm. 11

— Cristo en el tabernáculo es el eje del Cuerpo místico
"La presencia de Cristo en el tabernáculo ejerce, por otra parte, la función de centro
perenne de su Cuerpo místico. Es cierto que éste se nutre de la comunión sacramental
del cuerpo personal de Cristo, pero el Cuerpo místico no se contenta con un encuentro
ocasional, sino con una presencia continua y perenne de su cabeza. Dice Pablo VI en la
Mysteriurn Fidei que:
«La Eucaristía es conservada en los templos y oratorios como el centro espiritual de la
comunidad religiosa y parroquial, más aún, de la Iglesia universal y de toda la
humanidad, puesto que bajo el velo de las sagradas especies contiene a Cristo cabeza
invisible de la Iglesia, Redentor del mundo, centro de todos los corazones, por quien son
todas las cosas y nosotros por Él.»" (1 Cor 8,6.)
J. A. SAYÉS,
La Presencia real de Cristo en la Eucaristía.
BAC, Madrid, 1976, pág. 310

"El empeño esencial y, sobre todo, la gracia visible y fuente de ln fuerza sobrenatural de
la Iglesia como Pueblo de Dios, es el perseverar y el avanzar constantemente en la vida y
en la piedad encáusticas y desarrollarse espiritualmente en el clima de la Eucaristía."
JUAN PABLO II,
Redemptor Hominis, núrn. 20

15. LA EUCARISTÍA Y MARÍA
Profesamos especial devoción a:
"La Santísima Virgen María, de la que Cristo Señor tomó aquella Carne que en este
Sacramento, bajo las especies del Pan y del Vino, está contenida, ofrecida y comida."
PABLO VI,
Mysteríum Fidei, núm. 76
"María está, presente con la Iglesia, y como Madre de la Iglesia, en todas nuestras
celebraciones eucarísticas. Así como Iglesia y Eucaristía son un binomio inseparable, lo
mismo se puede decir del binomio María y Eucaristía. Por eso el recuerdo de María en la
celebración eucarística es unánime, ya desde la antigüedad, en las Iglesias de Oriente y
Occidente."
JUAN PABLO II,
Encíclica Ecciesía de Eucharistia, núm. 57

"María estuvo junto a la cruz (Cf. Jn 19,15) sufriendo profundamente con su Unigénito
y asociándose con ánimo materno a su sacrificio, adhiriéndose amorosamente a la
inmolación de la víctima por Ella engendrada y ofreciéndola Ella misma al Padre
Eterno. Para perpetuar en los siglos el Sacrificio de la Cruz, el Salvador instituyó el
Sacrificio Eucarístico, memorial de su muerte y resurrección, y lo confió a la Iglesia su
Esposa, la cual, sobre todo el domingo, convoca a los fieles para celebrar la Pascua del
Señor hasta que Él venga: lo que cumple la Iglesia en comunión con los santos del cielo
y, en primer lugar, con la bienaventurada Virgen, de la que imita la caridad ardiente y
la fe inquebrantable."
PABLO VI,
Marialis cultus, núm. 20

"María, la primera creyente, que día a día en el silencio de su meditación contempla y
adora la divinidad oculta tras los velos de la humanidad, es el modelo del verdadero
adorador de la Eucaristía. También el creyente experimenta la dificultad de descubrir la
presencia de Cristo tras los velos sacramentales. Su meditación callada e iluminada por
la fe le conducirá al conocimiento de la grandeza de esta nueva y genial encarnación,
que se verifica en la Eucaristía.
Mas así como a María la fe le lleva al amor y el amor a la compenetración con Jesús en
la obra de la Redención, el Adorador, que contempla al Dios inmolado en la Eucaristía,
sentirá el deseo agradecido de unirse a Cristo en su dolor para convertir la existencia
propia en verdadera eucaristía por sus hermanos los hombres."
Mons. LUIGI DADAGLIO,
Nuncio Apostólico de Su Santidad
Homilía en la Vigilia del Centenario de la
Adoración Nocturna Española en Zaragoza,
12 octubre 1979

"Hay una analogía profunda entre el fíat pronunciado por María a las palabras del
ángel y el amén que cada fiel pronuncia cuando recibe el Cuerpo del Señor. A María se
le pidió creer que quien Ella concibió 'por obra del Espíritu Santo' era el Hijo de Dios.
En continuidad con la fe de la Virgen, se nos pide a nosotros en el Misterio Eucarístico
creer que el mismo Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, se hace presente con todo su ser
humano-divino bajo las especies del pan y del vino."
JUAN PABLO II,
Encíclica Ecclesia de Eucharistia, núm. 55

"¿Cómo imaginar los sentimientos de María al escuchar de la boca de Pedro, Juan,
Santiago y los otros Apóstoles las palabras de la Última Cena: 'Este es mi Cuerpo que es
entregado por vosotros'? Aquel Cuerpo entregado como sacrificio y presente en los
signos sacramentales era el mismo Cuerpo concebido en su seno. Recibir la Eucaristía
debía significar para María como si acogiera de nuevo en su seno el corazón que había
latido al unísono con el suyo, y revivir lo que había experimentado en primera persona
al pie de la cruz".
JUAN PABLO II,
Encíclica Ecclesia de Eucharistia, núm. 56

LA ADORACIÓN ES OBRA DE IGLESIA
Así lo afirma expresamente Pablo VI:
"Esta adoración trae consigo cuanto por la gracia del sacrificio eucarístico se continúa y
llega saludablemente a toda la comunidad de la Iglesia.
La plegaria, pues, que se recita a quien es "Dios-con-nosotros"', presente en el Altar, es
en verdad "católica", pues dice relación a toda ¡a Iglesia y a todo el mundo.
La historia lo enseña también, pues las súplicas de las 40 Horas en los templos de la
Urbe, establecidas por nuestro predecesor Clemente VIII en el año 1592, han sido
muchas veces ratificadas y promovidas a fin de que en los tiempos más difíciles fuese
impetrado el auxilio celestial para toda la familia humana.
De este modo, por la adoración no se satisface en primer lugar el afecto de la piedad de
cada uno, sino que el espíritu es movido a cultivar el amor "social", por el cual se
antepone lo común al bien particular, hacemos nuestra la causa de la comunidad (de la
Parroquia, de la Iglesia) y extendemos la caridad a todo el mundo porque sabemos que
en todas partes hay miembros de Cristo.
Los institutos y asociaciones, a los que por Ley peculiar confirmada por la Iglesia se les
ha encomendado el deber de dar culto de adoración al sacramento de la Eucaristía, sepan
que realizan un oficio preclarísimo y en nombre de la misma Iglesia... No hay razón,
pues, para que se desanimen en nuestra época quienes realizan este oficio excelso de
adoración, como si se tratara de una devoción anticuada, según dicen algunos, o como si
perdieran el tiempo, mientras urgen más otras obras. Estén persuadidos de que la Iglesia
necesita absolutamente, ahora como antes, de quienes al Divino Sacramento adoren en
espíritu y en verdad."
PABLO VI,
Carta al P. Rolando Huot,
Superior General de los Sacerdotes
del Santísimo Sacramento, 10-1-1969

Por ello, la Adoración Nocturna participa en la triple función de la Iglesia: dar
culto a Dios, evangelizar a los hombres y ser fermento de comunión entre ellos.
Función cultual

17. En el orden cultual cubrimos durante las horas de la noche la obligación
permanente que a la Iglesia incumbe de adorar al Padre en espíritu y en verdad,
unidos a Cristo Eucaristía e imitándole de manera especial en sus noches de
oración tras el penoso ajetreo de cada día.
a) Porque nos sentimos participantes activos de la acción cultual de la Iglesia,
adoptamos como fórmula principal de alabanza en nuestras Vigilias, el oficio de
la Liturgia de las Horas.
b) Ofrecemos el modesto sacrificio del sueño y de la ausencia del hogar que nos
imponen nuestras Vigilias, en unión con el sacrificio de Cristo y con la finalidad
eclesial con que se ofreció y ofrece éste.
c) Nos sentimos comisionados por la Iglesia, que aprobó nuestros Estatutos y
nuestro Manual, para cumplir en su nombre durante la noche la función cultual
que ella tiene por misión realizar siempre. Por ello nuestra oración en las
Vigilias, sin olvidar nuestras necesidades particulares, tiene siempre proyección
universal: pedimos por las necesidades de la Iglesia y particularmente por la
intención colectiva que se nos encomienda cada noche.
d) Sabedores de que el Padre se complace en el Hijo (Mt 3,17 y par.) y que "todo
lo que pidiéramos al Padre en nombre de Jesús nos será concedido" (Jn 14, 13;
15,16; 16,24) hacemos pasar —como la Iglesia— por el corazón de Cristo
nuestras propias alabanzas, adoraciones y peticiones, seguros de que así y sólo
así, llegan a Dios y merecen ser escuchadas por Él. Más aún: tratamos de hacer
nuestras las alabanzas, adoraciones y peticiones universales de Cristo-
Eucaristía.
e) La Eucaristía es la maravillosa posibilidad cultual de la Iglesia. Porque Dios
se hizo hombre, puede la Humanidad, en uno de sus miembros, glorificar
dignamente a Dios como Él se merece. Y porque ese Dios hecho hombre se
quedó eucarísticamente en la Iglesia para ser ofrecido por ella, puede —en
nombre de toda la Humanidad— la Iglesia y podemos nosotros ofrecer a Dios
algo que le agrada infinitamente, que lo vuelve propicio hacia nosotros y que
nos hace acreedores a todos sus bienes, dándonos derecho a pedirle y a recibir
de Él todas las gracias que necesitamos.
f) Así formulamos nuestra ofrenda después de la Comunión:
¡Oh, Padre Eterno!
Por medio del Espíritu Santo, por el que "Cristo se Te ofreció sin tacha" (Heb
9,14) y, de mano de María Santísima, para que por donde vino vuelva a Ti el
regalo que nos hiciste, te ofrezco a tu Hijo Jesús y, me ofrezco juntamente con
Él, para que Él se digne ofrecerme en unión de las purísimas intenciones con
que se ofreció de una vez para siempre en el Sacrificio cruento de la Cruz y, se
ofrece cada día en el Sacrificio incruento de nuestros altares, continuamente
ante tu presencia en el cielo donde "está siempre vivo para interceder por
nosotros" (Heb 7,25), y ahora desde mi pecho donde está verdadera, real
y sustancialmente presente:
— En acción de gracias por todos los beneficios que todas las criaturas hemos
recibido y que no sabemos ni podemos agradecer cumplidamente.
— En reparación por los pecados y faltas de toda la Humanidad, por los que
ninguno, ni todos juntos,
somos capaces de presentar una satisfacción condigna.
— Y como propiciación para impetrar todas las gracias que necesitamos y Él
mereció para nosotros.
g) Cada Turno de Adoradores se siente una célula de Iglesia.
"Representa a la Iglesia en la misión de adorar velando en la noche en lugar de los
demás hermanos que descansan; fomenta la vida de esa célula en la reunión preparatoria
y en las intenciones universales y locales propuestas por los Obispos o sugeridas por
necesidades comunes; ora con la voz oficial de la Iglesia en su Liturgia de las Horas; por
el sacrificio de la noche y la plegaria de expiación, unida a la celebración y adoración
encáustica, aplica el valor redentor del sacrificio de Cristo confiado a su Iglesia. El
grupo de Adoradores de la Vigilia ejerce el sacerdocio común de los fieles, propio del
Pueblo de Dios, «Pueblo sacerdotal»."
FRANCISCO MUÑOZ,
Asamblea del Centenario,
8.10.1977

h) Tenemos conciencia de que practicamos la forma de piedad que debe ser el
centro de la vida del Pueblo de Dios:
"Os rogamos... que promováis, sin economizar palabras ni fatigas, el culto eucarístico,
al cual deben conducir y converger, finalmente, todas las otras formas de piedad."
PABLO VI,
Mysterium Fídei, núm. 65

"Todos en la Iglesia... deben vigilar para que este Sacramento de amor sea el centro de la
vida del Pueblo de Dios, para que, a través de todas las manifestaciones del culto debido,
se procure devolver a Cristo «amor por amor», para que Él llegue a ser verdaderamente
«vida de nuestras almas»."
JUAN PABLO II,
Redemptor Hominis, núm. 20
Tarea evangelizadora

18. Porque en nuestras vigilias aprendemos a valorar los dones que Dios ofrece
generosamente a los hombres, nos unimos al quehacer evangelizador de la
Iglesia, que trata de hacerlos llegar a la Humanidad entera.
Aparte del testimonio de nuestro ejemplo en la vida familiar y social, nos
ofrecemos individualmente a tareas concretas de evangelización según nuestras
personales inclinaciones y aptitudes, y como Obra nos sentimos responsables
de difundir el conocimiento, la estima, el aprovechamiento y el amor del
Sacramento de la Eucaristía.
"Vivir responsablemente en la Iglesia significa vivir de Eucaristía, lo mismo que vivir
auténticamente de Eucaristía significa ser y hacer Iglesia."
PABLO VI,
Radiomensaje al Congreso
Eucarístico de Sevilla, 1968

"Incumbe a la Iglesia el deber de propagar la fe y la salvación de Cristo, tanto en virtud
del mandato expreso que heredó de los Apóstoles el orden de los Obispos con la
cooperación de los presbíteros juntamente con el Sucesor de Pedro y Sumo Pastor de la
Iglesia, como en virtud de la vida que Cristo inculcó en sus miembros."
CONCILIO VATICANO II
Ad Gentes, núm. 5

"La Iglesia entera es misionera y la obra de evangelización es un deber fundamental del
Pueblo de Dios."
CONCILIO VATICANO II
Ad Gentes, núm. 35

19. NO HAY EVANGELIZACIÓN SIN EUCARISTÍA
Evangelizar no es sólo anunciar o proclamar conceptualmente la revelación
divina que los hombres deben aceptar por fe; evangelizar es, además y sobre
todo, aportar al mundo los bienes mesiánicos de la salvación. Y en la Eucaristía
está presente, como supremo bien salvífico, el propio Salvador. Él se nos ofrece
en ella a todos como fuente de salvación: salvación que hacemos nuestra a
través de los Sacramentos, cuya fuerza salvadora dimana de Aquel que reside
en Éste. Ser almas eucarísticas nos exige —porque no nos permite ser egoístas—
esforzarnos por hacer llegar esta salvación a todos los hombres.
"Evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más
profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, para ser canal
del don de la gracia, para reconciliar a los pecadores con Dios, para perpetuar el
sacrificio de Cristo en la Santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosas."
PABLO VI,
Evangelii nuntiandi, núm. 14

"No se edifica ninguna comunidad cristiana si no tiene como raíz y quicio la celebración
de la Sagrada Eucaristía, por la que se ha de comenzar toda educación del espíritu
comunitario. Esta celebración, para que sea sincera y plena, debe conducir tanto a las
diversas formas de caridad y mutua ayuda, cuanto a la acción misional y a las varias
formas de testimonio cristiano."
CONCILIO VATICANO II,
Presbyterorum Ordinis, núm. 6

"La totalidad de la evangelización, aparte la predicación del mensaje, consiste en
implantar la Iglesia, la cual no existe sin este respiro de la vida sacramental culminante
en la Eucaristía."
PABLO VI,
Evangelii nuntiandi, núm. 28

20. LA EUCARISTÍA ESTIMULA EL APOSTOLADO
"La vivencia coherente del Cuerpo Místico y del Misterio Eucarístico excluye los
individualismos estériles y perniciosos, las pasividades cómodas, los aislamientos de
indiferencia y estimula a proyectar la vocación cristiana mediante la acción apostólica."
PABLO VI,
Radiomensaje al Congreso
Eucarístico Nacional de Sevilla, 23.06.1968

"Un verdadero apóstol de Cristo tiene este sentido de adoración eucarística que
aprovechará siempre que pueda realmente y del que no se privará por vanos pretextos,
porque sabe muy bien que en estos encuentros se nutre su fuerza misionera y
evangelizadora... La capacidad evangelizadora dependerá de la intensidad de
contemplación o adoración profunda que se dé en el corazón del hombre."
Mons. DELICADO BAEZA,
Arzobispo de Valladolid
Conferencia del Centenario

"Todo compromiso de santidad, toda acción orientada a realizar la misión de la Iglesia,
toda puesta en práctica de planes pastorales, ha de sacar del Misterio Eucarístico la
fuerza necesaria, y se ha de ordenar a él como a su culmen. En la Eucaristía tenemos a
Jesús, tenemos a su sacrificio redentor, tenemos su resurrección, tenemos el don del
Espíritu Santo, tenemos la adoración, la obediencia y el amor al Padre. Si
descuidáramos la Eucaristía ¿cómo podríamos remediar nuestra indigencia?
JUAN PABLO II,
Encíclica Ecclesia de Eucharistia, núm. 60

21. TODO CRISTIANO DEBE SER EVANGELIZADOR
"Es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin
convertirse en alguien que a su vez da testimonio y anuncia."
PABLO VI,
Evangelii nuntiandi, núm. 24

"Los seglares, cuya vocación específica los coloca en el corazón del mundo y ala guía de
las más variadas tareas temporales, deben ejercer por lo mismo una forma singular de
evangelización.
Su tarea primera e inmediata no es la institución y el desarrollo de la comunidad eclesial
—esa es la función específica de los pastores—, sino el poner en práctica todas las
posibilidades cristianas y evangélicas, escondidas —pero a su vez ya presentes y
activas— en las cosas del mundo. El campo propio de su actividad evangelizadora es el
mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía y también de la
cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios de
comunicación de masas, así como de otras realidades abiertas a la evangelización, como
el amor, la familia, la educación de los niños y jóvenes, el trabajo profesional, el
sufrimiento, etc."
PABLO VI,
Evangelii nuntiandi, núm. 70

22. ADORACIÓN Y EVANGELIZACIÓN
"La Adoración (reconocimiento de Dios en sí, como nos lo revela Cristo) y la
Evangelización (transmisión de ese reconocimiento a los demás, según el encargo de
Cristo como una buena noticia) son las dos caras de una misma realidad. Por la
Adoración reconocemos a Dios en sí mismo como es, en su grandeza y en su amor, de
una manera sumisa y gozosa; por la Evangelización queremos comunicar a los demás
esa experiencia.
Sin la oración la actividad humana carecería de sentido divino, lo mismo que una
Adoración desconectada de la actividad irradiadora del amor sería una evasión que
merecería todos los reproches... No puede darse una Evangelización verdadera sin
Adoración, ni Adoración que no termine en comunicación de la luz o la palabra que se
ha recibido de ella."
Mons. DELICADO BAEZA,
Arzobispo de Valladolid
Conferencia del Centenario

El contacto con Jesús-Eucaristía capacita a los adoradores para convencer a los
demás. Cuando Felipe le dijo a Nataniel que Jesús era el Mesías, y Nataniel
puso reparos, el bueno de Felipe no encontraba razones para convencerle. Pero
había experimentado lo que era estar con Jesús, y le dijo como supremo
argumento: "Ven y lo verás". La misma fuerza de convicción debe tener en
nosotros la vivencia adquirida en el trato con el Señor a través de nuestras
vigilias eucarísticas.
"...¿Hay otra forma de comunicar el Evangelio que no sea la de transmitir a otro la
propia experiencia de fe?"
PABLO VI,
Evangelii nuntiandi, núm. 46

"El mundo exige a los evangelizadores que le hablen de un Dios a quien ellos mismos
conocen y tratan familiarmente, como si estuvieran viendo al Invisible."
PABLO VI,
Evangelii nuntiandi, núm. 76

23. LA EVANGELIZACIÓN, TAREA DE LOS ADORADORES
No podemos limitarnos a conocer y aprovechar personalmente el misterio del
amor que Dios nos ha tenido y el regalo infinito que nos ha concedido en el
Sacramento del Altar. "La caridad de Cristo nos apremia" (2 Cor 5,14), y
tenemos que ayudar a todos los hombres para que lo conozcan y aprovechen.
Nos sentimos felices de ser —ante la Iglesia y ante el mundo— testimonio y, en
la misma medida, anuncio de que Cristo presente en la Eucaristía es el gran
Don salvífico, el Salvador en persona, a quien debemos acoger y adorar con
agradecimiento y amor.
"La Evangelización peculiar de la Adoración Nocturna, en el conjunto de la acción
evangelizadora de la Iglesia, consiste en que los adoradores se penetren de la presencia
de Dios, vivan intensamente la fe, la esperanza y la caridad desde la comunión eclesial,
firmemente adheridos al propio Obispo y al Papa. Y la obra de la Adoración Nocturna,
como comunidad orante que es, ha de hacer suyas las grandes intenciones del Papa y del
Obispo, sobre las necesidades de los hombres aue han de recibir el evangelio, y deberá
proponerlas para la oración de los Adoradores de cada turno en su propia vigilia."
FRANCISCO MUÑOZ
Asamblea del Centenario

La Eucaristía estrecha nuestros lazos con Cristo Salvador. Por ello, los
adoradores nos sentimos miembros del Salvador, formando con Él una
comunidad de salvación: No sólo una comunidad en la que nos salvemos, sino
una comunidad salvadora, una comunidad que con El, y gracias a Él, ayuda a
los hombres a ser salvos. Adoramos, pues, no como gestores personales de
nuestra propia salvación, sino como colaboradores con Él en la salvación del
mundo entero.
Fermento de comunión

24. AMOR CON AMOR SE PAGA
La Eucaristía que adoramos y recibimos es para los adoradores una exigencia
ineludible de amor fraterno.
Nadie mejor que nosotros percibe que la Eucaristía es el Sacramento del amor
infinito que Dios nos tiene.
Si amor con amor se paga, el adorador sabe que tiene con Dios una deuda
infinita de amor.
Pero Jesús, presente en la Eucaristía, nos repite continuamente: "Lo que hiciereis
a uno de mis pequeñuelos a Mí lo hacéis."
La manera de pagar a Dios la deuda que con Él tenemos es, por voluntad
expresa suya, pagársela en amor a los hermanos.

25. LA EUCARISTÍA, COMUNIÓN HORIZONTAL
"La gracia que nos ofrece la Eucaristía no es sólo en orden a la comunión con Cristo,
otra comunión resulta de este Sacramento: es la comunión con los hermanos en la fe y
en la caridad, que se sientan a la misma mesa. Muy conocidas, pero siempre
memorables, son las palabras de San Pablo:
«Hablo a personas inteligentes, juzgad vosotros de lo que os digo: el cáliz de bendición
que nosotros bendecimos, ¿no es acaso comunión de la Sangre de Cristo? El pan que
partimos, ¿no es acaso comunión del Cuerpo de Cristo? Por ser uno solo el pan,
formamos un solo cuerpo, aun siendo muchos, por participar todos del único pan.»" (1
Cor 11,15-17)
PABLO VI,
Homilía en San Juan de Letrán
el Jueves Santo, 23.3.1967

26. LA EUCARISTÍA, COMPROMISO DEL AMOR CRISTIANO
"De la adoración a la Eucaristía y, en general, de la fe en el gran Misterio por parte de
quienes lo adoramos y lo recibimos, tiene que brotar incontenible, cada vez más
abundante y más preciso, el compromiso del amor cristiano.
El compromiso se llama, por supuesto, caridad... Pero se llama también afán de justicia
en todo, y colaboración al perfeccionamiento del orden político, aceptación de la
austeridad necesaria, fidelidad en el pago de los tributos necesarios para una reforma
fiscal justa.
Se llama cumplimiento de las obligaciones familiares, atención esmerada a las
reclamaciones de la juventud, de las cuales muchas están justificadas, defensa de la
moralidad pública y no simple lamentación. No habría tanta obscenidad en espectáculos
y en publicaciones escritas si no hubiera tantos que, llamándose católicos y aun
comulgando, acuden a ellos o las adquieren.
Se llama también colaboración y servicio a las grandes necesidades de la Iglesia. El amor
fraterno nos exige hoy más que nunca ser catequistas de nuestra fe, consecuentes con lo
que el bautismo, que nos hace hijos de Dios, señala a los colaboradores del Reino. Se
necesitan legiones de catequistas que, con el testimonio y la palabra bien preparados,
ayuden a conocer y vivir la fe en sus hogares, en sus puestos de trabajo... Tenemos que
actuar otra vez como los primeros cristianos, siendo nosotros, con nuestro esfuerzo
personal, portadores de la luz del Evangelio en medio de las sombras."
Emmo. Sr. Cardenal MARCELO GONZÁLEZ MARTÍN
Conferencia del Centenario

27. LA EUCARISTÍA, MANANTIAL DE CARIDAD FRATERNA
"Los primeros cristianos que tenían un solo corazón y una sola alma, eran
frecuentadores asiduos de la fracción del pan y de las plegarias (Hch 2,42).
La comunidad eucarística, desde los primeros tiempos, ha sido en la Iglesia no sólo
símbolo, sino, sobre todo, el manantial de la caridad fraterna.
El pan se forma de muchos granos, el vino ha sido exprimido de múltiples racimos;
cuantos reciben un mismo alimento, Cristo, justo es que tengan armonía de
pensamiento y concordia de acción.
Y es también lección del Divino Maestro: "Si presentáis vuestros dones, vuestras vidas,
vuestras personas en obligación saludable ante el altar, ¿cómo podéis olvidar que sin el
amor al prójimo no puede resultar agradable a Dios vuestra ofrenda?""
PABLO VI,
Radiomensaje al I Congreso
Eucarístico Nacional de Honduras, 10.4.1967

28. VED COMO SE AMAN LOS CRISTIANOS
Si la comunión nos une a Cristo como El está unido al Padre: —"Como Mi Padre
que me ha enviado vive, y Yo vivo por el Padre, de igual manera el que me
come vivirá por Mí." (Jn 6/57)—, los que comulgamos debemos estar unidos e
identificados unos con otros. Porque si la Eucaristía identifica con Cristo a los
que comulgan, "dos iguales a un tercero son iguales entre sí". Esto es lo que
pidió Jesús: "Que todos sean uno. Como Tú, Padre, en Mí y Yo en Tí: que ellos
también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado." (Jn
17,21)
Cuando la Comunión no crea en nosotros ese amor mutuo, privamos al
cristianismo de su mayor fuerza de convicción, hacemos a nuestra fe mayor
daño que las más virulentas campañas de los racionalistas ateos.
En cambio, cuando la Eucaristía produce en nosotros el amor con que Cristo
quiere que nos amemos, ofrecemos al mundo el espectáculo que hacía exclamar
a los paganos de los primeros siglos del cristianismo: "Ved como se aman los
cristianos." ¡El mejor aliciente para atraer a los hombres que no creen!

29. LA EUCARISTÍA Y EL PERDÓN DE LAS INJURIAS
No debemos presentarnos ante Jesús Eucaristía sin haber arreglado las
diferencias que por causa nuestra pudieran haber surgido con relación a
cualquier hermano. La palabra de Jesús es concluyente: "Si al presentar tu ofrenda
ante el altar te acuerdas que un hermano tiene algo que reprocharte, deja tu ofrenda allí
delante del altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, luego vuelves y
presentas tu ofrenda."
(Mt 5,23-24)
¿Cómo puede un Adorador, que tantas horas pasa escuchando a Jesús y que
tantas veces reza el Padrenuestro, guardar rencor hacia nadie y negarse a
perdonar?

30. EUCARISTÍA Y CONCORDIA ESPIRITUAL
"Estén todos convencidos de que el Sacramento eucarístico no es solamente símbolo y
factor de unidad externa y cultural, sino que, especialmente, es signo y fuente de
concordia espiritual, según el dicho del gran San Agustín:
El banquete del Señor es unidad del cuerpo de Cristo, no sólo en el sacramento del Altar,
sino también en el vínculo de la paz."
PABLO VI,
Carta de la Secretaría de Estado a la
XIII Semana de Adaptación Pastoral de Orvieto
3.9.1963

31. EUCARISTÍA Y JUSTICIA SOCIAL
"La fracción del Pan hermana a cuantos de ella participan, actúa de poderoso
aglutinante que a todos los creyentes une en el mismo amor de Cristo que se inmola,
como Cabeza de un mismo cuerpo. El hecho de tomar parte en la misma mesa, debe tener
una aplicación práctica en la observancia de la caridad y de la justicia en las relaciones
sociales.
"Nosotros, por tanto —decía S. Justino—, después de esto (una vez que recibimos el
Bautismo y la Comunión), recordamos siempre ya para adelante estas cosas entre
nosotros, y los que tenemos bienes socorremos a todos los abandonados y siempre
estamos unidos los unos con los otros."
La participación en el banquete eucarístico, en una palabra, es una invitación a corregir
las injustas desigualdades sociales entre personas, sectores o pueblos. Acompañe, por
tanto, a la comunicación de la riqueza sobrenatural por parte de Cristo nuestro Salvador
y Hermano, la solidaridad, la distribución más justa de los bienes de la tierra entre los
miembros de las comunidades humanas."
PABLO VI,
Radiomensaje al VII Congreso
Eucarístico Nacional del Perú, 30.8.1965

"El culto a la divina Eucaristía mueve fuertemente el ánimo a cultivar el amor "social"
con el cual anteponemos el bien privado al bien común; hacemos nuestra la causa de la
comunidad, de la parroquia, de la Iglesia universal, y extendemos la caridad a todo el
mundo, porque sabemos que en todas partes existen miembros de Cristo."
PABLO VI,
Mysterium Fidei, núm. 70

32. LA EUCARISTÍA, FUENTE DE UNIDAD
Palabra de San Pablo: "Nosotros formamos un solo cuerpo, siendo muchos, porque
todos participamos del mismo pan, que es comunión del cuerpo de Cristo."
1 Cor 10,16-17
Palabra de la antigua doctrina apostólica: "Como este grano ahora molido estaba
disperso en los campos, en los montes, y una vez recogido se hizo una sola cosa, así se
forma la Iglesia desde todas las extremidades de la tierra."
Didajé, 9,1
Palabra del teólogo, doctor y cantor de la Eucaristía: "La realidad, la gracia propia
de este Sacramento, es la unidad del Cuerpo místico."
Sto. Tomás,
3a Pa. q. 73, art. 3°
"Recojamos, por lo menos nosotros, creyentes y devotos de este misterio operante, su
invitación a ser, como Jesús se expresó, una sola cosa, a buscar entre nosotros la
concordia y la unión; a promover lo que nos hermana, no lo que nos divide y lo que nos
enfrenta los unos con los otros; a construir la Iglesia, que es el Cuerpo místico de Cristo,
al cual su cuerpo sacramental y real, ha sido dado, y mediante el cual se perpetúa en el
tiempo entre nosotros."
PABLO VI,
Alocución del Corpus en Ostia,
14.6.1963

33. LA EUCARISTÍA Y EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER
"La inmolación diaria de Cristo, la inmolación propia sobre el altar y la comunión
sacramental constituyen el manantial más fecundo, del que fluyen la inspiración y la
fuerza para el cumplimiento del deber, el hontanar de gracias que alimentan el amor
fraterno y el compromiso de servicio a los demás, que iluminan el panorama de la vida
cristiana, individual y social...
El laico bautizado, testimonio de Cristo, encargado de hacer penetrar las estructuras del
mundo con el espíritu cristiano, encuentra allí (en la Eucaristía) las luces necesarias
para juzgar de los verdaderos valores humanos, para sostener su esfuerzo en favor de la
justicia y de la paz, para santificar el amor conyugal y la vida de familia, en la que como
fruto espontáneo brotarán las tan delicadas vocaciones al sacerdocio."
PABLO VI,
Radiomensaje al IV Congreso
Eucarístico Nacional de Ecuador,
1.6.1967

COMPROMISOS DEL ADORADOR
Dijo Pablo VI a la Adoración Nocturna Española:
"Sabemos bien, amados hijos, que pasando largas horas junto a Jesús
Sacramentado, vigilando en oración mientras el mundo exterior
descansa, queréis dar a vuestra vida el complemento sobrenatural que
la sublima, la enriquece, le da una nueva dimensión. Os expresamos
nuestra complacencia y os alentamos a continuar en ese camino.
Acrecentad así vuestro amor a Jesucristo, la fidelidad a la Iglesia, la
unión con la Jerarquía, la entrega a los hombres hermanos."
Audiencia del 14 de mayo de 1975

34. SOBRE LAS PRÁCTICAS RELIGIOSAS que a todo cristiano
obligatoriamente imponen la ley de Dios y los mandamientos de la Santa Madre
Iglesia, voluntariamente nos obligamos:
— Como adoradores activos, a "asistir personalmente a una vigilia ordinaria
mensual, y a las que establezca el Reglamento".
Estatutos, art. 6°
— O como adoradores honorarios, a "cooperar con nuestras oraciones y
limosnas al turno que se nos asigne, en la forma que reglamentariamente se
establezca."
Estatutos, art. 5°
— La Adoración Nocturna Española, "de acuerdo con su vocación
contemplativa y expiatoria, promoverá otras formas de devoción y culto a la
Sagrada Eucaristía en perfecta obediencia a la Jerarquía Eclesiástica."
Estatutos, art. 1°

35. COMUNIÓN FRECUENTE
Jesús, al anunciar la Eucaristía, dijo: "Si no comiereis la carne del hijo del
hombre, y no bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros." (Jn 6, 53)
No señaló cuántas veces había que hacerlo.
La Iglesia, que exige bajo pecado mortal, comulgar por lo menos una vez al año,
recomienda que se haga diariamente.

36. VISITAS AL SANTÍSIMO
"Durante el día no omitan los fieles el hacer la visita al Santísimo Sacramento, que debe
estar reservado en el sitio más noble, con el máximo honor, en las iglesias conforme a las
leyes litúrgicas; puesto que la visita es prueba de gratitud, signo de amor y deber de
adoración a Cristo Nuestro Señor, allí presente."
PABLO VI,
Mysterium Fidei, núm. 67

37. COMPROMISO DE FIDELIDAD
Una vez al año, proclamamos públicamente:
"Soberano Dios y Señor:
Confiados en tu misericordia, prometemos defender el dogma de la Sagrada Eucaristía y
las prerrogativas de la Virgen María, Madre de Dios, tal como nos enseña el magisterio
de la Iglesia Católica.
Prometemos, además, leal acatamiento y obediencia a cuanto enseñen y manden en el
ejercicio de su Santa Misión Apostólica nuestro padre el Papa y nuestros Obispos en
comunión con la Santa Sede. Creemos, Señor; robustece nuestra fe.
Sálvanos, Señor, para que no perezcamos."
Estatutos, art. 15

38. EN DEFENSA DE LA FAMILIA CRISTIANA
Conscientes de que la familia, por ser la célula de toda sociedad organizada,
está siendo objeto en nuestros días de los más furibundos ataques por parte de
las fuerzas del mal, consideramos conveniente reafirmar ante el mundo de hoy
el concepto cristiano de la familia, del matrimonio y del amor, tal como
recientemente lo proclamó el Concilio Vaticano II.
Si la Eucaristía es el Sacramento del amor de Dios a los hombres, el matrimonio
como Sacramento es la elevación del amor humano a la categoría de signo del
amor recíproco entre Dios y su pueblo.
Si la Eucaristía es el Sacramento del cual y en orden al cual reciben su eficacia
todos los demás, de la Eucaristía habrá de salir la fuerza que garantice la
solidez, consistencia y fecundidad del amor, que, consagrado por el sacramento
del Matrimonio, se realiza plenamente en la familia.
Si la Eucaristía es el banquete que reúne en torno al Padre a todos los miembros
de la gran familia de los hijos de Dios, es razonable que al conjuro del amor a la
Eucaristía, se convoque a los hombres de buena voluntad a una cruzada
pacífica en favor de la familia.

39. SER TESTIGOS Y FERMENTO DE FRATERNIDAD
"Todos se completan en todos, pero sobre todo en Cristo su Cuerpo místico. Nuestras
deficiencias personales se pierden en el conjunto y todo lo nuestro queda sublimado. Tal
es el poder maravilloso de transformación que tiene Cristo cuando estamos en Él. Tal es
el poder de la Asamblea Eucarística. La cual, aun dispersada en el mundo, ha de ser
fermento de fraternidad y de justicia, es decir, de los valores del Reino.
Los convocados en torno al Señor reciben la encomienda de ser sus testigos para
convertirse a su vez en convocadores; es el dinamismo de la experiencia vivida."
Mons. DELICADO BAEZA,
Arzobispo, de Valladolid
Semana de Espiritualidad. Toledo, 1978.

40. VIVIR LA ESPIRITUALIDAD ESPECÍFICA DEL ADORADOR
— Nuestra noche mensual de adoración sólo será válida si es expresión,
consecuencia, reflejo y ofrenda de toda una actividad vital de adoración:
devolver a Dios la vida recibida a lo largo de nuestros días, de nuestras alegrías
o problemas, en cualquier instante o circunstancia.
— Concebida como vigilia, nos invita a una vida entregada al servicio de los
demás, comprometida en las tareas temporales, pero poniendo siempre en ellas
la nota trascendente de vida y esperanza.
El contacto con la Eucaristía nos pide sacrificio, presencia entregada, siempre a
disposición de los demás. Compromiso de hacer presente al Señor haciéndonos
presentes nosotros mismos: Ser en el mundo presencia de Cristo Salvador.
— Contemplando el misterio eucarístico desde la perspectiva de comunión con
Cristo, descubrimos que la caridad, el amor, la comunión exigen de nosotros
mucho más que actos pasajeros o actitudes que comprometen sólo la superficie
de la personalidad: es uno mismo el que tiene que darse como una donación
profunda y habitual.
— Como Obra de Iglesia, nos sentimos responsables con ella de ser para el
mundo signo de amor salvador.

41. VIVIR EL TURNO COMO CÉLULA BASE DE IGLESIA
— Por la fraternidad viva y comunión de bienes entre sus miembros aún fuera
de la Vigilia.
— Por el esfuerzo de integrarse en otras comunidades eclesiales, especialmente
parroquia y Diócesis.
— Por la comunión vital con el Obispo, preocupándose por sus intenciones y
por las de la Iglesia local y universal.
— Por la inyección hacia el mundo:
"La Eucaristía vivida tan intensamente en el silencio de la noche y en comunión íntima
con los hermanos adoradores, las Laudes en las primeras horas de la mañana alabando al
Señor... Todos ellos nos pueden dejar convenientemente preparados para proyectar
nuestra fe en el centro de nuestras ocupaciones profesionales y en nuestra familia hasta
el mes siguiente, en que volvamos a vivir, en el más amplio sentido de la palabra, la
vigilia de nuestro Turno."
Jornadas de Espiritualidad de ANE
"Los fieles deben mantener en sus costumbres y en su vida lo que han recibido
en la celebración eucarística por la fe y el Sacramento. Procurarán, pues, que su
vida discurra con alegría en la fortaleza de ese alimento, participando en la
Muerte y en la Resurrección del Señor. Así..., cada uno sea solicito en hacer
buenas obras..., trabajando para impregnar al mundo del espíritu cristiano y
también constituyéndose en testigo de Cristo, en toda circunstancia y en el
corazón mismo de la convivencia humana."
Eucharisticum Mysterium, núm. 13
Cfr. Gaudium et Spes, núm. 43

42. EXIGENCIA DE RENOVACIÓN CONTINUA
El Adorador, como San Pablo, no piensa nunca haberlo conseguido todo ni ser
ya perfecto (Fil 3, 12s); se cree siempre obligado a una continua renovación.
He aquí unos cuantos puntos clave de esta obligada y necesaria renovación:
— Que nuestra oración personal no sea solitaria, sino solidaria, inserta en toda la
comunidad.
— Que nuestra oración comunitaria, alimentada con la Palabra y con el Pan
compartido, se realice en el testimonio cristiano de nuestras vidas.
— Que la noche no se quede sólo en la noche, sino que invada todo el día y toda
la vida.
— Que nuestra oración no sea solamente "rezar", sino "convertirse"; para que
nuestra expresión salga del interior.
— Que la Adoración no sea sólo un acto que forma una piedad concreta, sino
que esté dentro de todo el misterio eucarístico.
— Que esa lejanía de Dios que nos hace postrarnos ante Él no nos haga olvidar
al Dios cercano, que se ha hecho Hombre, que es nuestro Hermano, que ora al
Padre junto con nosotros y nosotros con El.
— Que el desagravio no se entienda como un sentirnos justos frente a los demás
pecadores, sino solidarios y responsables con las miserias de toda la
humanidad.
— Que la Adoración Nocturna no sea nuestra Obra para nosotros, sino algo
abierto a todos aquellos que quieran adorar al Señor, incorporados o no a ella.
— Que aspiremos a ser como María: eficaces para la salvación, sin
espectacularidad.

43. CAMINAR EN POS DE CRISTO
"La fe no es la contemplación de una verdad abstracta y lejana. La fe es el encuentro con
una persona. Creer es aceptar a Cristo y seguirle. Es interpretar desde su existencia la
nuestra.
Si la fe es seguir a Cristo, la contemplación de la Eucaristía es una interpelación a su
seguimiento.
La Adoración no es preferentemente un rato de sentimiento más o menos fervoroso, sino
una toma de conciencia de nuestro compromiso de caminar en pos de Cristo. Su
existencia sacrificial en el amor nos apremia a hacer de nuestras vidas una réplica de la
suya. Él exige el amor hasta el sacrificio, aun por aquellos que nos odian y persiguen,
como un signo inequívoco y fehaciente ante el mundo de que somos sus discípulos.
La Eucaristía introduce al cristiano en el misterio envolvente del amor de Dios. Si su
contemplación descubre la fidelidad de Dios que salva a pesar de las ingratitudes de los
hombres, impulsa también al mismo tiempo a convertir nuestras vidas en Eucaristía; es
decir, a ser en la familia y en la sociedad fermento de unidad en el amor."
Mons. LUIGI DADAGLIO,
Nuncio Apostólico de Su Santidad
Homilía en la Vigilia del Centenario de la
Adoración Nocturna Española en Zaragoza,
12 octubre 1979

COLOFÓN:
Quiera Dios que este IDEARIO DE LA
ADORACIÓN NOCTURNA
ESPAÑOLA sirva a todos los
Adoradores y Adoradoras de España
como punto de arranque para una
espiritualidad cada día más exigente.