lunes, 28 de septiembre de 2009

CRONICA de la VIGILIA EUCARÍSTICA Y MARIANA CELEBRADA EN ZARAGOZA

Recién llegados de Zaragoza de haber participado en la Vigilia Eucarística y Mariana, preparatoria del Congreso Eucarístico Nacional que se celebrará en mayo de 2010, me dispongo a plasmar las impresiones captadas y las circunstancias vividas en el desplazamiento y participación de los actos.

Cuatro adoradores representamos a nuestro Consejo Diocesano de Sevilla, Bonifacio, Jesús, Rafael y este humilde servidor; hemos compartido gratas vivencias en torno a la celebración que nos unía.

Recorrimos en autobuses de línea unos 1.700 kilómetros, partimos de Sevilla en la amanecida del viernes, pernoctamos en Zaragoza ese día, aprovechando para hacer un breve recorrido por la ciudad, donde comenzamos a saludar a numerosos adoradores.

En la mañana del sábado visitamos la Seo y la Basílica del Pilar, participando en la Eucaristía celebrada en el Altar de Nuestra Señora del Pilar; a sus pies cubriendo el pedestal y a modo de manto, una pañoleta blanca como la púrpura con el formato de nuestras banderas de la Adoración Nocturna Española; en el momento de la Comunión surge la voz clara y entonada de nuestro hermano adorador Jesús con sus cantos Eucarísticos que completó con el de la Salve al finalizar la Misa

Previamente, en la Capilla Sacramental, ante la presencia Real de Jesús Sacramentado, adoramos al Señor, nos parecía estar más cerca porque nos acompañaba su Madre animándonos a orar y a tener un recuerdo muy especial de quienes nos habían confiado sus peticiones y necesidades.

La ciudad se comenzaba a engalanar y nos acogía con gran cariño; las alfombras de la calle Alfonso I, instalación del Altar de la celebración, en la explanada de la Basílica; numerosos Guías informaban del gran acontecimiento que a nivel nacional se celebraba esa tarde noche y el bullir por sus calles de cada vez más adoradores conforme se acercaba la hora del comienzo.

La organización desplegada por el Consejo Diocesano de Zaragoza merece nuestro aplauso por la magnífica labor desarrollada y el empeño de cumplir en alto grado su condición de anfitriones; incluso cabe resaltar el acierto en unir a la difusión del evento una copia espléndida del suplemento nº 7 de la Lámpara del Santuario en la que animaba a participar a los Adoradores en la primera Vigilia Eucarística Adoradora en Zaragoza, aludiendo entre otros motivos al hecho acaecido el 4 de agosto de 1808 en los sitios de Zaragoza en donde un grupo de españoles se vieron sorprendidos en la calle del Arco de Cinegio por una columna francesa que les hizo retroceder desesperadamente en dirección al rio Ebro, arrastrando al mismo Palafox; “en aquellos momentos un sacerdote revestido sale de la Capilla de San Juan y que, elevando la Sagrada Hostia, les reprocha con voz solemne el abandono en que dejaban a su Dios y a su Patria”; a la voz del sacerdote prometiéndole las bendiciones del Cielo en nombre de Dios, vuelven la cara a los franceses y en un combate feroz hacen retroceder a dos columnas invasoras. “ Tal fue el valor que infundio a los sitiados la presencia de la Santísima Eucaristía”

A las veinte horas se inicia la Procesión de las más de 150 Banderas presentes, que previamente al inicio se vieron obligadas a situarse fuera de la Iglesia de San Juan por falta de espacio en la misma. En el cortejo marchamos unidas las Secciones de Sevilla, Lérida y Huesca, fundadas en los años 1883, 1884 y 1885.

Impresionante el cortejo entre el que se hallaban numerosos Tarsicio (llegados muchos desde nuestra querida Sección de Jaén) y la asistencia de personas, que llegan a impedir el paso de la comitiva en dirección a la Basílica para hacer la ofrenda floral ante la Virgen del Pilar; allí nuestro Presidente del Consejo Nacional, Carlos Menduiña dirige a Ella sentidas y emocionadas palabras, en nombre de todos los Adoradores y Adoradoras nocturnos de España; seguidamente el Presidente Archidíocesano, Fernando Rivero agradece a la Virgen su especial ayuda para la celebración que se iba a iniciar.

El espacio habilitado para la celebración Eucarística con capacidad para 2.500 fieles se halla completamente ocupado cuando D. Antonio, Cardenal Cañizares, Prefecto para la Administración de los Sacramentos, acompañado del Sr. Arzobispo de Zaragoza Monseñor Ureña y otros cuatro Obispos y numerosos sacerdotes se dispone a iniciar la solemne Misa de Vigilia, que se inicia tras el rezo de Visperas.

En su homilía, el Sr. Cardenal alude a la grandiosidad del milagro eucarístico por el que Jesús Sacramentado permanece con nosotros hasta su segunda venida; la necesidad de sentirnos siempre los cristianos ante la presencia del Señor; evitando en todo momento el dejar a un lado al Señor, como si no existiese, en todo lo trascendente de la vida, como desgraciadamente viene ocurriendo en nuestra sociedad. Anima a todos a defender la vida de la persona desde su concepción hasta la de su muerte, a mantener un grito vivo en contra del aborto, a dar testimonio de nuestra fe ante la sociedad descreída, a defender la unidad de la familia; alude a la necesidad de la santificación de todos los sacerdotes, “ sin sacerdotes no hay Eucaristía”, solicitando a todos los tengamos muy presentes en nuestras oraciones; recuerda su ordenación sacerdotal y las palabras del obispo al imponerle las manos: “ Antonio merece ser sacerdote si vas a ser Santo “. Recomienda vuelva a todos los puntos de España la Adoración permanente a Jesús Sacramentado. Al finalizar su homilía hubo quien no pudo contener el respetuoso aplauso de adhesión a la misma; aplauso que resurgió de entre los fieles asistentes a la Procesión posterior.

El Órgano Coral de la ciudad acompañó durante la Misa y la Procesión celebrada a continuación con magníficos cantos de alabanza al Señor.

En el frente de la plaza, próxima al Altar se hallaba la bella carroza de plata, magníficamente adornada con flores y luces aguardando la Custodia en la que Jesús Eucarístico allí presente y en palabras del Doctor Angélico “ tal como le contemplaremos en el Cielo “, va a recorrer un camino, corto para los esplendores acontecidos por los fieles que contemplaban su paso y se unían a la Procesión con lanzamiento de pétalos de rosas, hasta la plaza de España, en la que un altar dispuesto al efecto, Bendecía a la ciudad sus habitantes presentes y Adoradores. Durante toda la Procesión se rezó el Santo Rosario.

Previamente a la Bendición del Santísimo se hizo una ofrenda de una corona floral en recuerdo de los Mártires por la Religión y la Patria, por parte de nuestro Presidente nacional.

Allí en la Plaza de España un Carillón entonaba cantos eucarísticos cuyo bello sonido metalizado, fino, armónico trasladaba nuestros sentidos hacía los angelicales celestes.

La concurrencia a la Procesión fue tan numerosa que hubo de abrirse paso a la Banda de Música de Zaragoza de entre los asistentes para que la Música entonada llegase al Señor, como recomiendan los Salmos. La partitura “ Corpus Cristi “ que sonó a la vuelta por la calle Alfonso I, me trasladó en aquellos momentos a mi Sevilla eucarística y cofrade, a mi familia y en especial a los más pequeños, mis nietos que tanto disfrutan con estos sones.

Fue tal la fluencia de público que la Procesión se retrasó en la llegada de S.D.M. al Altar Mayor de la Catedral en 45 minutos.

Aguardando las 2,45 horas del domingo para iniciar el regreso, allí en la fabulosa estación de viajeros, por carretera o caminos de hierro, meditábamos la oración de presentación de adoradores y dábamos gracias al Señor por los dones recibidos para vivir y disfrutar una Vigilia que quedará en nuestra memoria durante mucho tiempo y a María Santísima del Pilar, Patrona de todos los españoles que ha vivido con nosotros, como Madre este feliz acontecimiento, y que hará llegar a su Hijo, recordando este encuentro todas las peticiones hechas en pos de nuestra familia Adoradora de la Diócesis de Sevilla.