ZS10082705 - 27-08-2010
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Evangelio del domingo: Observador de apariencias
Por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm
OVIEDO, viernes, 27 de agosto de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario al Evangelio del próximo domingo, 29 de agosto, XXII del tiempo ordinario (Lucas 14, 1.7-14), redactado por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo, administrador apostólico de Huesca y de Jaca.
* * *
No sólo se fijaba en los lirios del campo, en los pájaros del cielo, sino que también Jesús era un profundo observador de la conducta humana: los niños sencillos y sin doblez, las viudas que dan todo lo que tienen, los pecadores que en el fondo tienen un corazón abierto al perdón y al arrepentimiento... y también se fijará el Señor en los aparentes, en los que van por la vida de reclamo y de etiqueta.
Estaba invitado en casa de uno de los fariseos un sábado. Tanto Él como los demás, todos se observaban mutuamente en aquél convite. ¿Qué vio Jesús? Que la gente se apuntaba a los primeros puestos, para salir en la foto de sociedad del lugar, para estar en la boca de los otros y sentirse en la pasarela del influjo y del renombre.
Jesús hablará siempre de la verdad, y por la verdad morirá, y de la verdad se autodefinirá. Jamás de la apariencia. Porque la apariencia es siempre una mentira, más o menos camuflada, más o menos fomentada y querida. Ser lo que en el fondo no se es, dar el pego y el camelo, aparecer tras el truco y la careta, jugar al eterno carnaval. Una persona así, que vive la vida desde su disfraz particular (importa poco que tal disfraz sea ideológico, cultural, económico... o incluso religioso), es una persona vendida a sí mismo, a sus pretensiones; una persona esclava de sus propias cadenas, y por eso inhábil para la libertad y para la sencillez.
«Cuando os inviten a una boda -decía el Maestro-, no busques el primer puesto» (Lc 14,8). No sólo por el soponcio que puede suponer después el que el acomodador te saque de tu podium, y te devuelva a tu cruda realidad, sino porque quien tiene pretensiones indebidas, quien va de "trepa" y de capta-portadas, es difícil que comprenda su dignidad, y la de los demás, cuando tan ocupado anda en su apariencia.
San Francisco lo dirá con su proverbial sencillez: «Somos lo que somos ante Dios, y nada más» (Admonición 19). Sólo quien ha experimentado la libertad de ser y de querer ser lo que somos ante los ojos de Dios, sólo ése puede entender a Jesús. Son los ojos del Señor los que nos guían en la senda verdadera, los que nos mueven a reemprender el camino siempre que nos cansamos de andar, los que nos desvían cuando se tuercen nuestros pasos, los que se hacen luz y gracia para caminar. Los ojos de los demás tantas veces ven poco, o ven mal, turbiamente quizás. Los ojos de Dios, no engañan nunca, no humillan nunca, alumbran sin deslumbrar. Feliz el que vive así, sencillamente, porque experimentará lo que es vivir en la paz, en la libertad, sin ansias devoradoras, sin poses hipócritas, sin trucos ficticios... siendo ante uno mismo y ante los otros, lo que somos ante Dios.
sábado, 28 de agosto de 2010
viernes, 27 de agosto de 2010
DESPLAZAMIENTO A SANTIAGO DE COMPOSTELA
Con el deseo de participar en la Vigilia Extraordinaria de A.N.E. a celebrar en la Catedral de Santiago de Compostela con motivo de la celebración del Año Santo Compostelano el próximo 9 de octubre, a las 21 horas en que comenzará la Procesión de Banderas, y para facilitar el desplazamiento de cuántos Adoradores y fieles quieran acompañarnos, detallamos a continuación el programa de viaje que nos ha confeccionado COSTA TRAVEL VIAJES:
REF: 2060 GRP. ADULTOS X 50 PAX
Día 01
8 de OCTUBRE - Salida 8 horas, lugar calle Muñoz León,6, Sede de la Adoración Nocturna de Sevilla. Almuerzo en ruta
Alojamiento en Zamora. Media Pensión.
Se procurará visitar en la Catedral de Zamora la tumba de nuestro fundador LUIS DE TRELLES.
Día 02
9 de OCTUBRE.a las 9,00 horas salida hacía Santiago Compostela en donde almorzaremos.
Alojamiento en Rías Bajas. Media Pensión
a las 19 horas retorno a Santiago de Compostela, para participar a las 21 horas en la Procesión de Banderas, a la que seguirá la celebración de la Eucaristía y Vigilia Extraordinaria con Procesión Claustral entre las Naves de la Catedral a su finalización bendición de Peregrinos con el Butafumeiro.
Día 03
10 de OCTUBRE.
a las 10 horas inicio de regrero, que se realizará a través de Portugal.
Almuerzo en la ciudad de COIMBRA
Regreso hasta Sevilla. Fin del viaje
Precio neto por pax en habitación doble: 190 €
Suplemento individual: 50 €
Incluye:
- Bus durante todo el recorrido.
- Hotel 3***
- Régimen de Pensión Completa según itinerario.
- Agua y vino en las comidas.
- Seguro de viaje.
No Incluye:
- Guía acompañante.
- Guías locales ni entradas a monumentos ni espectáculos no especificados.
- Extras en los hoteles y restaurantes tales como bebidas, cafés, llamadas telefónicas, etc.
- En general, cualquier servicio no especificado en el apartado anterior.
-----------------------------
RESERVAS de PLAZAS
Pueden reservar las plazas para el viaje mediante comunicación a través del correo: cayetanomedinas@gmail.com o al teléfono 607 278 673; se les informará sobre los trámites de pago.
Se harán las reservas por riguroso orden de petición, hasta alcanzar las 50 plazas; fecha límite hasta el próximo 15 de septiembre.
------------------------------
Una recomendación, un objetivo: ¡ EL 9 de OCTUBRE ESTAMOS CONVOCADAS TODAS LAS SECCIONES DIOCESANAS DE SEVILLA A SANTIAGO DE COMPOSTELA ¡
REF: 2060 GRP. ADULTOS X 50 PAX
Día 01
8 de OCTUBRE - Salida 8 horas, lugar calle Muñoz León,6, Sede de la Adoración Nocturna de Sevilla. Almuerzo en ruta
Alojamiento en Zamora. Media Pensión.
Se procurará visitar en la Catedral de Zamora la tumba de nuestro fundador LUIS DE TRELLES.
Día 02
9 de OCTUBRE.a las 9,00 horas salida hacía Santiago Compostela en donde almorzaremos.
Alojamiento en Rías Bajas. Media Pensión
a las 19 horas retorno a Santiago de Compostela, para participar a las 21 horas en la Procesión de Banderas, a la que seguirá la celebración de la Eucaristía y Vigilia Extraordinaria con Procesión Claustral entre las Naves de la Catedral a su finalización bendición de Peregrinos con el Butafumeiro.
Día 03
10 de OCTUBRE.
a las 10 horas inicio de regrero, que se realizará a través de Portugal.
Almuerzo en la ciudad de COIMBRA
Regreso hasta Sevilla. Fin del viaje
Precio neto por pax en habitación doble: 190 €
Suplemento individual: 50 €
Incluye:
- Bus durante todo el recorrido.
- Hotel 3***
- Régimen de Pensión Completa según itinerario.
- Agua y vino en las comidas.
- Seguro de viaje.
No Incluye:
- Guía acompañante.
- Guías locales ni entradas a monumentos ni espectáculos no especificados.
- Extras en los hoteles y restaurantes tales como bebidas, cafés, llamadas telefónicas, etc.
- En general, cualquier servicio no especificado en el apartado anterior.
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RESERVAS de PLAZAS
Pueden reservar las plazas para el viaje mediante comunicación a través del correo: cayetanomedinas@gmail.com o al teléfono 607 278 673; se les informará sobre los trámites de pago.
Se harán las reservas por riguroso orden de petición, hasta alcanzar las 50 plazas; fecha límite hasta el próximo 15 de septiembre.
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Una recomendación, un objetivo: ¡ EL 9 de OCTUBRE ESTAMOS CONVOCADAS TODAS LAS SECCIONES DIOCESANAS DE SEVILLA A SANTIAGO DE COMPOSTELA ¡
martes, 24 de agosto de 2010
EXAMEN DE CONCIENCIA
Examen de Conciencia:
Es el paso necesario antes de Confesarse, seria interesante y beneficioso hacerlo día a día, incluso antes de dormir. He recopilado una Guía Ayuda, para realizarlo.
*¿Cuando rezo, doy gracias a Dios, le alabo, le pido perdón, le pido fuerzas para amar ?.
*¿Procuro vivir austeramente, controlando mis gastos, en todas las actividades de mi vida?
*¿Cuál es mi actitud ante el mal? . No hay nada que hacer. ¿ O sigo a Jesucristo que cargó con esperanza su Cruz?
*¿En mi oración, tengo presente a las personas que trato, y los problemas que viven?
*¿Soy comprensivo, paciente? ¿ Ayudo a los demás a cambiar?
*¿Reconozco mi pecado de orgullo, de creerme superior a los demás?
*¿Pido perdón por la mediocridad de mi fe y mi amor al prójimo?
*¿Voy al Sacramento de la Penitencia con deseo de purificación, o por cumplir con las normas?
*¿Tengo tanta preocupación por los bienes materiales que dejo a Dios en segundo plano?
*¿ He soportado con paciencia los dolores y contrariedades que Dios permite para mi?
*¿Cómo he usado mi tiempo, mis fuerzas,...los dones que Dios me ha dado?
*¿Me comporto como cristiano en mi vida publica y privada?
*¿Soy causa de pecado para alguien?
*¿Debo de reconciliarme con alguien y no lo he hecho?
*¿Ofendo a Dios con juramentos o usando su nombre sin respeto?
*¿He deseado mal a alguna persona?
*¿Participo con atención y devoción en la Santa Misa?
*¿Me confieso frecuentemente o considero que no tengo pecados?
*¿He ayudado a mis mayores en sus necesidades espirituales y temporales?
*¿Me he preocupado de educar cristianamente a mis hijos?
*¿He dicho o hecho cosas que ofenden al prójimo, o causan daño al honor o bienes de otros?
*¿Me he puesto en ocasión de cometer actos impuros?
*¿He leído libros inadecuados, mirando revistas, películas u otro tipo de material pornográfico?
*¿He malgastado mis bienes, o derrochado dinero en cosas inútiles?
*¿Desperdicio el tiempo en el trabajo, en la escuela o en la casa?
*¿Busco compartir lo que tengo con los necesitados?
*¿He sido fiel a la verdad?
*¿Soy critico, negativo, o falto de caridad en mis pensamientos de los demás?
*¿He perjudicado a alguien con mentiras, calumnias, o violación de algún secreto?
*¿Rezo inmediatamente para desvanecer pensamientos y deseos impuros o tentaciones?
*¿Soy ambicioso y tengo deseos exagerados de poseer bienes materiales?
*¿Soy egoísta? ¿Hago las cosas para quedar bien?
*¿Reconozco mis errores y pido perdón?
*¿Verdaderamente atribuyo toda la Gloria a Dios?
*¿Sacrifico tiempo y dinero en servicio de los demás y de mi fe?
*¿Soy intransigente e intolerante? ¿Impaciente e iracundo?
*¿Envidio los bienes o cualidades de los demás?
*¿Soy rápido en servir aún cuando no tenga ganas?
· Padre nuestro que……….
POESIA A LA CONCIENCIA
Conciencia nunca dormida
Mudo y pertinaz testigo
Que no dejas sin castigo
Ningún crimen de la vida
El hombre calla,
El mundo olvida
Mas …¿Quién sacude tu yugo?
Al Sumo Hacedor le plugo
Que, a solas con el pecado
Fueses tú, para el culpado
Delator, juez y verdugo.
Ricardo Nieto Sánchez
Es el paso necesario antes de Confesarse, seria interesante y beneficioso hacerlo día a día, incluso antes de dormir. He recopilado una Guía Ayuda, para realizarlo.
*¿Cuando rezo, doy gracias a Dios, le alabo, le pido perdón, le pido fuerzas para amar ?.
*¿Procuro vivir austeramente, controlando mis gastos, en todas las actividades de mi vida?
*¿Cuál es mi actitud ante el mal? . No hay nada que hacer. ¿ O sigo a Jesucristo que cargó con esperanza su Cruz?
*¿En mi oración, tengo presente a las personas que trato, y los problemas que viven?
*¿Soy comprensivo, paciente? ¿ Ayudo a los demás a cambiar?
*¿Reconozco mi pecado de orgullo, de creerme superior a los demás?
*¿Pido perdón por la mediocridad de mi fe y mi amor al prójimo?
*¿Voy al Sacramento de la Penitencia con deseo de purificación, o por cumplir con las normas?
*¿Tengo tanta preocupación por los bienes materiales que dejo a Dios en segundo plano?
*¿ He soportado con paciencia los dolores y contrariedades que Dios permite para mi?
*¿Cómo he usado mi tiempo, mis fuerzas,...los dones que Dios me ha dado?
*¿Me comporto como cristiano en mi vida publica y privada?
*¿Soy causa de pecado para alguien?
*¿Debo de reconciliarme con alguien y no lo he hecho?
*¿Ofendo a Dios con juramentos o usando su nombre sin respeto?
*¿He deseado mal a alguna persona?
*¿Participo con atención y devoción en la Santa Misa?
*¿Me confieso frecuentemente o considero que no tengo pecados?
*¿He ayudado a mis mayores en sus necesidades espirituales y temporales?
*¿Me he preocupado de educar cristianamente a mis hijos?
*¿He dicho o hecho cosas que ofenden al prójimo, o causan daño al honor o bienes de otros?
*¿Me he puesto en ocasión de cometer actos impuros?
*¿He leído libros inadecuados, mirando revistas, películas u otro tipo de material pornográfico?
*¿He malgastado mis bienes, o derrochado dinero en cosas inútiles?
*¿Desperdicio el tiempo en el trabajo, en la escuela o en la casa?
*¿Busco compartir lo que tengo con los necesitados?
*¿He sido fiel a la verdad?
*¿Soy critico, negativo, o falto de caridad en mis pensamientos de los demás?
*¿He perjudicado a alguien con mentiras, calumnias, o violación de algún secreto?
*¿Rezo inmediatamente para desvanecer pensamientos y deseos impuros o tentaciones?
*¿Soy ambicioso y tengo deseos exagerados de poseer bienes materiales?
*¿Soy egoísta? ¿Hago las cosas para quedar bien?
*¿Reconozco mis errores y pido perdón?
*¿Verdaderamente atribuyo toda la Gloria a Dios?
*¿Sacrifico tiempo y dinero en servicio de los demás y de mi fe?
*¿Soy intransigente e intolerante? ¿Impaciente e iracundo?
*¿Envidio los bienes o cualidades de los demás?
*¿Soy rápido en servir aún cuando no tenga ganas?
· Padre nuestro que……….
POESIA A LA CONCIENCIA
Conciencia nunca dormida
Mudo y pertinaz testigo
Que no dejas sin castigo
Ningún crimen de la vida
El hombre calla,
El mundo olvida
Mas …¿Quién sacude tu yugo?
Al Sumo Hacedor le plugo
Que, a solas con el pecado
Fueses tú, para el culpado
Delator, juez y verdugo.
Ricardo Nieto Sánchez
10 REFLEXIONES PARA ORAR
RICARDO NIETO, Adorador nocturno del Turno 3º de la Sección de Sevilla, desea compartir con nosotros reflexiones tomadas de diversas fuentes y que nos pueden servir a todos; sus apuntes sirvan para aprobar nuestro "examén"
Aprender a orar en 10 pasos
1.- Comienza por saber escuchar. El Cielo emite noche y día.
2.- No ores para que Dios realice tus planes, sino para que tú interpretes los planes de Dios.
3.- Pero no olvides que la fuerza de tu debilidad es la oración. Cristo dijo: "Pedid y recibiréis"
4.- El pedir tiene su técnica. Hazlo atento, humilde, confiado, insistente y unido a Cristo.
5.- ¿No sabes qué decirle a Dios? Háblale de vuestros mutuos intereses. Muchas veces. Y a solas.
6.-No conviertas tu oración en un monólogo, harías a Dios autor de tus propios pensamientos.
7.- Cuando ores no seas ni engreído, ni demasiado humilde. Con Dios no valen trucos. Sé cual eres.
8.-¿Y las distracciones involuntarias? Descuida. Dios, y el sol, broncean con solo ponerse delante.
9.- Si alguna vez piensas que cuando hablas a Dios Él no te responde..., lee la Biblia.
10.- No hables nunca de "ratos de oración"; ten "vida de oración".
Aprender a orar en 10 pasos
1.- Comienza por saber escuchar. El Cielo emite noche y día.
2.- No ores para que Dios realice tus planes, sino para que tú interpretes los planes de Dios.
3.- Pero no olvides que la fuerza de tu debilidad es la oración. Cristo dijo: "Pedid y recibiréis"
4.- El pedir tiene su técnica. Hazlo atento, humilde, confiado, insistente y unido a Cristo.
5.- ¿No sabes qué decirle a Dios? Háblale de vuestros mutuos intereses. Muchas veces. Y a solas.
6.-No conviertas tu oración en un monólogo, harías a Dios autor de tus propios pensamientos.
7.- Cuando ores no seas ni engreído, ni demasiado humilde. Con Dios no valen trucos. Sé cual eres.
8.-¿Y las distracciones involuntarias? Descuida. Dios, y el sol, broncean con solo ponerse delante.
9.- Si alguna vez piensas que cuando hablas a Dios Él no te responde..., lee la Biblia.
10.- No hables nunca de "ratos de oración"; ten "vida de oración".
domingo, 22 de agosto de 2010
TEMA DE REFLEXION para nuestras VIGILIAS en el mes de SEPTIEMBRE
ENCUENTROS CON CRISTO EUCARISTÍA
Septiembre de 2010.
II.- La Santa Misa.- Un solo acto de culto
Después de haber señalado que la Eucaristía es una acción de Cristo, en la que Él mismo nos invita a participar; hemos de considerar ahora como se realiza esa acción. O sea, cómo se lleva a cabo la celebración litúrgica.
¿Qué significa Liturgia? “En la tradición cristiana la palabra “Liturgia” significa que el Pueblo de Dios toma parte en la “obra de Dios”. Por la liturgia, Cristo nuestro Redentor y Sumo Sacerdote, continúa en su Iglesia, con ella y por ella, la obra de nuestra redención” (cfr. Catecismo, n 1069).
Esta “obra de Dios” que es la liturgia, la lleva a cabo la Iglesia en la celebración de los Sacramentos, en la Evangelización. Y al participar en la liturgia, en la “obra de Dios”, el cristiano se une a Dios, en su Hijo Jesucristo.
¿Cómo se desarrolla la acción litúrgica en la Misa?
“La liturgia de la Eucaristía se desarrolla conforme a una estructura fundamental que se ha conservado a través de los siglos hasta nosotros. Comprende dos grandes momentos que forman una unidad básica:
-la reunión, la liturgia de la Palabra, con las lecturas, la homilía y la oración universal;
-la liturgia eucarística, con la presentación del pan y del vino, la acción de gracias consecratoria y la comunión.
La Liturgia de la Palabra y liturgia eucarística constituyen juntas “un solo acto de culto”; en efecto, la mesa preparada para nosotros en la Eucaristía es a la vez la de la Palabra de Dios y la del Cuerpo del Señor” (n. 1346).
“Un solo acto de culto”, y dos grandes momentos: “liturgia de la Palabra”; “liturgia eucarística”.
En el primer momento –“liturgia de la Palabra”- oímos palabras que, inspiradas por el Espíritu Santo, han quedado escritas para siempre en los libros sagrados del Antiguo y del Nuevo Testamento.
Esas palabras son un testimonio vivo de la acción de Dios en la historia de los hombres; acción que comenzó con la creación de nuestros primeros padres y seguirá hasta el final de la presencia del hombre sobre la tierra.
Las lecturas del Antiguo Testamento narran las actuaciones de Dios con el pueblo escogido de Israel, que debía mantener la fe en Dios Uno hasta la llegada del Hijo de Dios, Cristo, el Mesías, que nos iba a revelar a Dios Uno y Trino.
Los textos del Nuevo Testamento son de dos tipos: los que narran los hechos y dichos del mismo Jesucristo, Dios y hombre verdadero, que vive, trabaja, come, sufre con los discípulos, y que se leen en el Evangelio; y las enseñanzas de los apóstoles, que se leen en las Lecturas.
El sacerdote predica la homilía, para facilitar a los fieles la comprensión del misterio que se está celebrando, y a la vez, el sentido de las palabras de los textos sagrados que se acaban de leer.
Y termina la Liturgia de la Palabra con la manifestación de la Fe, que es el recital del Credo, y la Oración de los Fieles. Confesión de Fe y oración en comunión de los santos, que expresan esa unidad de corazón y de alma, que vivieron en su momento los primeros cristianos, y que hemos de mantener viva dentro de la Iglesia, todos los cristianos hasta el fin de los tiempos.
* * * * * *
Cuestionario.-
-¿Escuchamos las palabras de las Lecturas y del Evangelio como lo que verdaderamente son, como palabras de Dios?
-¿Renovamos personalmente nuestra fe, al recitar el Credo con todos los fieles que viven con nosotros la Eucaristía?
-Al rezar la oración de los fieles, y elevar nuestras peticiones a Dios, ¿nos acordamos de rogar especialmente por las intenciones del Santo Padre?
Septiembre de 2010.
II.- La Santa Misa.- Un solo acto de culto
Después de haber señalado que la Eucaristía es una acción de Cristo, en la que Él mismo nos invita a participar; hemos de considerar ahora como se realiza esa acción. O sea, cómo se lleva a cabo la celebración litúrgica.
¿Qué significa Liturgia? “En la tradición cristiana la palabra “Liturgia” significa que el Pueblo de Dios toma parte en la “obra de Dios”. Por la liturgia, Cristo nuestro Redentor y Sumo Sacerdote, continúa en su Iglesia, con ella y por ella, la obra de nuestra redención” (cfr. Catecismo, n 1069).
Esta “obra de Dios” que es la liturgia, la lleva a cabo la Iglesia en la celebración de los Sacramentos, en la Evangelización. Y al participar en la liturgia, en la “obra de Dios”, el cristiano se une a Dios, en su Hijo Jesucristo.
¿Cómo se desarrolla la acción litúrgica en la Misa?
“La liturgia de la Eucaristía se desarrolla conforme a una estructura fundamental que se ha conservado a través de los siglos hasta nosotros. Comprende dos grandes momentos que forman una unidad básica:
-la reunión, la liturgia de la Palabra, con las lecturas, la homilía y la oración universal;
-la liturgia eucarística, con la presentación del pan y del vino, la acción de gracias consecratoria y la comunión.
La Liturgia de la Palabra y liturgia eucarística constituyen juntas “un solo acto de culto”; en efecto, la mesa preparada para nosotros en la Eucaristía es a la vez la de la Palabra de Dios y la del Cuerpo del Señor” (n. 1346).
“Un solo acto de culto”, y dos grandes momentos: “liturgia de la Palabra”; “liturgia eucarística”.
En el primer momento –“liturgia de la Palabra”- oímos palabras que, inspiradas por el Espíritu Santo, han quedado escritas para siempre en los libros sagrados del Antiguo y del Nuevo Testamento.
Esas palabras son un testimonio vivo de la acción de Dios en la historia de los hombres; acción que comenzó con la creación de nuestros primeros padres y seguirá hasta el final de la presencia del hombre sobre la tierra.
Las lecturas del Antiguo Testamento narran las actuaciones de Dios con el pueblo escogido de Israel, que debía mantener la fe en Dios Uno hasta la llegada del Hijo de Dios, Cristo, el Mesías, que nos iba a revelar a Dios Uno y Trino.
Los textos del Nuevo Testamento son de dos tipos: los que narran los hechos y dichos del mismo Jesucristo, Dios y hombre verdadero, que vive, trabaja, come, sufre con los discípulos, y que se leen en el Evangelio; y las enseñanzas de los apóstoles, que se leen en las Lecturas.
El sacerdote predica la homilía, para facilitar a los fieles la comprensión del misterio que se está celebrando, y a la vez, el sentido de las palabras de los textos sagrados que se acaban de leer.
Y termina la Liturgia de la Palabra con la manifestación de la Fe, que es el recital del Credo, y la Oración de los Fieles. Confesión de Fe y oración en comunión de los santos, que expresan esa unidad de corazón y de alma, que vivieron en su momento los primeros cristianos, y que hemos de mantener viva dentro de la Iglesia, todos los cristianos hasta el fin de los tiempos.
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Cuestionario.-
-¿Escuchamos las palabras de las Lecturas y del Evangelio como lo que verdaderamente son, como palabras de Dios?
-¿Renovamos personalmente nuestra fe, al recitar el Credo con todos los fieles que viven con nosotros la Eucaristía?
-Al rezar la oración de los fieles, y elevar nuestras peticiones a Dios, ¿nos acordamos de rogar especialmente por las intenciones del Santo Padre?
CARTA PASTORAL DE NUESTRO ARZOBISPO en el nuevo COMIENZO DE CURSO
ANTE EL NUEVO CURSO PASTORAL
PRIORIDADES Y ACENTOS
Queridos hermanos y hermanas:
Inicio mi carta pastoral de comienzo de curso saludando cordial y fraternalmente a los sacerdotes, consagrados, seminaristas y laicos de la Archidiócesis. A todos os deseo que hayáis podido descansar unos días para tomar fuerzas para el nuevo camino que se abre ante nuestros pies y reemprender así con ilusión renovada nuestras tareas apostólicas y evangelizadoras. Comenzamos un nuevo año pastoral que el Señor nos ofrece como don para continuar escribiendo con nosotros una historia de amor y de salvación. Nos ponemos en camino con gozo y esperanza, con nuestra confianza puesta en el Señor, que es quien, por medio de su Espíritu, “obra en nosotros el querer y el obrar según su beneplácito” (Flp 2,13).
Comenzaremos este nuevo año de gracia con la solemne Beatificación de la Sierva de Dios, Madre María de la Purísima, que tendrá lugar el próximo 18 de septiembre, y que va constituir para todos un elocuente recordatorio de que nuestro principalísimo quehacer en el nuevo curso es aspirar con todas nuestras fuerzas a la santidad. Después, también en el mes de septiembre, tendrán lugar las elecciones al Consejo del Presbiterio, órgano que ayuda al Arzobispo en el gobierno pastoral de nuestra Iglesia diocesana, y que se constituirá en los primeros días de octubre. En este curso iremos dando los pasos oportunos para la apertura del Seminario Menor en septiembre de 2011, en el que tantas esperazas tengo depositadas y para el que solicito humildemente la colaboración de todos, muy especialmente de los sacerdotes, padres, educadores, profesores de Religión y catequistas. Todos habremos de emplearnos a fondo también en la preparación de la participación de nuestros jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar en Madrid en el mes de agosto, de la que tantos bienes sobrenaturales y apostólicos cabe esperar.
Pero, sobre todo, en la pastoral ordinaria, deberemos seguir esforzándonos en la aplicación del Plan Pastoral Diocesano, sobre el que ya hemos venido trabajando en el curso pasado, todo él centrado en “La Parroquia, casa de la familia cristiana”, la concreción más pequeña de la Iglesia, es decir la Iglesia de Dios junto a las casas de sus hijos para brindarles los dones de la salvación. En los últimos meses las Delegaciones Diocesanas y algunos arciprestazgos han ido proponiendo lo que podrían ser las prioridades pastorales para el nuevo curso. Son tres y las hago mías con entusiasmo.
1. La primera prioridad tiene como título “La parroquia, casa de los jóvenes”, y su meta es la potenciación de la pastoral juvenil en cada una de nuestras parroquias, coincidiendo con la Jornada Mundial de la Juventud ya mencionada. El objetivo último debería ser que en todas y cada una de las parroquias de nuestra Archidiócesis, eficazmente coordinadas por la Delegación Diocesana, se articule una pastoral juvenil seria, consistente, que busque la formación de nuestros jóvenes y su encuentro con Jesucristo y con la Iglesia. Sobre todo ello escribiré con algún detenimiento en la hoja diocesana en una próxima carta semanal.
2. La segunda prioridad lleva como título “La parroquia, ámbito privilegiado para la formación de adultos”. Todos hemos de ser conscientes de que hoy más que nunca necesitamos laicos bien formados, que puedan dar razón de su fe y de su esperanza. En ese sentido, hay que seguir apoyando a las Delegaciones de Apostolado Seglar y de Hermandades y Cofradías, que están haciendo un esfuerzo notable por implantar el Itinerario de formación cristiana para adultos de la Conferencia Episcopal Española, un instrumento muy válido para potenciar la formación doctrinal de nuestros laicos.
3. La tercera prioridad se titula “La parroquia hogar de caridad y fraternidad”. El curso pastoral que ahora iniciamos va a seguir estando marcado, por desgracia, por la crisis económica. Por ello, me detengo con alguna extensión en este punto. Los técnicos y voluntarios de Caritas Diocesana y de las Caritas parroquiales, los sacerdotes, los religiosos que mantienen infinidad de obras sociales y caritativas, y los responsables de las Hermandades y Cofradías habéis conocido el dolor, la desesperanza y los sufrimientos de los pobres, los parados, los inmigrantes, los sin techo, y de cientos de familias que sufren las consecuencias de lo algunos han dado en llamar una verdadera emergencia social. Más de uno me habéis confesado vuestros sentimientos de frustración e impotencia al no poder dar respuesta a tantas situaciones de dolor por la limitación de los recursos. La crisis está provocando el deterioro del tejido industrial, de la agricultura y del comercio en toda España y, también en nuestra provincia. Son muchos los que han visto empeorar sus condiciones laborales, los que han perdido el empleo e, incluso su casa, al no poder satisfacer los plazos de la hipoteca. Son muchos los trabajadores autónomos y empresarios que encuentran serias dificultades para sacar adelante sus negocios familiares o sus pequeñas o medianas empresas.
La crisis económica está provocando una gran crisis social. Cada vez es más sombrío el futuro de los inmigrantes, de los jóvenes y de miles de matrimonios y familias. La crisis, de alcance mundial, ha sacudido los pilares de un sistema económico y financiero que parecía inconmovible y que ofrecía aparentemente todo lo que el hombre del primer mundo necesitaba para alcanzar su felicidad. Se han hecho muchas valoraciones de lo sucedido, algunas más superficiales, otras más profundas. Mientras que algunos consideran que todo se solucionará con medidas técnicas capaces de alumbrar un nuevo orden financiero internacional, la Iglesia ha llamado la atención sobre las raíces éticas de la crisis, que están reclamando la floración de una nueva cultura de la solidaridad y de la participación responsable en la construcción del futuro de nuestro planeta.
Se ha dicho que existe una responsabilidad moral de los políticos, gobernantes y profesionales de las finanzas. En realidad, la crisis nos interpela a todos. Todos hemos de preguntarnos en qué medida somos responsables de lo sucedido por haber convertido el consumismo frenético y el bienestar individualista en el valor supremo, en un ídolo en definitiva, viviendo muchas veces por encima de nuestras posibilidades. Urge, pues, recuperar un estilo de vida personal más austero y solidario. Urge además impulsar un nuevo orden económico mundial al servicio de cada hombre o mujer y de todos los hombres y mujeres, respetuoso al mismo tiempo con la creación, don de Dios. Urge que las comunidades cristianas conozcan en profundidad la Doctrina Social de la Iglesia y que en las sesiones de formación de nuestros grupos y movimientos apostólicos se estudie con seriedad la encíclica Caritas in veritate del Santo Padre Benedicto XVI. Este precioso documento pontificio nos servirá de aliento para trabajar conjuntamente y salir al paso de las necesidades de tantos hermanos nuestros que están sufriendo en primera persona las consecuencias de la crisis. En este sentido, invito a todas las comunidades cristianas de la Archidiócesis, a Caritas Diocesana y a las Caritas parroquiales, a hacer todos los esfuerzos que estén a nuestro alcance para que ningún necesitado que acude a nosotros se sienta defraudado y para que nuestras parroquias sean verdaderos hogares de caridad.
4. A estas tres prioridades, me parece necesario añadir una cuarta, que podría llevar como titulo: La parroquia, mesa en la que compartimos el pan de la Palabra y el Pan de la Eucaristía. En el texto del Plan Pastoral Diocesano se cita expresamente un fragmento del discurso de Benedicto XVI a la Asamblea del Consilium de laicis de octubre de 2006, en el que el Papa afirma que “la parroquia… crece en el entendimiento y en la cohesión fraterna si ora incesantemente, si permanece a la escucha de la palabra de Dios y, sobre todo, si participa con fe en la celebración de la Eucaristía, presidida por el sacerdote. En este sentido, escribía el amado Juan Pablo II en su última encíclica Ecclesia de Eucaristía: La parroquia es una comunidad de bautizados que expresan y confirman su identidad principalmente por la celebración del sacrificio eucarístico”. Así es realidad. Sin la fuerza vivificadora que nos brinda la Eucaristía, ni la pastoral juvenil, ni los proyectos de formación de adultos, ni nuestra cercanía eficaz a los más pobres podrán subsistir por mucho tiempo. Por ello, propongo trabajar también este aspecto decisivo en la vida de nuestras comunidades.
La vida de la Iglesia y de sus miembros va creciendo gracias al alimento que, como sarmientos, recibimos de la vid que es Cristo (Jn 15,1-10). La experiencia y el hecho cristiano parten de la experiencia del conocimiento del amor de Dios que se ha manifestado en Cristo Jesús: «como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor» (Jn 15,9). Pero para tener un encuentro personal que llene nuestro corazón plenamente y lo transforme según el modelo de Cristo, es necesario encontrarnos con Él y con su amor allí donde Él ha querido quedarse. No es posible ser cristiano sin Cristo; no se puede ser auténticamente discípulo de Cristo, y dar los frutos que cabe esperar de un discípulo, sin vincularnos personalmente con el Señor resucitado, a través del sacramento que Él mismo ha instituido para estar con nosotros hasta el final de los tiempos. A la celebración eucarística llevamos nuestras vidas y de ella salimos para cumplir cristianamente nuestras tareas, anhelos y proyectos, para compartir y testimoniar nuestra fe y para dar a conocer a todos el amor del Señor, especialmente a través de nuestro amor y caridad con los más pobres y necesitados. Todos estamos convocados a vivir de la manera más consciente y plena el encuentro con Cristo en la Eucaristía, cumpliendo su más ardiente deseo: “permaneced en mi amor” (Jn 15, 9).
En la carta apostólica Mane nobiscum Domine, nos invitaba el Papa Juan Pablo II a fortalecer nuestra fe y nuestro amor al sacramento que es el centro de la vida eclesial, y a vivir, en suma, una espiritualidad profundamente eucarística, tomando “conciencia renovada del tesoro incomparable que Cristo ha encomendado a su Iglesia" (n. 29). El Papa nos pedía conocer, amar y contemplar el rostro eucarístico del Señor, impregnándonos de sus actitudes eucarísticas, del modo de ser de Cristo en la Eucaristía y que pasa de Él a nosotros cuando celebramos y adoramos el misterio de nuestra fe (Ib. 25). El propio Juan Pablo II, en su encíclica Ecclesia de Eucaristía nos decía que "todo compromiso de santidad, toda acción orientada a realizar la misión de la Iglesia, toda puesta en práctica de planes pastorales, ha de sacar del misterio eucarístico la fuerza necesaria y se ha de ordenar a él como a su culmen" (EdeE 60).
En la celebración de la Santa Misa se perpetúa y actualiza de modo incruento el único sacrificio de la cruz. En ella se renueva la ofrenda sacrificial de Cristo al Padre en favor de toda la humanidad (EdeE 12), que nos impulsa a ofrecernos a Él como victima viva de alabanza y propiciación por los pecados del mundo. En ella recibimos el sustento que hoy necesitamos más que nunca, en estos tiempos recios que nos ha tocado vivir. En ella Jesús sigue siendo el Pan vivo bajado del cielo que alimenta nuestros corazones mientras peregrinamos hacia la casa del Padre. Vivamos cada día con emoción renovada la Santa Misa. Intensifiquemos la preparación cálida para recibir al Señor en nuestros corazones y hagamos cuanto esté a nuestro alcance para recuperar la acción de gracias, esos momentos de diálogo íntimo y también de crecimiento interior, en los que el Señor graba en nuestro corazón sus propios sentimientos y nos alienta en el camino de la santidad.
Como os pedía en una de mis cartas semanales del pasado mes de julio, es necesario seguir insistiendo en la recuperación del sentido cristiano del domingo, el día primordial de los cristianos, el día del Señor resucitado y del don de su Espíritu, y el señor de los días. El domingo es la pascua de la semana, el día en que todos estamos invitados a vivir la alegría de la salvación, a incrementar nuestra formación cristiana, a vivir con gozo la vida familiar, más difícil hoy en el curso de la semana, a hacer obras de caridad con los pobres y los enfermos y a gozar de la naturaleza, don de Dios.
Es urgente seguir insistiendo, sobre todo, en la importancia de la Eucaristía dominical, subrayando su dimensión evangelizadora, como es también necesario que los sacerdotes cuidemos la dignidad de la celebración, de acuerdo con las normas de la Iglesia, pues no somos los dueños ni de la Eucaristía ni de nuestras comunidades. Es urgente también potenciar en nuestras parroquias la adoración y el culto eucarístico fuera de la Misa, verdadero manantial de santidad. Dios quiera que nuestras comunidades cristianas rivalicen en iniciativas que propicien la adoración eucarística, brindando a los fieles la posibilidad de contemplar al Señor, acompañarlo, expiar y reparar, pues de ello se derivarán muchos bienes sobrenaturales para nuestra Archidiócesis y para nuestras parroquias. Hagamos también todo lo posible por recuperar las actitudes físicas convenientes en la celebración, entre ellas la genuflexión, gesto lleno de amor, de sumisión y adoración al Señor presente en los sagrarios de nuestras iglesias.
La Eucaristía es la fuente de la comunión eclesial. Participar en ella exige vivir la comunión y la fraternidad. Participar en el banquete del Señor ha de convertirnos en artífices y promotores de comunión fraterna en un mundo herido por tantas formas de división y de discordia. La participación en la Eucaristía entraña efectivamente una exigencia firmísima de unidad para nuestras comunidades. En ella aprendemos a ser pan partido y sangre derramada en el servicio a nuestros hermanos y comprendemos cuál debe ser la medida y la intensidad de nuestra entrega. Ella es escuela de diálogo y colaboración, de fraternidad sincera, de perdón, de amor gratuito y de servicio a los últimos, los hermanos más pobres, los transeúntes, los ancianos, enfermos e inmigrantes. Con el Papa Juan Pablo II os recuerdo que este es el criterio básico de la autenticidad de nuestras celebraciones eucarísticas (EdeE 28), que de lo contrario pueden convertirse en un puro teatro.
Hasta aquí las cuatro prioridades que deberán reclamar la atención de los sacerdotes y religiosos que trabajan en nuestra Archidiócesis y de los laicos, cualesquiera que sean los grupos o movimientos a los que pertenecen. La comunión en el plano doctrinal y disciplinar, y que se manifiesta también en el mutuo aprecio y afecto fraterno, necesita ser completada por la comunión en el plano pastoral, que es siempre manantial de eficacia en la evangelización y en el apostolado. La comunión nunca es un valor tangencial en la vida de la Iglesia. Pertenece a su misma entraña, puesto que la Iglesia, como nos dijeran San Cipriano y San Agustín y recoge el Concilio Vaticano II, “es una muchedumbre de pueblos reunidos por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (LG 4). Esto quiere decir que la Iglesia sólo se realiza como Iglesia imitando la unidad de la que procede, mientras que se niega a sí misma y se trunca su edificación y crecimiento cuando surgen las fragmentaciones y las quiebras de la unidad.
Las citadas prioridades han de ser completadas con las correspondientes acciones por las Delegaciones Diocesanas más concernidas, en concreto Pastoral Juvenil, Apostolado Seglar, Hermandades y Cofradías, Pastoral Obrera, Orientación Social, Caritas Diocesana y Liturgia, de modo que puedan ser aprobadas en uno de los primeros Consejos Episcopales del mes de septiembre, para ser trabajadas ulteriormente en los Encuentros de Vicaría de comienzo de curso y en las reuniones arciprestales.
Bajo la protección maternal de la Santísima Virgen, tan querida y venerada en innumerables santuarios y ermitas de toda la geografía diocesana, ponemos el curso pastoral que estamos iniciando. A Ella nos acogemos para que nos ayude a seguir con gozo y esperanza las huellas del Maestro. Él, que a través de su Espíritu, fecunda con la lluvia de su gracia nuestros mejores propósitos y proyectos, nos invita una vez más a echar las redes confiando en su Palabra y a remar con Él mar a dentro.
Deseándoos un curso pastoral lleno de frutos sobrenaturales y apostólicos, contad todos con mi saludo fraterno y mi bendición.
Sevilla, 1 de septiembre de 2010
+ Juan José Asenjo Pelegrina Arzobispo de Sevilla
PRIORIDADES Y ACENTOS
Queridos hermanos y hermanas:
Inicio mi carta pastoral de comienzo de curso saludando cordial y fraternalmente a los sacerdotes, consagrados, seminaristas y laicos de la Archidiócesis. A todos os deseo que hayáis podido descansar unos días para tomar fuerzas para el nuevo camino que se abre ante nuestros pies y reemprender así con ilusión renovada nuestras tareas apostólicas y evangelizadoras. Comenzamos un nuevo año pastoral que el Señor nos ofrece como don para continuar escribiendo con nosotros una historia de amor y de salvación. Nos ponemos en camino con gozo y esperanza, con nuestra confianza puesta en el Señor, que es quien, por medio de su Espíritu, “obra en nosotros el querer y el obrar según su beneplácito” (Flp 2,13).
Comenzaremos este nuevo año de gracia con la solemne Beatificación de la Sierva de Dios, Madre María de la Purísima, que tendrá lugar el próximo 18 de septiembre, y que va constituir para todos un elocuente recordatorio de que nuestro principalísimo quehacer en el nuevo curso es aspirar con todas nuestras fuerzas a la santidad. Después, también en el mes de septiembre, tendrán lugar las elecciones al Consejo del Presbiterio, órgano que ayuda al Arzobispo en el gobierno pastoral de nuestra Iglesia diocesana, y que se constituirá en los primeros días de octubre. En este curso iremos dando los pasos oportunos para la apertura del Seminario Menor en septiembre de 2011, en el que tantas esperazas tengo depositadas y para el que solicito humildemente la colaboración de todos, muy especialmente de los sacerdotes, padres, educadores, profesores de Religión y catequistas. Todos habremos de emplearnos a fondo también en la preparación de la participación de nuestros jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar en Madrid en el mes de agosto, de la que tantos bienes sobrenaturales y apostólicos cabe esperar.
Pero, sobre todo, en la pastoral ordinaria, deberemos seguir esforzándonos en la aplicación del Plan Pastoral Diocesano, sobre el que ya hemos venido trabajando en el curso pasado, todo él centrado en “La Parroquia, casa de la familia cristiana”, la concreción más pequeña de la Iglesia, es decir la Iglesia de Dios junto a las casas de sus hijos para brindarles los dones de la salvación. En los últimos meses las Delegaciones Diocesanas y algunos arciprestazgos han ido proponiendo lo que podrían ser las prioridades pastorales para el nuevo curso. Son tres y las hago mías con entusiasmo.
1. La primera prioridad tiene como título “La parroquia, casa de los jóvenes”, y su meta es la potenciación de la pastoral juvenil en cada una de nuestras parroquias, coincidiendo con la Jornada Mundial de la Juventud ya mencionada. El objetivo último debería ser que en todas y cada una de las parroquias de nuestra Archidiócesis, eficazmente coordinadas por la Delegación Diocesana, se articule una pastoral juvenil seria, consistente, que busque la formación de nuestros jóvenes y su encuentro con Jesucristo y con la Iglesia. Sobre todo ello escribiré con algún detenimiento en la hoja diocesana en una próxima carta semanal.
2. La segunda prioridad lleva como título “La parroquia, ámbito privilegiado para la formación de adultos”. Todos hemos de ser conscientes de que hoy más que nunca necesitamos laicos bien formados, que puedan dar razón de su fe y de su esperanza. En ese sentido, hay que seguir apoyando a las Delegaciones de Apostolado Seglar y de Hermandades y Cofradías, que están haciendo un esfuerzo notable por implantar el Itinerario de formación cristiana para adultos de la Conferencia Episcopal Española, un instrumento muy válido para potenciar la formación doctrinal de nuestros laicos.
3. La tercera prioridad se titula “La parroquia hogar de caridad y fraternidad”. El curso pastoral que ahora iniciamos va a seguir estando marcado, por desgracia, por la crisis económica. Por ello, me detengo con alguna extensión en este punto. Los técnicos y voluntarios de Caritas Diocesana y de las Caritas parroquiales, los sacerdotes, los religiosos que mantienen infinidad de obras sociales y caritativas, y los responsables de las Hermandades y Cofradías habéis conocido el dolor, la desesperanza y los sufrimientos de los pobres, los parados, los inmigrantes, los sin techo, y de cientos de familias que sufren las consecuencias de lo algunos han dado en llamar una verdadera emergencia social. Más de uno me habéis confesado vuestros sentimientos de frustración e impotencia al no poder dar respuesta a tantas situaciones de dolor por la limitación de los recursos. La crisis está provocando el deterioro del tejido industrial, de la agricultura y del comercio en toda España y, también en nuestra provincia. Son muchos los que han visto empeorar sus condiciones laborales, los que han perdido el empleo e, incluso su casa, al no poder satisfacer los plazos de la hipoteca. Son muchos los trabajadores autónomos y empresarios que encuentran serias dificultades para sacar adelante sus negocios familiares o sus pequeñas o medianas empresas.
La crisis económica está provocando una gran crisis social. Cada vez es más sombrío el futuro de los inmigrantes, de los jóvenes y de miles de matrimonios y familias. La crisis, de alcance mundial, ha sacudido los pilares de un sistema económico y financiero que parecía inconmovible y que ofrecía aparentemente todo lo que el hombre del primer mundo necesitaba para alcanzar su felicidad. Se han hecho muchas valoraciones de lo sucedido, algunas más superficiales, otras más profundas. Mientras que algunos consideran que todo se solucionará con medidas técnicas capaces de alumbrar un nuevo orden financiero internacional, la Iglesia ha llamado la atención sobre las raíces éticas de la crisis, que están reclamando la floración de una nueva cultura de la solidaridad y de la participación responsable en la construcción del futuro de nuestro planeta.
Se ha dicho que existe una responsabilidad moral de los políticos, gobernantes y profesionales de las finanzas. En realidad, la crisis nos interpela a todos. Todos hemos de preguntarnos en qué medida somos responsables de lo sucedido por haber convertido el consumismo frenético y el bienestar individualista en el valor supremo, en un ídolo en definitiva, viviendo muchas veces por encima de nuestras posibilidades. Urge, pues, recuperar un estilo de vida personal más austero y solidario. Urge además impulsar un nuevo orden económico mundial al servicio de cada hombre o mujer y de todos los hombres y mujeres, respetuoso al mismo tiempo con la creación, don de Dios. Urge que las comunidades cristianas conozcan en profundidad la Doctrina Social de la Iglesia y que en las sesiones de formación de nuestros grupos y movimientos apostólicos se estudie con seriedad la encíclica Caritas in veritate del Santo Padre Benedicto XVI. Este precioso documento pontificio nos servirá de aliento para trabajar conjuntamente y salir al paso de las necesidades de tantos hermanos nuestros que están sufriendo en primera persona las consecuencias de la crisis. En este sentido, invito a todas las comunidades cristianas de la Archidiócesis, a Caritas Diocesana y a las Caritas parroquiales, a hacer todos los esfuerzos que estén a nuestro alcance para que ningún necesitado que acude a nosotros se sienta defraudado y para que nuestras parroquias sean verdaderos hogares de caridad.
4. A estas tres prioridades, me parece necesario añadir una cuarta, que podría llevar como titulo: La parroquia, mesa en la que compartimos el pan de la Palabra y el Pan de la Eucaristía. En el texto del Plan Pastoral Diocesano se cita expresamente un fragmento del discurso de Benedicto XVI a la Asamblea del Consilium de laicis de octubre de 2006, en el que el Papa afirma que “la parroquia… crece en el entendimiento y en la cohesión fraterna si ora incesantemente, si permanece a la escucha de la palabra de Dios y, sobre todo, si participa con fe en la celebración de la Eucaristía, presidida por el sacerdote. En este sentido, escribía el amado Juan Pablo II en su última encíclica Ecclesia de Eucaristía: La parroquia es una comunidad de bautizados que expresan y confirman su identidad principalmente por la celebración del sacrificio eucarístico”. Así es realidad. Sin la fuerza vivificadora que nos brinda la Eucaristía, ni la pastoral juvenil, ni los proyectos de formación de adultos, ni nuestra cercanía eficaz a los más pobres podrán subsistir por mucho tiempo. Por ello, propongo trabajar también este aspecto decisivo en la vida de nuestras comunidades.
La vida de la Iglesia y de sus miembros va creciendo gracias al alimento que, como sarmientos, recibimos de la vid que es Cristo (Jn 15,1-10). La experiencia y el hecho cristiano parten de la experiencia del conocimiento del amor de Dios que se ha manifestado en Cristo Jesús: «como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor» (Jn 15,9). Pero para tener un encuentro personal que llene nuestro corazón plenamente y lo transforme según el modelo de Cristo, es necesario encontrarnos con Él y con su amor allí donde Él ha querido quedarse. No es posible ser cristiano sin Cristo; no se puede ser auténticamente discípulo de Cristo, y dar los frutos que cabe esperar de un discípulo, sin vincularnos personalmente con el Señor resucitado, a través del sacramento que Él mismo ha instituido para estar con nosotros hasta el final de los tiempos. A la celebración eucarística llevamos nuestras vidas y de ella salimos para cumplir cristianamente nuestras tareas, anhelos y proyectos, para compartir y testimoniar nuestra fe y para dar a conocer a todos el amor del Señor, especialmente a través de nuestro amor y caridad con los más pobres y necesitados. Todos estamos convocados a vivir de la manera más consciente y plena el encuentro con Cristo en la Eucaristía, cumpliendo su más ardiente deseo: “permaneced en mi amor” (Jn 15, 9).
En la carta apostólica Mane nobiscum Domine, nos invitaba el Papa Juan Pablo II a fortalecer nuestra fe y nuestro amor al sacramento que es el centro de la vida eclesial, y a vivir, en suma, una espiritualidad profundamente eucarística, tomando “conciencia renovada del tesoro incomparable que Cristo ha encomendado a su Iglesia" (n. 29). El Papa nos pedía conocer, amar y contemplar el rostro eucarístico del Señor, impregnándonos de sus actitudes eucarísticas, del modo de ser de Cristo en la Eucaristía y que pasa de Él a nosotros cuando celebramos y adoramos el misterio de nuestra fe (Ib. 25). El propio Juan Pablo II, en su encíclica Ecclesia de Eucaristía nos decía que "todo compromiso de santidad, toda acción orientada a realizar la misión de la Iglesia, toda puesta en práctica de planes pastorales, ha de sacar del misterio eucarístico la fuerza necesaria y se ha de ordenar a él como a su culmen" (EdeE 60).
En la celebración de la Santa Misa se perpetúa y actualiza de modo incruento el único sacrificio de la cruz. En ella se renueva la ofrenda sacrificial de Cristo al Padre en favor de toda la humanidad (EdeE 12), que nos impulsa a ofrecernos a Él como victima viva de alabanza y propiciación por los pecados del mundo. En ella recibimos el sustento que hoy necesitamos más que nunca, en estos tiempos recios que nos ha tocado vivir. En ella Jesús sigue siendo el Pan vivo bajado del cielo que alimenta nuestros corazones mientras peregrinamos hacia la casa del Padre. Vivamos cada día con emoción renovada la Santa Misa. Intensifiquemos la preparación cálida para recibir al Señor en nuestros corazones y hagamos cuanto esté a nuestro alcance para recuperar la acción de gracias, esos momentos de diálogo íntimo y también de crecimiento interior, en los que el Señor graba en nuestro corazón sus propios sentimientos y nos alienta en el camino de la santidad.
Como os pedía en una de mis cartas semanales del pasado mes de julio, es necesario seguir insistiendo en la recuperación del sentido cristiano del domingo, el día primordial de los cristianos, el día del Señor resucitado y del don de su Espíritu, y el señor de los días. El domingo es la pascua de la semana, el día en que todos estamos invitados a vivir la alegría de la salvación, a incrementar nuestra formación cristiana, a vivir con gozo la vida familiar, más difícil hoy en el curso de la semana, a hacer obras de caridad con los pobres y los enfermos y a gozar de la naturaleza, don de Dios.
Es urgente seguir insistiendo, sobre todo, en la importancia de la Eucaristía dominical, subrayando su dimensión evangelizadora, como es también necesario que los sacerdotes cuidemos la dignidad de la celebración, de acuerdo con las normas de la Iglesia, pues no somos los dueños ni de la Eucaristía ni de nuestras comunidades. Es urgente también potenciar en nuestras parroquias la adoración y el culto eucarístico fuera de la Misa, verdadero manantial de santidad. Dios quiera que nuestras comunidades cristianas rivalicen en iniciativas que propicien la adoración eucarística, brindando a los fieles la posibilidad de contemplar al Señor, acompañarlo, expiar y reparar, pues de ello se derivarán muchos bienes sobrenaturales para nuestra Archidiócesis y para nuestras parroquias. Hagamos también todo lo posible por recuperar las actitudes físicas convenientes en la celebración, entre ellas la genuflexión, gesto lleno de amor, de sumisión y adoración al Señor presente en los sagrarios de nuestras iglesias.
La Eucaristía es la fuente de la comunión eclesial. Participar en ella exige vivir la comunión y la fraternidad. Participar en el banquete del Señor ha de convertirnos en artífices y promotores de comunión fraterna en un mundo herido por tantas formas de división y de discordia. La participación en la Eucaristía entraña efectivamente una exigencia firmísima de unidad para nuestras comunidades. En ella aprendemos a ser pan partido y sangre derramada en el servicio a nuestros hermanos y comprendemos cuál debe ser la medida y la intensidad de nuestra entrega. Ella es escuela de diálogo y colaboración, de fraternidad sincera, de perdón, de amor gratuito y de servicio a los últimos, los hermanos más pobres, los transeúntes, los ancianos, enfermos e inmigrantes. Con el Papa Juan Pablo II os recuerdo que este es el criterio básico de la autenticidad de nuestras celebraciones eucarísticas (EdeE 28), que de lo contrario pueden convertirse en un puro teatro.
Hasta aquí las cuatro prioridades que deberán reclamar la atención de los sacerdotes y religiosos que trabajan en nuestra Archidiócesis y de los laicos, cualesquiera que sean los grupos o movimientos a los que pertenecen. La comunión en el plano doctrinal y disciplinar, y que se manifiesta también en el mutuo aprecio y afecto fraterno, necesita ser completada por la comunión en el plano pastoral, que es siempre manantial de eficacia en la evangelización y en el apostolado. La comunión nunca es un valor tangencial en la vida de la Iglesia. Pertenece a su misma entraña, puesto que la Iglesia, como nos dijeran San Cipriano y San Agustín y recoge el Concilio Vaticano II, “es una muchedumbre de pueblos reunidos por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (LG 4). Esto quiere decir que la Iglesia sólo se realiza como Iglesia imitando la unidad de la que procede, mientras que se niega a sí misma y se trunca su edificación y crecimiento cuando surgen las fragmentaciones y las quiebras de la unidad.
Las citadas prioridades han de ser completadas con las correspondientes acciones por las Delegaciones Diocesanas más concernidas, en concreto Pastoral Juvenil, Apostolado Seglar, Hermandades y Cofradías, Pastoral Obrera, Orientación Social, Caritas Diocesana y Liturgia, de modo que puedan ser aprobadas en uno de los primeros Consejos Episcopales del mes de septiembre, para ser trabajadas ulteriormente en los Encuentros de Vicaría de comienzo de curso y en las reuniones arciprestales.
Bajo la protección maternal de la Santísima Virgen, tan querida y venerada en innumerables santuarios y ermitas de toda la geografía diocesana, ponemos el curso pastoral que estamos iniciando. A Ella nos acogemos para que nos ayude a seguir con gozo y esperanza las huellas del Maestro. Él, que a través de su Espíritu, fecunda con la lluvia de su gracia nuestros mejores propósitos y proyectos, nos invita una vez más a echar las redes confiando en su Palabra y a remar con Él mar a dentro.
Deseándoos un curso pastoral lleno de frutos sobrenaturales y apostólicos, contad todos con mi saludo fraterno y mi bendición.
Sevilla, 1 de septiembre de 2010
+ Juan José Asenjo Pelegrina Arzobispo de Sevilla
sábado, 7 de agosto de 2010
MAS DETALLES SOBRE LA VIDA DE SAN CAYETANO
Muchas felicidades Cayetano, desde Zaragoza.Muy fuerte abrazo, Fernando Rivero
Etimología: Cayetano = alegre. Viene de la lengua latina.
Su padre, el Conde Gaspar de Thiene y su madre María di Porto. El padre murió cuando los dos hermanos eran muy pequeños. Su piadosa madre dio a sus hijos un admirable ejemplo.
Cayetano estudió 4 años en la Universidad de Padua donde se distinguió en la teología y se doctoró en derecho civil y canónico en 1504. Fue nombrado senador en Vicenza.
Estaba, sin embargo, decidido a seguir los estudios sacerdotales. Se trasladó a Roma en 1506. Decía que Dios le llamaba a realizar una gran obra. Al poco tiempo fue nombrado secretario privado del Papa Julio II. Ayudaba al Papa a escribir las cartas apostólicas. Conoció de cerca a cardenales y prelados.
El Papa muere en 1513 y Cayetano decide no continuar en el cargo. Se preparó durante 3 años para ser sacerdote. Fue ordenado en 1516, a los 36 años. Celebra su primera misa y queda sobrecogido por el don del que no se considera digno.
Funda en Roma la "Cofradía del Amor Divino", una asociación de clérigos que se dedicaba a promover la gloria de Dios. Tuvo su primera experiencia pastoral en la parroquia de Santa María de Malo, cerca de Vicenza; luego se dedicó a cuidar los santuarios esparcidos por el monte Soratte.
Ingresó en el oratorio de San Jerónimo que tenía los mismos fines que la cofradía del Amor Divino, pero incluía a laicos pobres. Sus amigos se molestaron mucho por eso, porque consideraban que aquello era indigno para un hombre de gran alcurnia como él.
A Cayetano no le importó. Ayudaba y servía personalmente a los pobres y enfermos de la ciudad y atendía a los pacientes de las enfermedades repugnantes.
Cayetano se preocupaba mucho por el bien espiritual de su congregación. Solía decir: "En el oratorio rendimos a Dios el homenaje de la adoración, en el hospital le encontramos personalmente".
Fundó otro oratorio en Verona. Se trasladó a Venecia en 1520, siguiendo el consejo de su confesor, Juan Bautista de Crema, un dominico santo y prudente. Se alojó en el hospital de la ciudad y siguió la misma forma de vida. Se le consideraba fundador principal del hospital por todos los regalos que hizo.
La Eucaristía
Implantó la bendición con el Santísimo Sacramento y promovió la comunión frecuente, en los 3 años que vivió en Venecia. Escribió: "No estaré satisfecho sino hasta que vea a los cristianos acercarse al Banquete Celestial con sencillez de niños hambrientos y gozosos, y no llenos de miedo y falsa vergüenza".
La cristiandad pasaba por un periodo de crisis. La corrupción debilitaba a la Iglesia. Cayetano era uno de los que más imploraban la verdadera reforma de vida y de costumbres dentro de la Iglesia. Repetía a menudo: "Cristo espera, ninguno se mueve".
Fundador
San Cayetano regresó a Roma para hablar de la reforma con los miembros de la Cofradía del Amor Divino en 1523, en compañía del obispo de Teato Giampietro Carafa, de Bonifacio Colli y de Pablo Consiglieri. No solo predicó la reforma, sino la llevó a cabo fundando con sus tres compañeros una orden de Clérigos Regulares que tomasen como modelo la vida de los Apóstoles.
La llamaron "Ordo Regularium Theatinorum" o Congregación de los Teatinos (el nombre de padres teatinos viene del episcopado de "Teate Marrucinorum" ), y tenía como finalidad principal la renovación del clero.
Clemente VII aprobó la fundación el 14 de septiembre de 1524. Cayetano renuncia a todos sus bienes y Carafa a los 2 episcopados de Brindis y de Chieti.
Los 4 primeros miembros visten sus hábitos religiosos y hacen los votos en San Pedro, ante un delegado pontificio. Carafa es nombrado superior general de la orden. Aparte de la renovación del clero, sus otros objetivos eran la predicación de la sana doctrina, el cuidado de los enfermos y la restauración del uso frecuente de los Sacramentos.
Los seguidores no eran muchos. A los 4 años, en 1527, cuando la orden tenía 12 miembros, el ejercito saqueó la ciudad, la casa fue destruida y ellos escaparon a Venecia. En 1530 San Cayetano sucede a Carafa en el cargo de superior. Por su humildad, lo hace con renuencia.
Trabaja enérgicamente por la reforma del clero. En 1533, Carafa fue elegido superior general por segunda vez. Cayetano es enviado a Verona, donde recibe oposición a sus reformas.
Viaja a Nápoles para fundar una casa de su orden. Recibe una casa donada por el conde de Oppido y rechaza otros terrenos. El conde alega que los napolitanos no eran tan ricos y generosos como los venecianos a los que San Cayetano le responde: "Tal vez tengáis razón, pero Dios es el mismo en ambas ciudades. Dios está en Nápoles como en Venecia".
Se quedó en Nápoles donde había mas trabajo. La ciudad mejoró notablemente gracias a las prédicas y el trabajo apostólico del santo, que en ocasiones tuvo que enfrentarse con laicos y religiosos que predicaban el calvinismo, el luteranismo y otros errores.
Fundó con el Beato Juan Marinoni los "Montes de Piedad" para liberar de la miseria a los pobres y marginados. Esta obra fue aprobada poco antes del Concilio de Letrán. En sus últimos años de vida abrió hospicios para ancianos y fundó hospitales.
Cae enfermo en el verano de 1547. Los médicos le aconsejan poner un colchón sobre su cama de tablas, el respondió: "Mi salvador murió en la cruz; dejadme pues, morir también sobre un madero".
Murió en Nápoles a la edad de 77 años, el domingo 7 de agosto de 1547.
Ocho años después de su muerte, el teatino Carafa fue elegido Papa, con el nombre Pablo IV, un auténtico reformador, aunque su pontificado fue muy impopular.
Cayetano fue canonizado en 1671 después que la comisión encargada terminara de examinar rigurosamente los numerosos milagros.
ORACIÓN
Glorioso San Cayetano, aclamado por todos los pueblos
padre de providencia porque socorres con grandes milagros a cuantos te invocan en sus necesidades:
acudo a tu altar, suplicando que presentes al Señor los deseos que confiadamente deposito en tus manos.
(Aquí se expresan las gracias que se desea obtener)
Haz que estas gracias, que ahora te pido, me ayuden a buscar siempre el Reino de Dios y su Justicia, sabiendo que Dios (que viste de hermosura las flores del campo y alimenta con largueza las aves del cielo) me dará las demás cosas por añadidura. Amén.
Etimología: Cayetano = alegre. Viene de la lengua latina.
Su padre, el Conde Gaspar de Thiene y su madre María di Porto. El padre murió cuando los dos hermanos eran muy pequeños. Su piadosa madre dio a sus hijos un admirable ejemplo.
Cayetano estudió 4 años en la Universidad de Padua donde se distinguió en la teología y se doctoró en derecho civil y canónico en 1504. Fue nombrado senador en Vicenza.
Estaba, sin embargo, decidido a seguir los estudios sacerdotales. Se trasladó a Roma en 1506. Decía que Dios le llamaba a realizar una gran obra. Al poco tiempo fue nombrado secretario privado del Papa Julio II. Ayudaba al Papa a escribir las cartas apostólicas. Conoció de cerca a cardenales y prelados.
El Papa muere en 1513 y Cayetano decide no continuar en el cargo. Se preparó durante 3 años para ser sacerdote. Fue ordenado en 1516, a los 36 años. Celebra su primera misa y queda sobrecogido por el don del que no se considera digno.
Funda en Roma la "Cofradía del Amor Divino", una asociación de clérigos que se dedicaba a promover la gloria de Dios. Tuvo su primera experiencia pastoral en la parroquia de Santa María de Malo, cerca de Vicenza; luego se dedicó a cuidar los santuarios esparcidos por el monte Soratte.
Ingresó en el oratorio de San Jerónimo que tenía los mismos fines que la cofradía del Amor Divino, pero incluía a laicos pobres. Sus amigos se molestaron mucho por eso, porque consideraban que aquello era indigno para un hombre de gran alcurnia como él.
A Cayetano no le importó. Ayudaba y servía personalmente a los pobres y enfermos de la ciudad y atendía a los pacientes de las enfermedades repugnantes.
Cayetano se preocupaba mucho por el bien espiritual de su congregación. Solía decir: "En el oratorio rendimos a Dios el homenaje de la adoración, en el hospital le encontramos personalmente".
Fundó otro oratorio en Verona. Se trasladó a Venecia en 1520, siguiendo el consejo de su confesor, Juan Bautista de Crema, un dominico santo y prudente. Se alojó en el hospital de la ciudad y siguió la misma forma de vida. Se le consideraba fundador principal del hospital por todos los regalos que hizo.
La Eucaristía
Implantó la bendición con el Santísimo Sacramento y promovió la comunión frecuente, en los 3 años que vivió en Venecia. Escribió: "No estaré satisfecho sino hasta que vea a los cristianos acercarse al Banquete Celestial con sencillez de niños hambrientos y gozosos, y no llenos de miedo y falsa vergüenza".
La cristiandad pasaba por un periodo de crisis. La corrupción debilitaba a la Iglesia. Cayetano era uno de los que más imploraban la verdadera reforma de vida y de costumbres dentro de la Iglesia. Repetía a menudo: "Cristo espera, ninguno se mueve".
Fundador
San Cayetano regresó a Roma para hablar de la reforma con los miembros de la Cofradía del Amor Divino en 1523, en compañía del obispo de Teato Giampietro Carafa, de Bonifacio Colli y de Pablo Consiglieri. No solo predicó la reforma, sino la llevó a cabo fundando con sus tres compañeros una orden de Clérigos Regulares que tomasen como modelo la vida de los Apóstoles.
La llamaron "Ordo Regularium Theatinorum" o Congregación de los Teatinos (el nombre de padres teatinos viene del episcopado de "Teate Marrucinorum" ), y tenía como finalidad principal la renovación del clero.
Clemente VII aprobó la fundación el 14 de septiembre de 1524. Cayetano renuncia a todos sus bienes y Carafa a los 2 episcopados de Brindis y de Chieti.
Los 4 primeros miembros visten sus hábitos religiosos y hacen los votos en San Pedro, ante un delegado pontificio. Carafa es nombrado superior general de la orden. Aparte de la renovación del clero, sus otros objetivos eran la predicación de la sana doctrina, el cuidado de los enfermos y la restauración del uso frecuente de los Sacramentos.
Los seguidores no eran muchos. A los 4 años, en 1527, cuando la orden tenía 12 miembros, el ejercito saqueó la ciudad, la casa fue destruida y ellos escaparon a Venecia. En 1530 San Cayetano sucede a Carafa en el cargo de superior. Por su humildad, lo hace con renuencia.
Trabaja enérgicamente por la reforma del clero. En 1533, Carafa fue elegido superior general por segunda vez. Cayetano es enviado a Verona, donde recibe oposición a sus reformas.
Viaja a Nápoles para fundar una casa de su orden. Recibe una casa donada por el conde de Oppido y rechaza otros terrenos. El conde alega que los napolitanos no eran tan ricos y generosos como los venecianos a los que San Cayetano le responde: "Tal vez tengáis razón, pero Dios es el mismo en ambas ciudades. Dios está en Nápoles como en Venecia".
Se quedó en Nápoles donde había mas trabajo. La ciudad mejoró notablemente gracias a las prédicas y el trabajo apostólico del santo, que en ocasiones tuvo que enfrentarse con laicos y religiosos que predicaban el calvinismo, el luteranismo y otros errores.
Fundó con el Beato Juan Marinoni los "Montes de Piedad" para liberar de la miseria a los pobres y marginados. Esta obra fue aprobada poco antes del Concilio de Letrán. En sus últimos años de vida abrió hospicios para ancianos y fundó hospitales.
Cae enfermo en el verano de 1547. Los médicos le aconsejan poner un colchón sobre su cama de tablas, el respondió: "Mi salvador murió en la cruz; dejadme pues, morir también sobre un madero".
Murió en Nápoles a la edad de 77 años, el domingo 7 de agosto de 1547.
Ocho años después de su muerte, el teatino Carafa fue elegido Papa, con el nombre Pablo IV, un auténtico reformador, aunque su pontificado fue muy impopular.
Cayetano fue canonizado en 1671 después que la comisión encargada terminara de examinar rigurosamente los numerosos milagros.
ORACIÓN
Glorioso San Cayetano, aclamado por todos los pueblos
padre de providencia porque socorres con grandes milagros a cuantos te invocan en sus necesidades:
acudo a tu altar, suplicando que presentes al Señor los deseos que confiadamente deposito en tus manos.
(Aquí se expresan las gracias que se desea obtener)
Haz que estas gracias, que ahora te pido, me ayuden a buscar siempre el Reino de Dios y su Justicia, sabiendo que Dios (que viste de hermosura las flores del campo y alimenta con largueza las aves del cielo) me dará las demás cosas por añadidura. Amén.
7 de agosto, SAN CAYETANO
Con el interés de difundir la vida de Mi Santo, olvidé el encabezamiento anterior. Bendita tradición en la que los familiares y amigos se acuerdan de uno, para felicitarnos; sí , felicitarnos porque mi Santo Patrón al que me encomedaron mis padres y padrinos al presentarme para recibir el Bautismo, continua protegiéndome e intercediendo ante el Señor. Una Gracia te pido hoy: que mis padres y padrinos celebren en la presencia del Señor mi onomástica con mi hermano Antonio al que vine a reemplazar a los ocho dias de su fallecimiento.
ORACION del DÍA: Oh Dios, que diste al bienaventurado Cayetano, tu confesor, la gracia de imitar la vida de los apóstoles; concédenos, por su intercesión y ejemplo, la gracia de poner en Ti toda nuestra confianza, y desear solamente las cosas celestiales.Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Te pido te acuerdes de mí ante el Señor; Gracias
ORACION del DÍA: Oh Dios, que diste al bienaventurado Cayetano, tu confesor, la gracia de imitar la vida de los apóstoles; concédenos, por su intercesión y ejemplo, la gracia de poner en Ti toda nuestra confianza, y desear solamente las cosas celestiales.Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Te pido te acuerdes de mí ante el Señor; Gracias
Nació en Vicenza (Venecia) en 1480. Pertenece a una familia noble, su madre lo consagró a Jesús antes de nacer, por eso se llama Cayetano de santa María.
Desde niño frecuentó la Iglesia. En 1504 se graduó en jurisprudencia en la Universidad de Padua. Luego va a Roma y el Papa Julio II lo nombró Protonotario apostólico y Camarero Pontificio.
En 1516 es ordenado sacerdote y entra en la Cofradía del Divino Amor. Al regresar a Vicenza se unió a un grupo de gente devota a los cuales prepara para atender a enfermos incurables.
Gasta su fortuna personal haciendo obras de misericordia.Siendo sacerdote, orando tiene una visión donde se le aparece la Virgen que le ponía al niño Jesús en sus brazos.
En Roma funda una congregación de clérigos, conocida como los Teatinos, por haber sido el primer superior el obispo de Teati y que después fue elegido papa con el nombre de Paulo IV.
Lucha por los pobres y enfermos y contra las herejías.Murió en Nápoles en 1547. Es proclamado santo por el papa Clemente X en 1671.Su cuerpo yace en la Iglesia de San Pablo.
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LA EUCARISTÍA ES EL GRAN DON QUE JESÚS NOS HA DEJADO
Audiencia General"La Eucaristía es el gran don que Jesús nos ha dejado"S.S. Benedicto XVIAgosto 4, 2010www.zenit.org
Miércoles, 4 ago (RV).- Benedicto XVI regresó a las Villas Pontificias de Castel Gandolfo tras la celebración, esta mañana, de la Audiencia General en la Plaza de San Pedro con la numerosísima participación de los jóvenes miembros de la Peregrinación Europea de los Ministrantes y Monaguillos, encabezados por Mons. Martin Gächter, Obispo Auxiliar de Basilea y presidente del Coetus Internationalis Minstrantium, quien dirigió al Papa un discurso de saludo.
A su llegada desde Castel Gandolfo en helicóptero, el Papa, a bordo de un Jeep, recorrió los sectores ocupados por los jóvenes en la Plaza de San Pedro, para saludar a los 60 mil ministrantes que desde el pasado lunes visitan la Ciudad Eterna.
Benedicto XVI dedicó su catequesis al tema de la Eucaristía destacando, en particular, a San Tarcisio, patrono de los ministrantes y monaguillos. En efecto y ya desde tempranas horas de la mañana, los jóvenes empezaron a inundar la Plaza de San Pedro alegrándola con cantos y música, aguardando la llegada de Benedicto XVI quien reanudó -después de tres semanas de una breve pausa en sus actividades públicas- la tradicional celebración de la Audiencia General de los miércoles.
Se trata de aproximadamente 60 mil Ministrantes y monaguillos procedentes de 17 países, en su mayoría de Alemania, de entre 14 y 25 años de edad, presentes en Roma para la celebración de su quinquenal reunión internacional.
Ayer por la tarde estos jóvenes monaguillos europeos, de los cuales 45.000 alemanes, asistieron en la Plaza de San Pedro al encuentro del Coetus Internationalis Minstrantium (CIM), la asociación que les agrupa. Con el pañuelo del evento al cuello y con camisas de diferentes colores que identifican a los distintos grupos, los monaguillos -chicos y chicas- celebraron una vigilia de rezos.
Peter Hahnen, vicepresidente de la CIM, hablando ante nuestros micrófonos destacó que se trata de un evento festivo para promover el servicio al altar de chicos y chicas. Un servicio que ayuda a valorar la celebración litúrgica, una experiencia que para muchos marca el inicio de una vocación al sacerdocio". "En un momento doloroso para la Iglesia universal -afirmó- tras los escándalos de pederastia, con esta fiesta se quiere demostrar la vitalidad de la presencia de los jóvenes en la Iglesia.
Con esta fiesta no se eluden los problemas y las preocupaciones y los esfuerzos por mejorar la vigilancia".También ante nuestros micrófonos el presidente de esta asociación internacional de monaguillos, Mons. Martin Gaechter, obispo auxiliar de Basilea, dijo a Radio Vaticano que ninguno de los muchachos que reservó el viaje a Roma, hace ya muchos meses, renunció al mismo tras destaparse los escándalos de curas pederastas.
El Papa iba acompañado por el Cardenal Secretario de Estado Tarcisio Bertone, invitado por los Ministrantes y monaguillos porque lleva el nombre del patrono de todos ellos, San Tarcisio, presente en la Plaza de San Pedro mediante una estatua colocada para la ocasión desde ayer, y que sucesivamente será trasladada en las proximidades de las Catacumbas de San Calixto.
La joven multitud ha hecho recordar al Papa el período en que también él era un monaguillo. Fue así que el Pontífice colocó al cuello el foulard que los distingue, y que le fue ofrecido por Mons. Gächter, Presidente del CIM. A quien agradeció el don de la gran estatua de San Tarcisio.
El mensaje del Santo Padre a tan nutrido grupo de ministrantes fue una invitación a comunicar la fe con alegría y entusiasmo, sin tener temor. Así les pidió: “Custodien celosamente en su corazón la amistad con Jesús. Cada vez que se acercan al altar ustedes tienen la fortuna de asistir al gran gesto del amor de Dios que se sigue donando para estar cerca de nosotros ayudándonos y dándonos la fuerza”. En sus saludos en nuestro idioma, el Santo Padre dijo: Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española. Como les acabo de decir a los monaguillos, la Eucaristía es el gran don que Jesús nos ha dejado. Que el ejemplo de san Tarcisio, cuya imagen podéis contemplar aquí, os ayude a todos a tratar con creciente amor y veneración a Cristo, que en el Santísimo Sacramento se entrega por nosotros, y nos alimenta y sostiene en nuestro camino hacia la patria definitiva.
Muchas gracias.Como suele suceder después de saludar en diversos idiomas, el Papa envió un pensamiento especial a los enfermos, y a los recién casados deseándoles que el amor de Cristo sea siempre para los enfermos fuente de alivio y de paz, mientras a los recién casados, los invitó a hacer cada día más salda y profunda la propia unión.
Miércoles, 4 ago (RV).- Benedicto XVI regresó a las Villas Pontificias de Castel Gandolfo tras la celebración, esta mañana, de la Audiencia General en la Plaza de San Pedro con la numerosísima participación de los jóvenes miembros de la Peregrinación Europea de los Ministrantes y Monaguillos, encabezados por Mons. Martin Gächter, Obispo Auxiliar de Basilea y presidente del Coetus Internationalis Minstrantium, quien dirigió al Papa un discurso de saludo.
A su llegada desde Castel Gandolfo en helicóptero, el Papa, a bordo de un Jeep, recorrió los sectores ocupados por los jóvenes en la Plaza de San Pedro, para saludar a los 60 mil ministrantes que desde el pasado lunes visitan la Ciudad Eterna.
Benedicto XVI dedicó su catequesis al tema de la Eucaristía destacando, en particular, a San Tarcisio, patrono de los ministrantes y monaguillos. En efecto y ya desde tempranas horas de la mañana, los jóvenes empezaron a inundar la Plaza de San Pedro alegrándola con cantos y música, aguardando la llegada de Benedicto XVI quien reanudó -después de tres semanas de una breve pausa en sus actividades públicas- la tradicional celebración de la Audiencia General de los miércoles.
Se trata de aproximadamente 60 mil Ministrantes y monaguillos procedentes de 17 países, en su mayoría de Alemania, de entre 14 y 25 años de edad, presentes en Roma para la celebración de su quinquenal reunión internacional.
Ayer por la tarde estos jóvenes monaguillos europeos, de los cuales 45.000 alemanes, asistieron en la Plaza de San Pedro al encuentro del Coetus Internationalis Minstrantium (CIM), la asociación que les agrupa. Con el pañuelo del evento al cuello y con camisas de diferentes colores que identifican a los distintos grupos, los monaguillos -chicos y chicas- celebraron una vigilia de rezos.
Peter Hahnen, vicepresidente de la CIM, hablando ante nuestros micrófonos destacó que se trata de un evento festivo para promover el servicio al altar de chicos y chicas. Un servicio que ayuda a valorar la celebración litúrgica, una experiencia que para muchos marca el inicio de una vocación al sacerdocio". "En un momento doloroso para la Iglesia universal -afirmó- tras los escándalos de pederastia, con esta fiesta se quiere demostrar la vitalidad de la presencia de los jóvenes en la Iglesia.
Con esta fiesta no se eluden los problemas y las preocupaciones y los esfuerzos por mejorar la vigilancia".También ante nuestros micrófonos el presidente de esta asociación internacional de monaguillos, Mons. Martin Gaechter, obispo auxiliar de Basilea, dijo a Radio Vaticano que ninguno de los muchachos que reservó el viaje a Roma, hace ya muchos meses, renunció al mismo tras destaparse los escándalos de curas pederastas.
El Papa iba acompañado por el Cardenal Secretario de Estado Tarcisio Bertone, invitado por los Ministrantes y monaguillos porque lleva el nombre del patrono de todos ellos, San Tarcisio, presente en la Plaza de San Pedro mediante una estatua colocada para la ocasión desde ayer, y que sucesivamente será trasladada en las proximidades de las Catacumbas de San Calixto.
La joven multitud ha hecho recordar al Papa el período en que también él era un monaguillo. Fue así que el Pontífice colocó al cuello el foulard que los distingue, y que le fue ofrecido por Mons. Gächter, Presidente del CIM. A quien agradeció el don de la gran estatua de San Tarcisio.
El mensaje del Santo Padre a tan nutrido grupo de ministrantes fue una invitación a comunicar la fe con alegría y entusiasmo, sin tener temor. Así les pidió: “Custodien celosamente en su corazón la amistad con Jesús. Cada vez que se acercan al altar ustedes tienen la fortuna de asistir al gran gesto del amor de Dios que se sigue donando para estar cerca de nosotros ayudándonos y dándonos la fuerza”. En sus saludos en nuestro idioma, el Santo Padre dijo: Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española. Como les acabo de decir a los monaguillos, la Eucaristía es el gran don que Jesús nos ha dejado. Que el ejemplo de san Tarcisio, cuya imagen podéis contemplar aquí, os ayude a todos a tratar con creciente amor y veneración a Cristo, que en el Santísimo Sacramento se entrega por nosotros, y nos alimenta y sostiene en nuestro camino hacia la patria definitiva.
Muchas gracias.Como suele suceder después de saludar en diversos idiomas, el Papa envió un pensamiento especial a los enfermos, y a los recién casados deseándoles que el amor de Cristo sea siempre para los enfermos fuente de alivio y de paz, mientras a los recién casados, los invitó a hacer cada día más salda y profunda la propia unión.
martes, 3 de agosto de 2010
VIGILIA NACIONAL AÑO SANTO COMPOSTELANO
Adorado sea Jesús Sacramentado. Ave María Purísima
Sevilla, 3 de agosto de 2010
A los miembros del Consejo Diocesano y
Presidentes de Secciones de la Adoración
Nocturna Española de Sevilla y su Diócesis
Queridos hermanos en Cristo:
Nuestro Presidente del Consejo Nacional me remite escrito que paso a transcribirte:
“ El próximo 9 de octubre la Adoración Nocturna Española peregrinará a Santiago de Compostela para celebrar una Vigilia Nacional, y ganar el jubileo del Año Santo Compostelano.
A las 21,00 horas tendrá lugar la Procesión de Banderas, y la Vigilia se celebrará, D.m., en la Catedral de Santiago, y comenzará a las 22,00 horas del sábado, 9 de octubre. Te enviamos con la presente carteles anunciadores.
Es importante, sobre todo en estos tiempos tan difíciles que vivimos en España, que demos un gran testimonio de nuestra fe. Por ello, te encarezco que tomes este asunto con el interés que se merece, e invites a todos los adoradores de tu diócesis a acudir a la Vigilia Nacional- En el último Año Santo Compostelano, celebrado en el año 2004, se reunieron en torno a tres mil adoradores, y este año la cifra no puede, en modo alguno, ser inferior.
Para la mejor organización de los actos, te ruego nos comuniques, en la primera quincena de septiembre, el número de adoradores que acudirán de esa diócesis.
Tu empuje y entusiasmo en esta convocatoria es importantísima e imprescindible para el éxito de la Vigilia Nacional.
El 9 de octubre ¡¡ TODOS A SANTIAGO DE COMPOSTELA ¡¡
Un fuerte abrazo en Jesús y María
Firmado, Carlos Menduiña Fernández
Presidente del Consejo Nacional”
De la importancia de su contenido ha de ser nuestra respuesta; peregrinemos a Santiago de Compostela a ganar las gracias espirituales del Año Santo Compostelano.
En breve se os informará sobre la organización del desplazamiento de tal modo que para lo antes posible podamos cifrar las personas que se unirán a estos actos.
Nuestra experiencia, para los que vivimos la Vigilia Extraordinaria del anterior año Santo fue magnífica confiando que para esta ocasión se unan quienes no pudieron hacerlo en aquella.
Con mi fraternal saludo en los Corazones de Jesús y María
Cayetano Medina Somosierra
Presidente Diocesano
Sevilla, 3 de agosto de 2010
A los miembros del Consejo Diocesano y
Presidentes de Secciones de la Adoración
Nocturna Española de Sevilla y su Diócesis
Queridos hermanos en Cristo:
Nuestro Presidente del Consejo Nacional me remite escrito que paso a transcribirte:
“ El próximo 9 de octubre la Adoración Nocturna Española peregrinará a Santiago de Compostela para celebrar una Vigilia Nacional, y ganar el jubileo del Año Santo Compostelano.
A las 21,00 horas tendrá lugar la Procesión de Banderas, y la Vigilia se celebrará, D.m., en la Catedral de Santiago, y comenzará a las 22,00 horas del sábado, 9 de octubre. Te enviamos con la presente carteles anunciadores.
Es importante, sobre todo en estos tiempos tan difíciles que vivimos en España, que demos un gran testimonio de nuestra fe. Por ello, te encarezco que tomes este asunto con el interés que se merece, e invites a todos los adoradores de tu diócesis a acudir a la Vigilia Nacional- En el último Año Santo Compostelano, celebrado en el año 2004, se reunieron en torno a tres mil adoradores, y este año la cifra no puede, en modo alguno, ser inferior.
Para la mejor organización de los actos, te ruego nos comuniques, en la primera quincena de septiembre, el número de adoradores que acudirán de esa diócesis.
Tu empuje y entusiasmo en esta convocatoria es importantísima e imprescindible para el éxito de la Vigilia Nacional.
El 9 de octubre ¡¡ TODOS A SANTIAGO DE COMPOSTELA ¡¡
Un fuerte abrazo en Jesús y María
Firmado, Carlos Menduiña Fernández
Presidente del Consejo Nacional”
De la importancia de su contenido ha de ser nuestra respuesta; peregrinemos a Santiago de Compostela a ganar las gracias espirituales del Año Santo Compostelano.
En breve se os informará sobre la organización del desplazamiento de tal modo que para lo antes posible podamos cifrar las personas que se unirán a estos actos.
Nuestra experiencia, para los que vivimos la Vigilia Extraordinaria del anterior año Santo fue magnífica confiando que para esta ocasión se unan quienes no pudieron hacerlo en aquella.
Con mi fraternal saludo en los Corazones de Jesús y María
Cayetano Medina Somosierra
Presidente Diocesano
lunes, 2 de agosto de 2010
TELEVISION A LA CARTA EN vvvww.magnificat.tv
El nuevo canal televisivo por Internet «Magnificat TV» tiene ya 70.000 internautas
En España ha surgido un nuevo canal televisivo que se emite sólo a través de internet y que, por lo tanto, se puede captar en cualquier lugar del mundo. Ofrecen la santa misa diaria, programas de espiritualidad, documentales, infantiles y noticias de la Iglesia.
Actualizado 9 julio 2010
En España ha surgido un nuevo canal televisivo que se emite sólo a través de internet y que, por lo tanto, se puede captar en cualquier lugar del mundo.
Se trata de Magnificat TV (www.magnificat.tv) y forma parte del programa de evangelización que desarrollan los Franciscanos de María, cuyo fundador, Santiago Martín, ha trabajado durante muchos años en distintos medios de comunicación, tanto en España como en América.
Televisión a la cartaGracias a internet, se puede elegir lo que cada uno desea ver en cualquier momento del día. Magnificat TV es una «televisión a la carta». Ofrecen desde la santa misa diaria hasta programas de apologética, espiritualidad, documentales, infantiles, juveniles, testimonios y, por supuesto, noticias de la Iglesia, en colaboración con el Centro Televisivo Vaticano.
Funciona desde el mes de abril y ha sido ya visitada por más de 70.000 internautas. Sus bajos costes económicos la convierten, además, en un modelo de televisión católica sostenible. En los próximos meses irá ampliando sus ofertas de programas para dar cabida a noticias de distintos países de habla hispana, así como a temas relacionados con los diferentes Dicasterios Vaticanos.
Aunque de momento está sólo en español, ofrece ya algunos programas en inglés y tiene la vocación de incorporar programación en otros idiomas.
(Felipe Vasco / La Razón )
En España ha surgido un nuevo canal televisivo que se emite sólo a través de internet y que, por lo tanto, se puede captar en cualquier lugar del mundo. Ofrecen la santa misa diaria, programas de espiritualidad, documentales, infantiles y noticias de la Iglesia.
Actualizado 9 julio 2010
En España ha surgido un nuevo canal televisivo que se emite sólo a través de internet y que, por lo tanto, se puede captar en cualquier lugar del mundo.
Se trata de Magnificat TV (www.magnificat.tv) y forma parte del programa de evangelización que desarrollan los Franciscanos de María, cuyo fundador, Santiago Martín, ha trabajado durante muchos años en distintos medios de comunicación, tanto en España como en América.
Televisión a la cartaGracias a internet, se puede elegir lo que cada uno desea ver en cualquier momento del día. Magnificat TV es una «televisión a la carta». Ofrecen desde la santa misa diaria hasta programas de apologética, espiritualidad, documentales, infantiles, juveniles, testimonios y, por supuesto, noticias de la Iglesia, en colaboración con el Centro Televisivo Vaticano.
Funciona desde el mes de abril y ha sido ya visitada por más de 70.000 internautas. Sus bajos costes económicos la convierten, además, en un modelo de televisión católica sostenible. En los próximos meses irá ampliando sus ofertas de programas para dar cabida a noticias de distintos países de habla hispana, así como a temas relacionados con los diferentes Dicasterios Vaticanos.
Aunque de momento está sólo en español, ofrece ya algunos programas en inglés y tiene la vocación de incorporar programación en otros idiomas.
(Felipe Vasco / La Razón )
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