De las palabras pronunciadas por S.S. el Papa en la Plaza de España de Roma, con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción de María, entresaco los párrafos citados a continuación; ¡ que manera de definir la oración como el don más bello ¡ y de reflejar lo que nos habla María que nos dice somos llamados todos a abrirnos a la acción del Espíritu Santo.
"Y el don más bello ,y que a ella más agrada, que nosotros ofrecemos es nuestra oración, la que llevamos en el corazón y que confiamos a su intercesión. Son invocaciones de acción de gracias y de súplica: agradecimiento por el don de la fe y por todo el bien que cotidianamente recibimos de Dios; y súplica por las diversas necesidades, por la familia, la salud, el trabajo, por todas las dificultades que la vida nos hace encontrar." ...
..."Ella nos mira con el amor mismo del Padre y nos bendice. Se comporta como nuestra "abogada" y así la invocamos en la Salve, Regina: "Advocata nostra". Aunque todos hablaran mal de nosotros, ella, la Madre, hablaría bien, porque su corazón inmaculado está sintonizado con la misericordia de Dios. Así nos ve ella: no como un aglomerado anónimo, sino como una constelación donde Dios conoce a todos personalmente por su nombre, uno a uno, y nos llama a resplandecer de su luz. Y quienes a los ojos del mundo son los primeros, para Dios son los últimos; los que son pequeños, para Dios son grandes." ...
... "La Madre nos mira como Dios la miró a ella, humilde muchacha de Nazaret, insignificante a los ojos del mundo pero elegida y preciosa para Dios. Reconoce en cada uno la semejanza con su Hijo Jesús, ¡aunque nosotros seamos tan diferentes! ¿Pero quién más que ella conoce el poder de la Gracia divina? ¿Quién mejor
que ella sabe que nada es imposible para Dios, capaz incluso de sacar el bien del mal?
¿Y qué nos dice María? Ella nos habla con la Palabra de Dios, que se hizo carne en su seno. Su "mensaje" no es otro que Jesús, Él que es toda su vida. Y gracias a Él y por Él que es la Inmaculada. Y como el Hijo de Dios se hizo hombre por nosotros, así también ella, la Madre, fue preservada del pecado por nosotros, por todos, como anticipo de la salvación de Dios para cada hombre. Así María nos dice que todos somos llamados a abrirnos a la acción del Espíritu Santo para poder llegar, en nuestro destino final, a ser inmaculados, plena y definitivamente libres del mal. Nos lo dice con su misma santidad, con una mirada llena de esperanza
y de compasión, que evoca palabras como estas: "No temas, hijo, Dios te quiere; te ama personalmente; pensó en ti antes de que vinieras al mundo y te llamó a la existencia para colmarte de amor y de vida; por esto ha salido a tu encuentro, se ha hecho como tú, se ha convertido en Jesús, Dios-Hombre, en todo igual que tú pero sin pecado; se dio a sí mismo por ti, hasta morir en la cruz, y así te dio una vida nueva, libre, santa e inmaculada" (cfr Ef 1,3-5).
Magníficas reflexiones para meditarlas, allí en el Sagrario en Su presencia. Cayetano
domingo, 6 de marzo de 2011
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