IMPLORE A LA VIRGEN DE LOS REYES Y ME SANÓ

¡Cuántos fieles que cada mañana del 15 de agosto La acompañamos podrán repetir esta exclamación ¡La costumbre popular manifiesta que cuando aparece la Virgen, a las ocho de la mañana por la Puerta de Palos cuando los primeros rayos de luz iluminan su rostro, se le piden tres gracias alcanzándose por su intercesión de Madre, consoladora de los afligidos, auxilio de los cristianos, una de ellas.

Me anticipé a ese momento, en aquella novena acudí una mañana de la mano de mis dos hijas pequeñas y ante Ella, preocupado por una inflamación en el labio que repetidamente manaba sangre le imploré Su ayuda: Mira, son tan pequeños mis hijos, ¡ Cúrame ¡

Aquella mañana de la Solemnidad de su Asunción, a las seis de la mañana acostumbraba acudir a la Misa en este caso con mis dos hijos mayores y a la vuelta a casa , para que mi esposa asistiese a la Procesión con los mayores quedándome en casa cuidando de las dos pequeñas, me invadió un profundo sueño: en el observaba a la Virgen de los Reyes con su rostro sonriente y yo muy cerca de Ella. Al despertar me observé en el espejo, casi instintivamente y... había desaparecido el furúnculo, por completo, hasta hoy ¡ Ella me había curado ¡

Desde entonces cuántas veces he reflexionado el Gran Amor que la Madre de la Divina Gracia, Salud de los enfermos, Reina de la Familia había tenido conmigo; desde entonces y por la Gracia de su Bendito Hijo no falto a su convocatoria en la Procesión; sólo un año una ciática me impidió ir entre la fila de fieles, pero allá estaba con mi esposa dándole Gracias y Bendiciendo al Señor por las cuatro esquinas del recorrido de la Procesión. Todos los años cuándo entras allí me tienes, mis húmedos ojos hablando con los tuyos.

Mis íntimos conocen la historia; un sacerdote me comentó debía haber dado a conocer el milagro alcanzado, y ahora transcurridos más de veinticinco años, cuándo cinco nietos están aguardando poder salir acompañándome, hago público éste acto de Fe.