sábado, 7 de septiembre de 2013

EUCARISTÍA EN LA CATEDRAL DE SEVILLA POR LA PAZ EN SIRIA


Archisevilla, webb de la Archidiócesis de Sevilla
Miércoles, 04 de septiembre de 2013


La Archidiócesis se suma a la convocatoria que ha hecho el Papa Francisco de una jornada de ayuno y oración por la paz en Siria. La cita es en la Catedral el sábado 7 a las ocho de la tarde.

La Archidiócesis de Sevilla va a secundar la convocatoria que ha hecho el Papa Francisco de una jornada de ayuno y oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo. Será el próximo sábado, y tendrá como momento central la Eucaristía que se celebrará con esta intención a las ocho de la tarde en la Catedral, ante la imagen de la Virgen de los Reyes. Así lo ha confirmado el arzobispo de Sevilla, mons. Juan José Asenjo, en una carta remitida a los sacerdotes, diáconos, miembros de la vida consagrada, movimientos, asociaciones, hermandades y fieles de la Archidiócesis.

En la citada carta, el prelado sevillano subraya la “gran preocupación” con la que se siguen las noticias procedentes de Siria, “donde la crueldad se acrecienta con el uso de armas químicas contra la población civil. Una vez más –añade-, se ahonda el horrendo foso de la violencia de la que es capaz el hombre moderno, empleando los adelantos científicos y técnicos contra sus semejantes”. Mons. Asenjo recuerda el llamamiento que el Papa Francisco ha hecho el pasado día 1 a favor de la paz, así como la vigilia de oración que el Pontífice presidirá el sábado en la Plaza de San Pedro, entre las siete de la tarde y las doce de la noche.



Actos en parroquias y templos de la Archidiócesis

El arzobispo exhorta, en su nombre y en el del obispo auxiliar, a la Archidiócesis a unirse a esta convocatoria del Papa, y ruega a los párrocos, rectores y capellanes que “reúnan a la comunidad cristiana a orar por la paz, organizando algún acto litúrgico o paralitúrgico de la manera que consideren más oportuna”. Para ello se pone a disposición un material para la celebración de la Eucaristía o una celebración de la Palabra u Hora Santa.

La carta del arzobispo finaliza con una petición a favor de la paz: “Que la intensa oración por la paz aleje de todos los pueblos la amenaza de la guerra y la violencia, que sufren de modo particularmente intenso las minorías cristianas que viven en los países en conflicto, y despierte en los fieles cristianos y en todos los ciudadanos sinceros esfuerzos y trabajos por la reconciliación, el diálogo y el amor”.








Nació para ser MADRE

Esta semana en la webb de la Archidiócesis cuyo enlace aparece en este blog, encuentro el artículo que detallo a continuación del que es su autor D. Publio,Canónigo de la Catedral de Sevilla es un Cura que llegué a conocer desde que en su condición de Capellán Real ha vivido intensamente identificado con la Asociación de la Virgen de los Reyes por su devoción encendida hacía Nuestra Madre.

No dudo en incluirlo en este mi cuaderno de bitácoras y me complace ponerlo al alcance de quienes entran en el mismo.


"El próximo día 8 celebramos la fiesta de La Natividad de la Virgen María.

“Dios es Amor” nos dice el apóstol San Juan en su carta. Y porque es amor tuvo el proyecto eterno de hacerse hombre por amor al hombre, para salvar al hombre.

Pero para realizar ese proyecto nacido de su corazón, Dios quiso necesitar una mujer. Una mujer elegida por el Padre entre todas las mujeres a quien Isabel proclamo “Bendita entre todas las mujeres” y su nombre era María. Luc 1, 27. Y porque Ella fue la elegida, Ella fue la concebida sin pecado original, sin mancha; Ella fue, la Limpia, la Pura, la Purísima, La Inmaculada.

Ella, la elegida, la concebida sin pecado original, nació para ser LA MADRE, no una madre como tu madre o mi madre. No hay madre tan madre como esta Madre porque Ella nació para ser LA MADRE

La raíz y el fundamento de la misteriosa Dignidad y Grandeza de María esta en su relación especialísima con las Tres Divinas Personas como nos recordaba el Papa Pablo VI en su documento “Maríalis Cultus”: “Ella es la hija predilecta de Dios Padre, la Madre de Dios Hijo, la Esposa del Espíritu Santo porque por obra del Espíritu Santo concibió a su Hijo en cuanto hombre”.

Ella es la verdadera Madre del Hijo de Dios como nos dice el Concilio de Éfeso, porque Ella concibió al Hijo de Dios en cuanto hombre, no por obra de varón sino por obra del Espíritu Santo en el mismo momento de la Encarnación.

Ella es también Madre de todos los hombres y Madre de todo lo creado porque el Hijo de Dios en su humanidad asumió a toda la humanidad y se unió de alguna manera a cada uno de los hombres y de otra manera distinta asumió también a la Creación entera, manchada y herida por el pecado como nos dice San Pablo.

Ella dio a luz a su Hijo en Belén y le amamanto y en sus brazos y en sus rodillas le enseño a hablar y a rezar y donde por primera vez el Hijo de Dios la llamo Mamá. ¡Cuantas veces, Jesús, el Hijo de Dios llamaría a María mamá, madre! Y ¡Cuántas veces María llamaría a Jesús, hijo mío! Y le beso y le abrazo al mismo Hijo de Dios.

Ella es toda Madre y toda Vida. Ella es la Madre del mayor dolor, porque es la Madre del mayor Amor. Ella es Amor y Vida porque Ella es la Llena de Gracia como la saludó el Ángel en nombre de Dios.

Ella es la Madre del Sí en la Encarnación. Sí a Dios y Sí a los hombres.

Ella es la que nunca dijo no, la que siempre dijo Sí, hasta la Cruz y después también.

La Madre de Dios es tu Madre, es mi Madre, es nuestra Madre.

Madre de Dios y Madre nuestra, cuida de nosotros con amor de madre y enséñanos a decir Sí a Dios y siempre Sí a los hermanos de tu Hijo, sobre todo a los mas pobres y a los mas débiles.

Gracias, Jesús, por habernos dado a tu Madre como madre nuestra. Gracias Madre, porque naciste para ser LA MADRE."


Seguiremos reflexionando.

Con el afectuoso saludo de

Publio Escudero Herrero



jueves, 5 de septiembre de 2013

CONVOCATORIA DEL PAPA A TODO EL MUNDO POR LA PAZ



Queridos hermanos y hermanas: Buenos días.

Hoy, queridos hermanos y hermanas, quisiera hacerme intérprete del grito que, con creciente angustia, se levanta en todas las partes de la tierra, en todos los pueblos, en cada corazón, en la única gran familia que es la humanidad: ¡el grito de la paz! Es el grito que dice con fuerza: Queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz, queremos que en nuestra sociedad, desgarrada por divisiones y conflictos, estalle la paz; ¡nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra! La paz es un don demasiado precioso, que tiene que ser promovido y tutelado.

Vivo con particular sufrimiento y preocupación las numerosas situaciones de conflicto que hay en nuestra tierra, pero, en estos días, mi corazón está profundamente herido por lo que está sucediendo en Siria y angustiado por la dramática evolución que se está produciendo.

Hago un fuerte llamamiento a la paz, un llamamiento que nace de lo más profundo de mí mismo.

¡Cuánto sufrimiento, cuánta destrucción, cuánto dolor ha ocasionado y ocasiona el uso de las armas en este atormentado país, especialmente entre la población civil inerme! Pensemos: cuántos niños no podrán ver la luz del futuro. Condeno con especial firmeza el uso de las armas químicas. Les digo que todavía tengo fijas en la mente y en el corazón las terribles imágenes de los días pasados. Hay un juicio de Dios y también un juicio de la historia sobre nuestras acciones, del que no se puede escapar. El uso de la violencia nunca trae la paz. ¡La guerra llama a la guerra, la violencia llama a la violencia!

Con todas mis fuerzas, pido a las partes en conflicto que escuchen la voz de su conciencia, que no se cierren en sus propios intereses, sino que vean al otro como a un hermano y que emprendan con valentía y decisión el camino del encuentro y de la negociación, superando la ciega confrontación. Con la misma fuerza, exhorto también a la Comunidad Internacional a hacer todo esfuerzo posible para promover, sin más dilación, iniciativas claras a favor de la paz en aquella nación, basadas en el diálogo y la negociación, por el bien de toda la población de Siria.
Que no se ahorre ningún esfuerzo para garantizar asistencia humanitaria a las víctimas de este terrible conflicto, en particular a los desplazados en el país y a los numerosos refugiados en los países vecinos. Que los trabajadores humanitarios, dedicados a aliviar los sufrimientos de la población, tengan asegurada la posibilidad de prestar la ayuda necesaria.

¿Qué podemos hacer nosotros por la paz en el mundo? Como decía el Papa Juan XXIII, a todos corresponde la tarea de establecer un nuevo sistema de relaciones de convivencia basadas en la justicia y en el amor (cf. Pacem in terris [11 abril 1963]: AAS 55 [1963], 301-302).

¡Que una cadena de compromiso por la paz una a todos los hombres y mujeres de buena voluntad! Es una fuerte y urgente invitación que dirijo a toda la Iglesia Católica, pero que hago extensiva a todos los cristianos de otras confesiones, a los hombres y mujeres de las diversas religiones y también a aquellos hermanos y hermanas no creyentes: la paz es un bien que supera cualquier barrera, porque es un bien de toda la humanidad.

Lo repito alto y fuerte: no es la cultura de la confrontación, la cultura del conflicto, la que construye la convivencia en los pueblos y entre los pueblos, sino ésta: la cultura del encuentro, la cultura del diálogo; éste es el único camino para la paz.

Que el grito de la paz se alce con fuerza para que llegue al corazón de todos y todos depongan las armas y se dejen guiar por el deseo de paz.

Por esto, hermanos y hermanas, he decidido convocar en toda la Iglesia, el próximo 7 de septiembre, víspera de la Natividad de María, Reina de la Paz, una jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo entero, y también invito a unirse a esta iniciativa, de la manera que consideren más oportuno, a los hermanos cristianos no católicos, a los que pertenecen a otras religiones y a los hombres de buena voluntad.

El 7 de septiembre en la Plaza de San Pedro, aquí, desde las 19.00 a las 24.00 horas, nos reuniremos en oración y en espíritu de penitencia para implorar de Dios este gran don para la amada nación siria y para todas las situaciones de conflicto y de violencia en el mundo. La humanidad tiene necesidad de ver gestos de paz y de oír palabras de esperanza y de paz. Pido a todas las Iglesias particulares que, además de vivir esta jornada de ayuno, organicen algún acto litúrgico por esta intención.

Pidamos a María que nos ayude a responder a la violencia, al conflicto y a la guerra, con la fuerza del diálogo, de la reconciliación y del amor. Ella es Madre. Que Ella nos ayude a encontrar la paz. Todos nosotros somos sus hijos. Ayúdanos, María, a superar este difícil momento y a comprometernos, todos los días y en todos los ambientes, en la construcción de una auténtica cultura del encuentro y de la paz. María, Reina de la Paz, ruega por nosotros.

FRANCISCO

















miércoles, 4 de septiembre de 2013

JORNADA DE ORACIÓN Y AYUNO POR LA PAZ EN EL MUNDO

Pretendo recordártelo; pues la noticia se extiende como la espuma, hay que orar por la Paz en el mundo habiendo llegado el momento de valorar el sentido de la oración y que ésta vaya acompañada por la solidaridad hacia nuestros hermanos más necesitados a través del ayuno que será práctico cuando destinemos el importe de lo ayunado a ellos.





MADRID, 03 Sep. 13 / 02:31 pm (ACI/EWTN Noticias).- Los obispos de España se unirán al llamado del Papa Francisco para realizar una jornada de oración y ayuno el próximo 7 de septiembre por la paz en Siria, Medio Oriente y el mundo.

En la Arquidiócesis de Madrid todas las Misas del sábado 7 de septiembre se ofrecerán por la paz en Siria. En la liturgia se introducirá la petición: "en unión con las intenciones del Papa, para implorar de Dios el don de la paz para esta nación y para todas las situaciones de conflicto y de violencia en el mundo".

Asimismo, el Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, celebrará una Eucaristía en la Catedral de la Almudena el 8 de septiembre a las 19.00 horas.

En declaraciones a la cadena Cope, el portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Mons. Juan Antonio Martínez Camino, agradeció el mensaje del Papa Francisco sobre la guerra en Siria dada "la fragilidad de la paz" en el país, los "anuncios preocupantes" que se han hecho y los recientes acontecimientos. Además, aseguró que a su juicio, se trata de un "hecho de gran trascendencia" pues la fe es "un arma de gran eficacia".

En las demás diócesis españolas se ha convocado a los fieles para que participen en las vigilias de oración bajo el lema "Vigilia por la paz, unidos al Papa Francisco".

En Córdoba, Mons. Demetrio Fernández González, invitó a los fieles a asistir a una Misa que se celebrará en la Catedral el sábado día 7 de septiembre a las 9:30 de la mañana. El Prelado pidió que las campanas de todos los templos suenen a la hora del Ángelus -12 del mediodía-, llamando así a los fieles a invocar a la Virgen María, Reina de la Paz.

Mons. Fernández también ha pedido a todas las comunidades parroquiales, a los religiosos y religiosas, y a los distintos movimientos y asociaciones que realicen algún acto que secunde esta invitación del Santo Padre.

Desde el Arzobispado de Santiago de Compostela, según señala la agencia SIC, también se invitó a todos los fieles a unirse a las intenciones del Papa. En una carta, Mons. Julián Barrio, extendió la invitación a unirse, "de la manera que consideraren más oportuna a los hermanos cristianos no católicos, a los que pertenecen a otras religiones y a los hombres de buena voluntad". La Catedral acogerá una vigilia de oración a las 21:00 horas.

A la iniciativa también se sumaron el Arzobispo de Urgel, Mons. Joan-Enric Vives; el Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes; el Obispo de Segovia, Mons. Ángel Rubio; el Obispo de Palencia, Mons. Esteban Escudero, entre otros.

Por su parte, el Obispo Guadix, Mons. Ginés García Beltrán, invitó a los fieles a dedicar también "un tiempo de adoración Eucarística" por Siria.

Asimismo, se informó que lo recaudado en las Misas del sábado y domingo servirá, junto con la colecta mensual de Cáritas, para aliviar la situación de más de un millón de refugiados, víctimas del largo conflicto que asola desde hace más de un año el Oriente Medio.