De noche iremos, de noche,
que para encontrar la fuente
sólo la sed nos alumbra.
Este poema es de san Juan de la Cruz. La vida es
como una noche que hay que atravesar. La sed de Dios es nuestra luz hasta que
lleguemos a la fuente del agua de la plenitud.
ORACIÓN-RELAJACIÓN
Para orar en Cuaresma has de tener el deseo
de conversión. En Cuaresma la oración y la conversión van de la mano. Deja que
tu oración brote del silencio.
Toma una postura orante, cierra los ojos y
disponte a entrar en tu silencio interior.
Que en ese momento tu corazón se haga
orante, lugar de interioridad para que el Espíritu encienda el deseo de
conversión, sobre todo la conversión al amor.
Tu cuerpo relajado, en calma, sin tensiones.
Todo tu cuerpo silencioso, sin tensiones. Concéntrate donde haya alguna tensión
y deja que esa tensión se diluya al enviar el amor que brota en la fuente de tu
corazón.
Ahora silencia tus sentimientos negativos.
Que sólo nazcan en ti sentimientos de paz, de alegría, de perdón, todo
revestido de amor.
Y en tu mente ningún pensamiento, sólo a
Cristo y él, crucificado, crucificado de amor y amor por ti. Jesús se dejó
crucificar por ti. Ese amor de Jesús en la cruz te ha de llenar de paz.
Encuentra la paz en la cruz, en tu cruz. Y
en la cruz la paz del amor. Amor a Dios y amor a todos.
Tras el amor de la cruz está la luz de la
aurora que todo lo resucita, las flores recuperan su color, los pájaros alaban
con su canto al Dios de la vida.
Quédate en silencio amando y escuchando en
silencio; no dejes de amar.
Deja que esta oración sea oración y no otra
cosa. Sea tu oración incienso agradable a Dios.
Oh pobreza, fuente de riqueza. Jesús
siémbranos almas de pobres.
(Rafael Prieto
Ramiro)
CUENTO PARA ORAR: SER LUZ TRANSFIGURADA
Hay un relato de los primeros Padres de la
Iglesia que suscita algunas preguntas. En cierta ocasión, un estudiante
preguntó a su maestro: “¿Cuál es la diferencia entre una persona que tiene
sabiduría y conocimiento y otra que está iluminada?”
El maestro respondió inmediatamente: “Es
muy fácil. La que tiene sabiduría y conocimiento es la que lleva una antorcha
en la oscuridad e ilumina el camino. La que está iluminada es la que se ha
convertido ella misma en antorcha.”
Entonces, miró al estudiante atentamente y le
preguntó: “¿En qué clase de persona quieres convertirte?” (M. Mckenna, La cuaresma día a día)
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