jueves, 12 de noviembre de 2009

EL CAMINO DEL ADORADOR

Permíteme amigo/a, que en agradecimiento a la utilización de este Blogs te ofrezca el comentario que a continuación cito; en él me planteo las distintas formas de como se hacen Adoradores, incluso sin nosotros percatarnos:

Una tarde Jacinto, hombre mayor me comentaba que adoraba al Señor por la noche; surgió en mi interior joven una gran curiosidad; según me comentaba hasta dormían dentro de la misma Iglesia.

El tiempo no se detiene, mil años son para el Señor como una vigilia nocturna, dice el Salmista, y me hallo en el Bufete de Domingo en una gestión profesional; finalizada la misma mantenemos un breve coloquio y le comento: pretendo asistir a alguna Vigilia de la Adoración Nocturna, la respuesta no se hizo espera: “ esta
Noche tenemos una en San Hermenegildo y puedes asistir “, ¿ te recojo ?.

Al regreso a casa comento con mi esposa lo sucedido, su padre, un gran hombre, había sido en sus tiempos Adorador hasta que la enfermedad le impidió continuar asistiendo; le comento no he respondido a la invitación de mi amigo porque no creía pudiese aguantar toda la noche en vela. Al finalizar la cena, aquel 3 de noviembre, me comenta ella: ¿ te preparo un café ? En aquel momento me sorprendió la pregunta hasta que llegué a relacionar el café contra el sueño.

Aquella Vigilia me encantó, el sueño no fue enemigo, la oración compartida no la conocía; en la reunión previa el Jefe de Turno, Ricardo, me abría las puertas de la comunicación con mis hermanos, el rato de oración intima ante el Santísimo me llenó de Gracias y mi compromiso adorador comenzó aquella misma noche; ahora, cercano a las 250 vigilias me llena de alegría recordar aquel momento.

Reflexiono a “corazón abierto” como se vale el Señor para llamarnos a mantener el cariño que El, desde que comenzó a desarrollarse mi vida en la fecundación del primer embrión en el seno de mi madre, mantiene conmigo, con todos nosotros.

Ellos padres cristianos, humildes, vivieron para sus hijos, por eso están siempre presentes en mi oración de petición ante Jesús Sacramentado, acompañado de ellos en mi interior, como recuerdo constante de mí primera Comunión.

Ves amigo/a adorador/a cómo el Señor pone señales indicadoras en la Senda que nos tiene marcada: el padre de mi amigo; el profesional en su trabajo; la esposa amada que, como María nos lleva al Señor; el recuerdo respetuoso de mi suegro y hasta el aviso de mi hija menor una noche en la que acobardado por el frío estaba dudando asistir a la Vigilia, me recordaba “
¿ esta noche no tienes adoraitor ? “

Conclusión:

- El Señor nos llama y nosotros hemos de estar atentos
- En ocasiones seremos nosotros los que serviremos de señal para atraer nuevos Adoradores a la Eucaristía.
- La familia, Iglesia doméstica, nos ayuda en el camino, siempre a recorrerlo.
- Seamos nosotros también el camino a recorrer por nuestros hijos, con nuestro testimonio Adorador.

SEÑOR, yo creo, espero, os adoro y os amo; aumenta nuestra Fe

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