domingo, 7 de octubre de 2012

Consejos Prácticos para vivir con fruto el AÑO DE LA FE


Presentamos nuestra traducción de JJM articula publicado en el sitio web de la Conferencia
Episcopal de los Estados Úrdaos y escrito por el Obispo Presidente de la Comisión para la
Evangelización y Catequesis, en el cual se propone a ios católicos diez maneras de vivir con fruto
el ya inminente Año de la Fe convocado por el Santo Padre.

Para honrar el 50° aniversario del Concilio Vaticano II y el 20° aniversario del Catecismo
de la Iglesia Católica, el Papa Benedicto XVI ha anunciado un Año de la Fe, que comenzará el 11
de octubre y culminará el 24 de noviembre de 2013. El objetivo es reforzar la fe de los católicos y
atraer el mundo a la fe con la fuerza de su ejemplo.

El obispo David Ricken. de Green Bay, Wisconsin, presidente de la Comisión para la
Evangelización y la Catequesis de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, ofrece "10
modos con los cuáles los católicos pueden vivir el Año de la Fe". Tomados de las directivas de la
Congregación Vaticana para la Doctrina de la Fe, algunas de estas sugerencias son ya pedidas a los
católicos; otras se pueden observar en cualquier tiempo y sobre iodo durante eí Año de la Fe.

1. Participar ea la Saata Misa. El Año de la Fe quiere promover ei encuentro
personal con Jesús. En el modo más inmediato, esto tiene lugar en la Eucaristía. Una
participación regular en la Misa refuerza la propia fe a través de las Escrituras, el
Credo, las oraciones, la música sagrada, la homilía, recibiendo la Comunión y
formando parte de una comunidad de fe.

2. Confesarse. Como para la Misa, los católicos reciben fuerza y profundizan su fe
celebrando el sacramento de la Penitencia y Reconciliación. La confesión llama a
volver a Dios, a expresar dolor por las caídas y a abrir la propia vida al poder de la
gracia sanadora de Dios. Perdona las heridas del pasado y da fuerza para el futuro.

3. Conocer las vidas de los santos. Los santos son ejemplos válidos para todos los
tiempos de corno vivir una vida cristiana, y suscitan una esperanza infinita. No sólo
eran pecadores que incesantemente buscaban caminar hacia Dios, sino que
ejemplifican también las modalidades con las cuales servir a Dios: la enseñanza, ei
trabajo misionero, la caridad, la oración, y sencillamente esforzarse por agradar a
Dios en las acciones y decisiones ordinarias de la vida cotidiana.

4. Leer la Biblia cada día. La Biblia ofrece un acceso directo a la Palabra de Dios y
narra la historia de la salvación de los hombres. Los católicos rezan con las EscrituraPalabra de Dios. No se puede prescindir de la Biblia para un sano crecimiento durante
el Año de la Fe.

5. Leer ios documentos del Concilio Vaticano EL El Concilio Vaticano II (1962-
1965) ha traído una gran renovación en la Iglesia. Una renovación en la celebración
de la Misa, en el rol de los laicos, en la auto-comprensión de la Iglesia y en la
relación con los otros cristianos y con los no cristianos. Para llevar adelante la
renovación, los católicos deben conocer lo que enseña el Concilio y cómo enriquece
la vida de los creyentes.

6. Estudiar el Catecismo. El Catecismo de la Iglesia Católica, publicado
exactamente 30 años después del comienzo del Concilio, trata en un solo libro los
dogmas de fe, la doctrina moral, la oración y los sacramentos de la Iglesia Católica.
Es un verdadero recurso para crecer en la comprensión de la fe.

7. Voluntariado en la parroquia. El Año de la Fe no puede limitarse al estudio y a
la reflexión. El sólido fundamento de las Escrituras, del Concilio y del Catecismo
debe traducirse en acción. Un óptimo lugar para comenzar es la parroquia, ya que los
carismas de cada uno ayudan a construir la comunidad. Todos son bienvenidos para
convertirse en ministro de acogida, músico litúrgico, lector, catequista y muchos
otros roles de la vida parroquial.

8. Ayudar a los necesitados. La Iglesia exhorta a los católicos a donaciones de
caridad y a socorrer a los necesitados durante el Año de la Fe, ya que en el pobre, el
marginado y el vulnerable se encuentra Cristo personalmente. Ayudarlos nos conduce
cara a cara con Cristo y constituye un ejemplo para todos los demás.

9. Invitar a un amigo a Misa. El Año de la Fe tiene ciertamente una relevancia
global, y quiere promover una renovación de fe y de evangelización para toda la
Iglesia, pero un cambio real tiene lugar a nivel local. Una invitación personal puede
realmente marcar la diferencia para alguien que se ha alejado de la fe o se siente
ajeno a la Iglesia. Todos conocemos personas así: por eso es bueno poder invitarlas
amigablemente.

10. Encarnar las Bienaventuranzas en la vida de todos los días. Las
Bienaventuranzas (Mt. 5, 3-12) ofrecen un rico programa para la vida cristiana.
Ponerlas en práctica es muy útil para ser más humildes, más pacientes, más justos,
más transparentes, más misericordiosos y más libres. Es precisamente el ejemplo de
fe vivida el que atraerá hacia la Iglesia en el Año de la Fe.



(siguiendo el método de la Lectio Divina u otros) para sintonizarse mejor con la

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