domingo, 15 de abril de 2012

LA COMUNION DE LOS SANTOS

Tema muy importante e interesante que me complazco anotar en mi blog o cuaderno de bitácora. Lo he extraido del Boletin de los Consejos Diocesanos de ANE/ANFE de Avila, Segovia, Valladolid y Zamora.

Un gran número de Consejos Diocesanos se ocupan de confeccionar su Boletin, medio instructivo y de relación comunicativa con los Adoradores de sus respectivas Diócesis; suelen incluir temas como el que nos ocupa en el que el Consejo de Avila recopila las informaciones del resto de los Consejos Diocesanos citados al principio;por si algunas de las personas a las que pueda llegar el artículo les interesase, les informo que la dirección postal es: Salón Parroquial de San Pedro - Paseo de San Roque, 1 ÁVILA, D.P. 05001.

LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS II

"Nos referimos ahora a los fieles que viven en la tierra. Estos pueden
practicar una oración de intercesión. Esta es la doctrina que enseña y vive la
Iglesia; "los fieles de la tierra pueden alcanzarse mutuamente gracias de Dios,
mediante la oración de intercesión".

El Papa Pío XII en la Encíclica Mystici Córporis Christi comenta: "La
salvación de muchos depende de las oraciones y mortificaciones voluntarias
de los miembros del cuerpo místico de Jesucristo, dirigidas con este fin". Esto
que es la práctica constante de la Iglesia, el pedir unos por otros, es lo que
manda el Papa aquí: "A diario deben subir al cielo nuestras plegarias unidas,
para encomendar a Dios a todos los miembros del cuerpo místico de Cristo".

No es algo nuevo, la fe en el poder de la oración ya era conocida aún fuera
de Israel. En (Éxodo 8,4) encontramos: "El Faraón llamó a Moisés y a Aarón
y les pidió "Rezad al Señor para que aleje las ranas de mi y de mi pueblo".
Las grandes figuras de Israel como Moisés, Abrahán Samuel y Jeremías,
presentan al Señor oraciones por el pueblo o por algunas personas;
(Jer.l8,20)"Recuerda que estuve ante ti, pidiendo clemencia por ellos, para
apartar tu cólera".El rey y el pueblo manda llamar a los profetas para que oren
al Señor por ellos. En (I Re 13) Jeroboán extiende su brazo para ofrecer
incienso a un ídolo. El brazo se le quedó rígido. Entonces el rey, mando a
buscar al profeta de Judá. "Entonces el rey suplicó al Profeta: Por favor, aplaca
al señor tu Dios y reza por mi, para que pueda recuperar el movimiento del
brazo. El profeta aplacó al Señor y recuperó el Rey el movimiento del brazo
que le quedó como antes (I Re 13,6).

Jesús invita a sus discípulos a que oren por sus perseguidores (Mt 5 44)
"Os han enseñado, amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os
digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen.

San Pablo asegura a las comunidades a las que van dirigidas sus cartas que
rogará a Dios por ellas, Así en (Rm 1,9) "Bien sabe Dios a quien doy culto...
que no se cae vuestro nombre de la boca cada vez que rezo" y el mismo
apóstol les pide que también ellos oren por el y por todos los santos. Así en
(Rm 15,30): Os pido ahora un favor hermanos, luchad a mi lado pidiendo a
Dios que escape de los incrédulos de Judea..." Y en (Ef 6,18) "Al mismo
tiempo no perdáis ocasión de orar ... y pedid constantemente por todos los
consagrados" El apóstol hace la siguiente exhortación: "Ante todo ruego que
se hagan peticiones, oraciones, súplicas acciones de gracias por todos los hombres
los emperadores y todos los constituidos en dignidad (laTm.2,l.) Santiago
ruega a los cristianos: "Orad unos por otros para que os salvéis; mucho puede
la oración fervorosa del justo" (St 1,16)

Esto mismo lo avala la antigua práctica de la época de persecuciones. Si un
cristiano tenía alguna censura o estaba obligado a alguna grave penitencia,
bastaba que uno que era conducido al martirio rogara por él y le era remitida
la pena. Es muy frecuente encontrar en la literatura cristiana primitiva
exhortaciones e invitaciones a orar unos por otros. San Clemente Romano
(Cor, 56) pide a los cristianos que oren por los pecadores para que Dios los
ablande y les haga humildes. Les propone una oración de comunidad en la
que se encomiende a los elegidos de todo el mundo y a los que tienen
necesidad de ayuda. San Ignacio en sus cartas camino del martirio ruega que
se ore por él, para que sea digno de conseguir el martirio, por la Iglesia
huérfana de Siria, por los herejes para que se conviertan y por todos los
hombres. Recomendaciones semejantes encontramos en San Policarpo la
Didaché, San Justino y Tertuliano.
J
Todo esto es debido a que podemos merecer a favor de otros. Es doctrina
común que los fieles de la tierra, por las buenas obras realizadas en estado de
gracia, pueden merecer de congruo dones de Dios, unos para otros. Ya
indicaba el Papa Pío XII que la salvación de muchos, depende de las
oraciones y mortificaciones de los miembros del cuerpo místico de Cristo.

Porque tales obras de mortificación consiguen al modo de un mérito de
congruo, la concesión de las gracias externas e internas necesarias para la
salvación. Esto halla su fundamento en la satisfacción vicaria. Afirma la
teología: los fieles de la tierra pueden por las obras de penitencia realizadas
en estado de gracia satisfacer unas por otras. El efecto de la satisfacción es la
remisión de la pena temporal contraída por los pecados. Esta posibilidad se
funda en la unidad del cuerpo místico.

En el Antiguo testamento se conocía ya la idea de la satisfacción vicaria de
personas inocentes a favor de personas culpables. El inocente carga sobre si,
la cólera de Dios (provocada por el culpable) para lograr la clemencia de Dios
sobre el culpable. Moisés se ofrece a Dios como sacrificio a favor del pueblo
que acaba de pecar (Ex 32,32). Job ofrece a Dios un holocausto para expiar
los pecados de sus hijos. Isaías en los poemas del Siervo de Yawé, vaticina la
pasión expiatoria del Mesías por nuestros pecados."

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