viernes, 7 de diciembre de 2012
PLENO NACIONAL. La buena Dirección Espiritual conduce a Solemnes Vigilias
El pasado fin de semana del 30 de noviembre al día 2 de diciembre se celebró en la Casa de Ejercicios “ Cristo Rey “ en Pozuelo de Alarcón ( Madrid ) la Jornada de Espiritualidad así como el Pleno nacional de la Adoración Nocturna Española a la que asistimos un centenar aproximado de Adoradores entre los que se hallaban seis Directores Espirituales, Presidentes Diocesanos, Delegados de Zona y un amplio grupo de Jóvenes.
El encuentro resultó de lo más agradable por el ambiente reinante de camaradería, participación, comunicación y consenso; este año había elección de Presidente del Consejo Nacional en el que resultó reelegido nuestro querido D. CARLOS MENDUIÑA FERNÁNDEZ, por amplísima mayoría, mi felicitación más efusiva para quien tanto y bien está realizando a favor de nuestra A.N.E.
Quiero destacar la presencia de siete Directores Espirituales en la reunión: D. José Ángel ( Vicedirector Espiritual del Consejo nacional) y los Sacerdotes D. Plácido (Tui-Vigo), D. Valerio ( Plasencia ), D. Antonio Aranda ( Jaén ) D. Juan Daniel ( Almería ) y D. Isidoro Amutio ( Logroño ); en la reunión del Pleno fueron sabios consejeros, con el conjunto de Adoradores amigos y en el servicio a la Palabra, La Mesa y el Perdón volcados en su misión.
Para quiénes no han disfrutado de estas relaciones con su respectivos Consiliarios, entre los que lamentablemente me hallo, cabe la esperanza de saber que como en la viña del Señor los hay de todo, tanto curas como seglares y todos precisamos de la Misericordia Divina.
La Vigilia de OCHO HORAS, con turnos de 60 minutos y participación de 90 adoradores, incluidos los Curas, fue algo maravilloso; la bellísima Capilla, fue la Jerusalen de aquella noche, allí estaba JESUS EUCARISTÍA irradiándonos la alegría del Adviento que comenzaba, todos felices saboreando aquel momento y observando como la noria nos iba robando el tiempo.
¡ Ay si como lo comentado de nuestros Curas proliferara también el celo por unas Vigilias extensas con el Señor ¡
jueves, 6 de diciembre de 2012
CELEBRACION DEL CXXV ANIVERSARIO DE LA SECCIÓN DE PLASENCIA
VIGILIA EXTRAORDINARIA 125 ANIVERSARIO DE ANE Y 50 ANIVERSARIO DE ANFE DE PLASENCIA.
Lo celebraron conjuntamente ANE y ANFE el día 22 de septiembre de 2012 en la Catedral de Plasencia.
Los días anteriores martes, miércoles y jueves tuvieron un triduo con exposición del Santísimo Sacramento en tres parroquias diferentes y el viernes en San Martín un acto de poesía y música con temas de Adoración a Jesús Sacramentado.
Fue presidida por el Señor Obispo de Plasencia D. Amadeo Rodríguez Magro acompañado por 14 sacerdotes.
ASISTENTES:
Presidente Nacional: D. Carlos Menduiña Fernández
Delegado de Zona: D. José Luis Sánchez Merino
Presidente diocesano de Plasencia: Juan Plata Ruano
Presidente diocesano de Mérida- Badajoz: D. Manuel Gordillo Tarral
Vicepresidenta de Coria- Cáceres: Dª Fuencisla Ruano Santa Teresa
Presidente diocesano de Toledo: D. Juan Ramón Pulido
Presidente diocesano de Salamanca: D. Ernesto Santadaría Delgado
Alcalde de Plasencia: D. Fernando Pizarro
Concejal de Cultura: D. Ángel Custodio
10 Secciones de ANE diócesis de Plasencia 82 adoradores
5 Consejos diocesanos 22 adoradores
3 Secciones de otras diócesis 12 adoradores
12 Secciones de ANFE diócesis de Plasencia 90 adoradoras
_______________
Adoradores y adoradoras 212
30 Banderas
Asistieron entre 200 y 220 fieles no adoradores. En total 420 personas aproximadamente.
(Datos facilitados por el Presidente Diocesano de Plasencia)
NOTA: La autoridades civiles nos acompañaron hasta el final de la Vigilia y participaron del ágape fraterno con que nos obsequiaron en el enlosado de la catedral.
miércoles, 5 de diciembre de 2012
AÑO INTERNACIONAL DE LA FE, el compendio de la nueva evangelización (III)
Publicamos el tercer fascículo sobre el Año de la Fe, los anteriores se hallan dentro de estos artículos, con fecha 29 de octubre y 10 de noviembre.
Nos pueden ayudar en nuestra meditación sobre la Fe desde el soporte del Compendio del Catecismo de la Iglesia.
1
4.- Creo en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.-
Compendio, números 36 a 48
I. Puntos de partida.-
Nuestras preguntas.-
En la medida en que se refieren a Dios, ¿todas las religiones son iguales? ¿Qué novedad
aporta la fe cristiana cuando proclama que Jesucristo ha revelado definitivamente quién es
Dios? ¿Cuál es la relación entre Dios y el hombre y el hombre y Dios? Jesucristo ha
revelado el Misterio de Dios, de su vida íntima y de su voluntad salvadora. Creer en Él es
la vida de los hombres. Esto ha cambiado la historia.
La Palabra de Dios.-
«A Dios nadie lo ha visto nunca, el Hijo Unigénito que está en el seno del Padre, Él nos lo
ha revelado».
Jn 1,18
«La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo,
esté con todos vosotros».
2 Co 13,13
El testimonio de la Iglesia.-
«Con tu Único Hijo y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no una sola
Persona, sino tres Personas en una sola naturaleza.
Y lo que creemos de tu gloria, porque tú lo revelaste, lo afirmamos también de tu Hijo, y
también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción.
De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos tres
Personas distintas, de única naturaleza e iguales en su dignidad».
Prefacio de la Santísima Trinidad
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno:
Que con tu Hijo único y el Espíritu Santo
eres un solo Dios, un solo Señor,
no una sola Persona,
sino tres Personas distintas de una misma naturaleza.
Cuanto creemos de tu gloria, Padre,
porque tú lo revelaste,
lo afirmamos también de tu Hijo
y del Espíritu Santo, sin diferencia alguna.
Por eso, al proclamar nuestra fe
en la verdadera y eterna Divinidad,
adoramos a tres personas distintas,
2
de única naturaleza e iguales en dignidad.
A ti los ángeles y arcángeles,
con todos los coros celestiales,
te alaban sin cesar:
II. Exposición de la fe.-
1. Quién es Dios. Los nombres de Dios.-
Leer nn. 36 y 37
36. ¿Por qué la profesión de fe comienza con «Creo en Dios»?
198-199
La profesión de fe comienza con la afirmación «Creo en Dios» porque es la más importante: la fuente
de todas las demás verdades sobre el hombre y sobre el mundo y de toda la vida del que cree en Dios.
37. ¿Por qué profesamos un solo Dios?
200-202 228
Profesamos un solo Dios porque Él se ha revelado al pueblo de Israel como el Único, cuando dice:
«escucha Israel, el Señor nuestro Dios es el Único Señor» (Dt 6, 4), «no existe ningún otro» (Is 45,
22). Jesús mismo lo ha confirmado: Dios «es el único Señor» (Mc 12, 29). Profesar que Jesús y el
Espíritu Santo son también Dios y Señor no introduce división alguna en el Dios Único.
En la Biblia (Antiguo Testamento), se ha revelado el nombre de Dios. La palabra hebrea
con cuatro letras «YHWH», viene a significar «El es», y se pronuncia Yahvé.
Leer nn. 38 a 40
38. ¿Con qué nombre se revela Dios?
203-205 230-231
Dios se revela a Moisés como el Dios vivo: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacob» (Ex 3, 6). Al mismo Moisés Dios le revela su Nombre misterioso:
«Yo soy el que soy (YHWH)» (Ex 3, 14). El nombre inefable de Dios, ya en los tiempos del Antiguo
Testamento, fue sustituido por la palabra Señor. De este modo en el Nuevo Testamento, Jesús,
llamado el Señor, aparece como verdadero Dios.
39. ¿Sólo Dios «es»?
212-213
Mientras las criaturas han recibido de Él todo su ser y su poseer, sólo Dios es en sí mismo la
plenitud del ser y de toda perfección. Él es «el que es», sin origen y sin fin. Jesús revela que también
Él lleva el Nombre divino, «Yo soy» (Jn 8, 28).
40. ¿Por qué es importante la revelación del nombre de Dios?
206-213
Al revelar su Nombre, Dios da a conocer las riquezas contenidas en su misterio inefable: sólo Él es,
desde siempre y por siempre, el que transciende el mundo y la historia. Él es quien ha hecho cielo y
tierra. Él es el Dios fiel, siempre cercano a su pueblo para salvarlo. Él es el Santo por excelencia,
«rico en misericordia» (Ef 2, 4), siempre dispuesto al perdón. Dios es el Ser espiritual, trascendente,
omnipotente, eterno, personal y perfecto. Él es la verdad y el amor.
«Dios es el ser infinitamente perfecto que es la Santísima Trinidad» (Santo Toribio de Mogrovejo)
En el Nuevo Testamento, Jesucristo nos revela que Dios es Verdad y Amor.
Leer nn. 41 y 42
3
41. ¿En qué sentido Dios es la verdad?
214-217 231
Dios es la Verdad misma y como tal ni se engaña ni puede engañar. «Dios es luz, en Él no hay
tiniebla alguna» (1 Jn 1, 5). El Hijo eterno de Dios, sabiduría encarnada, ha sido enviado al mundo
«para dar testimonio de la Verdad» (Jn 18, 37).
42. ¿De qué modo Dios revela que Él es amor?
218-221
Dios se revela a Israel como Aquel que tiene un amor más fuerte que el de un padre o una madre por
sus hijos o el de un esposo por su esposa. Dios en sí mismo «es amor» (1 Jn 4, 8.16), que se da
completa y gratuitamente; que «tanto amó al mundo que dio a su Hijo único para que el mundo se
salve por él» (Jn 3, 16-17). Al mandar a su Hijo y al Espíritu Santo, Dios revela que Él mismo es
eterna comunicación de amor.
2. Padre, Hijo y Espíritu Santo.-
Pero la revelación mayor sobre Dios que Jesucristo ha llevado a cabo ha sido mostrarnos
que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Este es el Misterio de la Santísima Trinidad.
Jesucristo lo reveló al mostrarse como verdadero «Hijo de Dios» y al darnos a conocer al
Espíritu Santo.
Leer nn. 46 y 47
46. ¿Qué nos revela Jesucristo acerca del misterio del Padre?
240-243
Jesucristo nos revela que Dios es «Padre», no sólo en cuanto es Creador del universo y del hombre
sino, sobre todo, porque engendra eternamente en su seno al Hijo, que es su Verbo, «resplandor de
su gloria e impronta de su sustancia» (Hb 1, 3).
47. ¿Quién es el Espíritu Santo, que Jesucristo nos ha revelado?
243-248
El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Es Dios, uno e igual al Padre y al
Hijo; «procede del Padre» (Jn 15, 26), que es principio sin principio y origen de toda la vida
trinitaria. Y procede también del Hijo (Filioque), por el don eterno que el Padre hace al Hijo. El
Espíritu Santo, enviado por el Padre y por el Hijo encarnado, guía a la Iglesia hasta el conocimiento
de la «verdad plena» (Jn 16, 13).
El Compendio resume muy bien nuestra fe en Dios Trino en el n. 48. Leerlo.
Hay tres personas que tienen la misma naturaleza, porque las tres personas son
igualmente Dios y son el mismo Dios. Es Dios el Padre; es Dios el Hijo; y es Dios el
Espíritu Santo.
La Trinidad es el misterio central de nuestra fe. Creemos en un Dios que es Padre, Hijo
y Espíritu Santo. Y, si somos cristianos, vivimos «dentro» de este misterio.
Como dice el sacerdote en la Misa:
«Por Cristo, con Él y en Él, a Ti, Dios Padre Omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén».
Leer nn. 44 y 45
44. ¿Cuál es el misterio central de la fe y de la vida cristiana?
232-237
4
El misterio central de la fe y de la vida cristiana es el misterio de la Santísima Trinidad. Los
cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
45. ¿Puede la razón humana conocer, por sí sola, el misterio de la Santísima Trinidad?
237
Dios ha dejado huellas de su ser trinitario en la creación y en el Antiguo Testamento, pero la
intimidad de su ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón humana
e incluso a la fe de Israel, antes de la Encarnación del Hijo de Dios y del envío del Espíritu Santo.
Este misterio ha sido revelado por Jesucristo, y es la fuente de todos los demás misterios.
3. La estructura del Credo.-
Comprobar que la estructura del Credo tiene tres partes dedicadas al Padre, al Hijo y al
Espíritu Santo respectivamente. Leer el Credo, situado antes del n. 33.
En el Credo se habla de la relación del Hijo con el Padre: «Hijo Único de Dios, nacido del
Padre antes de todos los siglos».
Y del Espíritu Santo: «que procede del Padre y el Hijo». Porque es igualmente Dios se
añade que «recibe una misma adoración y gloria».
III. Propuestas para conocer y vivir.-
Reflexión y diálogo.-
• ¿Qué significa Yahvé?
• ¿Por qué sabemos que Dios es Trino?
• ¿Cómo se relacionan las tres Personas divinas?
Recordar.-
El resumen del numero 48.
48. ¿Cómo expresa la Iglesia su fe trinitaria?
249-256 266
La Iglesia expresa su fe trinitaria confesando un solo Dios en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu
Santo. Las tres divinas Personas son un solo Dios porque cada una de ellas es idéntica a la
plenitud de la única e indivisible naturaleza divina. Las tres son realmente distintas entre sí, por
sus relaciones recíprocas: el Padre engendra al Hijo, el Hijo es engendrado por el Padre, el
Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo.
Conocer más.-
Repasar despacio el credo niceno-constantinonapolitano.
Creo en un solo Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
5
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una,
santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
Llevar a la vida.-
Leer el número 43 del compendio como sugerencia de vida.
43. ¿Qué consecuencias tiene creer en un solo Dios?
222-227 229
Creer en Dios, el Único, comporta: conocer su grandeza y majestad; vivir en acción de gracias;
confiar siempre en Él, incluso en la adversidad; reconocer la unidad y la verdadera dignidad de
todos los hombres, creados a imagen de Dios; usar rectamente de las cosas creadas por Él.
Para orar.-
• Comenzar con la Señal de la Cruz.
• Rezar el Acto de Fe de la tradición española y a continuación el Gloria, contenidos
ambos en el Apéndice oracional.
«Dios, Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la Palabra de la verdad y el
Espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio, concédenos
profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad, y adorar su Unidad
todopoderosa. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen».
Misal Romano. Oración colecta de la Santísima Trinidad
Nos pueden ayudar en nuestra meditación sobre la Fe desde el soporte del Compendio del Catecismo de la Iglesia.
1
4.- Creo en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.-
Compendio, números 36 a 48
I. Puntos de partida.-
Nuestras preguntas.-
En la medida en que se refieren a Dios, ¿todas las religiones son iguales? ¿Qué novedad
aporta la fe cristiana cuando proclama que Jesucristo ha revelado definitivamente quién es
Dios? ¿Cuál es la relación entre Dios y el hombre y el hombre y Dios? Jesucristo ha
revelado el Misterio de Dios, de su vida íntima y de su voluntad salvadora. Creer en Él es
la vida de los hombres. Esto ha cambiado la historia.
La Palabra de Dios.-
«A Dios nadie lo ha visto nunca, el Hijo Unigénito que está en el seno del Padre, Él nos lo
ha revelado».
Jn 1,18
«La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo,
esté con todos vosotros».
2 Co 13,13
El testimonio de la Iglesia.-
«Con tu Único Hijo y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no una sola
Persona, sino tres Personas en una sola naturaleza.
Y lo que creemos de tu gloria, porque tú lo revelaste, lo afirmamos también de tu Hijo, y
también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción.
De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos tres
Personas distintas, de única naturaleza e iguales en su dignidad».
Prefacio de la Santísima Trinidad
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno:
Que con tu Hijo único y el Espíritu Santo
eres un solo Dios, un solo Señor,
no una sola Persona,
sino tres Personas distintas de una misma naturaleza.
Cuanto creemos de tu gloria, Padre,
porque tú lo revelaste,
lo afirmamos también de tu Hijo
y del Espíritu Santo, sin diferencia alguna.
Por eso, al proclamar nuestra fe
en la verdadera y eterna Divinidad,
adoramos a tres personas distintas,
2
de única naturaleza e iguales en dignidad.
A ti los ángeles y arcángeles,
con todos los coros celestiales,
te alaban sin cesar:
II. Exposición de la fe.-
1. Quién es Dios. Los nombres de Dios.-
Leer nn. 36 y 37
36. ¿Por qué la profesión de fe comienza con «Creo en Dios»?
198-199
La profesión de fe comienza con la afirmación «Creo en Dios» porque es la más importante: la fuente
de todas las demás verdades sobre el hombre y sobre el mundo y de toda la vida del que cree en Dios.
37. ¿Por qué profesamos un solo Dios?
200-202 228
Profesamos un solo Dios porque Él se ha revelado al pueblo de Israel como el Único, cuando dice:
«escucha Israel, el Señor nuestro Dios es el Único Señor» (Dt 6, 4), «no existe ningún otro» (Is 45,
22). Jesús mismo lo ha confirmado: Dios «es el único Señor» (Mc 12, 29). Profesar que Jesús y el
Espíritu Santo son también Dios y Señor no introduce división alguna en el Dios Único.
En la Biblia (Antiguo Testamento), se ha revelado el nombre de Dios. La palabra hebrea
con cuatro letras «YHWH», viene a significar «El es», y se pronuncia Yahvé.
Leer nn. 38 a 40
38. ¿Con qué nombre se revela Dios?
203-205 230-231
Dios se revela a Moisés como el Dios vivo: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacob» (Ex 3, 6). Al mismo Moisés Dios le revela su Nombre misterioso:
«Yo soy el que soy (YHWH)» (Ex 3, 14). El nombre inefable de Dios, ya en los tiempos del Antiguo
Testamento, fue sustituido por la palabra Señor. De este modo en el Nuevo Testamento, Jesús,
llamado el Señor, aparece como verdadero Dios.
39. ¿Sólo Dios «es»?
212-213
Mientras las criaturas han recibido de Él todo su ser y su poseer, sólo Dios es en sí mismo la
plenitud del ser y de toda perfección. Él es «el que es», sin origen y sin fin. Jesús revela que también
Él lleva el Nombre divino, «Yo soy» (Jn 8, 28).
40. ¿Por qué es importante la revelación del nombre de Dios?
206-213
Al revelar su Nombre, Dios da a conocer las riquezas contenidas en su misterio inefable: sólo Él es,
desde siempre y por siempre, el que transciende el mundo y la historia. Él es quien ha hecho cielo y
tierra. Él es el Dios fiel, siempre cercano a su pueblo para salvarlo. Él es el Santo por excelencia,
«rico en misericordia» (Ef 2, 4), siempre dispuesto al perdón. Dios es el Ser espiritual, trascendente,
omnipotente, eterno, personal y perfecto. Él es la verdad y el amor.
«Dios es el ser infinitamente perfecto que es la Santísima Trinidad» (Santo Toribio de Mogrovejo)
En el Nuevo Testamento, Jesucristo nos revela que Dios es Verdad y Amor.
Leer nn. 41 y 42
3
41. ¿En qué sentido Dios es la verdad?
214-217 231
Dios es la Verdad misma y como tal ni se engaña ni puede engañar. «Dios es luz, en Él no hay
tiniebla alguna» (1 Jn 1, 5). El Hijo eterno de Dios, sabiduría encarnada, ha sido enviado al mundo
«para dar testimonio de la Verdad» (Jn 18, 37).
42. ¿De qué modo Dios revela que Él es amor?
218-221
Dios se revela a Israel como Aquel que tiene un amor más fuerte que el de un padre o una madre por
sus hijos o el de un esposo por su esposa. Dios en sí mismo «es amor» (1 Jn 4, 8.16), que se da
completa y gratuitamente; que «tanto amó al mundo que dio a su Hijo único para que el mundo se
salve por él» (Jn 3, 16-17). Al mandar a su Hijo y al Espíritu Santo, Dios revela que Él mismo es
eterna comunicación de amor.
2. Padre, Hijo y Espíritu Santo.-
Pero la revelación mayor sobre Dios que Jesucristo ha llevado a cabo ha sido mostrarnos
que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Este es el Misterio de la Santísima Trinidad.
Jesucristo lo reveló al mostrarse como verdadero «Hijo de Dios» y al darnos a conocer al
Espíritu Santo.
Leer nn. 46 y 47
46. ¿Qué nos revela Jesucristo acerca del misterio del Padre?
240-243
Jesucristo nos revela que Dios es «Padre», no sólo en cuanto es Creador del universo y del hombre
sino, sobre todo, porque engendra eternamente en su seno al Hijo, que es su Verbo, «resplandor de
su gloria e impronta de su sustancia» (Hb 1, 3).
47. ¿Quién es el Espíritu Santo, que Jesucristo nos ha revelado?
243-248
El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Es Dios, uno e igual al Padre y al
Hijo; «procede del Padre» (Jn 15, 26), que es principio sin principio y origen de toda la vida
trinitaria. Y procede también del Hijo (Filioque), por el don eterno que el Padre hace al Hijo. El
Espíritu Santo, enviado por el Padre y por el Hijo encarnado, guía a la Iglesia hasta el conocimiento
de la «verdad plena» (Jn 16, 13).
El Compendio resume muy bien nuestra fe en Dios Trino en el n. 48. Leerlo.
Hay tres personas que tienen la misma naturaleza, porque las tres personas son
igualmente Dios y son el mismo Dios. Es Dios el Padre; es Dios el Hijo; y es Dios el
Espíritu Santo.
La Trinidad es el misterio central de nuestra fe. Creemos en un Dios que es Padre, Hijo
y Espíritu Santo. Y, si somos cristianos, vivimos «dentro» de este misterio.
Como dice el sacerdote en la Misa:
«Por Cristo, con Él y en Él, a Ti, Dios Padre Omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén».
Leer nn. 44 y 45
44. ¿Cuál es el misterio central de la fe y de la vida cristiana?
232-237
4
El misterio central de la fe y de la vida cristiana es el misterio de la Santísima Trinidad. Los
cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
45. ¿Puede la razón humana conocer, por sí sola, el misterio de la Santísima Trinidad?
237
Dios ha dejado huellas de su ser trinitario en la creación y en el Antiguo Testamento, pero la
intimidad de su ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón humana
e incluso a la fe de Israel, antes de la Encarnación del Hijo de Dios y del envío del Espíritu Santo.
Este misterio ha sido revelado por Jesucristo, y es la fuente de todos los demás misterios.
3. La estructura del Credo.-
Comprobar que la estructura del Credo tiene tres partes dedicadas al Padre, al Hijo y al
Espíritu Santo respectivamente. Leer el Credo, situado antes del n. 33.
En el Credo se habla de la relación del Hijo con el Padre: «Hijo Único de Dios, nacido del
Padre antes de todos los siglos».
Y del Espíritu Santo: «que procede del Padre y el Hijo». Porque es igualmente Dios se
añade que «recibe una misma adoración y gloria».
III. Propuestas para conocer y vivir.-
Reflexión y diálogo.-
• ¿Qué significa Yahvé?
• ¿Por qué sabemos que Dios es Trino?
• ¿Cómo se relacionan las tres Personas divinas?
Recordar.-
El resumen del numero 48.
48. ¿Cómo expresa la Iglesia su fe trinitaria?
249-256 266
La Iglesia expresa su fe trinitaria confesando un solo Dios en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu
Santo. Las tres divinas Personas son un solo Dios porque cada una de ellas es idéntica a la
plenitud de la única e indivisible naturaleza divina. Las tres son realmente distintas entre sí, por
sus relaciones recíprocas: el Padre engendra al Hijo, el Hijo es engendrado por el Padre, el
Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo.
Conocer más.-
Repasar despacio el credo niceno-constantinonapolitano.
Creo en un solo Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
5
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una,
santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
Llevar a la vida.-
Leer el número 43 del compendio como sugerencia de vida.
43. ¿Qué consecuencias tiene creer en un solo Dios?
222-227 229
Creer en Dios, el Único, comporta: conocer su grandeza y majestad; vivir en acción de gracias;
confiar siempre en Él, incluso en la adversidad; reconocer la unidad y la verdadera dignidad de
todos los hombres, creados a imagen de Dios; usar rectamente de las cosas creadas por Él.
Para orar.-
• Comenzar con la Señal de la Cruz.
• Rezar el Acto de Fe de la tradición española y a continuación el Gloria, contenidos
ambos en el Apéndice oracional.
«Dios, Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la Palabra de la verdad y el
Espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio, concédenos
profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad, y adorar su Unidad
todopoderosa. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen».
Misal Romano. Oración colecta de la Santísima Trinidad
TEMA DE REFLEXIÓN PARA NUESTRAS VIGILIAS NOCTURNAS DE DICIEMBRE
Reflexiones sobre la Fe.- III
Con estas frases extraídas del Catecismo podemos resumir nuestra fe en la Trinidad: “No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas. “El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre; el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza”. Y, a la vez, afirmamos: “El que es el Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo el que el Padre o el Hijo”. (Catecismo, cf. 253, 254).
La aceptación de los misterios de la Trinidad Beatísima, de la Encarnación del Hijo de Dios, de la vida divina en nosotros, de la venida del Espíritu Santo, de la resurrección de los muertos, es el primer paso para que la acción redentora de la Gracia, la participación en la naturaleza divina, comience a germinar en nuestro espíritu, y la realidad de la nueva criatura en Cristo inicie su configuración en nuestro ser, en el yo personal de cada cristiano.
La Escritura nos lo dice brevemente y con claridad: "El justo vive de la fe" (Rom, 5, 1). La fe recibida en la inteligencia no limita su acción a la mente del hombre; ha de convertirse en vida. La fe afecta a la integridad de la persona; no se reduce a una mera información acerca de una verdad o a un conocimiento más amplio y profundo de una verdad de la que ya teníamos una cierta noticia.
La indicación de Cristo a los discípulos no deja lugar a dudas: "Si guardáis fieles mi enseñanza, perteneceréis a mis verdaderos discípulos. Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Jn 8, 31-32).
De nada sirve que nuestra mente sea iluminada con las verdades eternas si nuestro vivir no se convierte en reflejo de la luz recibida. "¿Tú crees que Dios es uno?”, se pregunta el apóstol Santiago, y añade: "Haces bien. También los demonios creen, y se estremecen" (Jac 2, 19).
La Verdad de Dios, que es Cristo, hace posible, y es, el fundamento de cualquier otra verdad, y sin la cual, el campo de la inteligencia humana se reduce a la comprobación experimental, si acaso científica de los hechos, sin penetrar jamás ni en el porqué ni en el para qué de las personas y de los universos, de todo lo que acontece, de todo lo que existe.
La Verdad de Cristo recibida en la fe, y aceptada en el acto de fe, lleva al hombre a reconocerse en toda su identidad como criatura. La sabiduría germina en la posición del espíritu que se reconoce "creado a imagen y semejanza de Dios, hijo suyo, y llamado a participar, de alguna forma, en la naturaleza divina".
Este desarrollo del germinar de la fe, va en cierto modo paralelo al descubrimiento de la grandeza de Dios, de la Verdad de Cristo, "en quien se hallan encerrados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia" (Col 2, 3). De esta forma, por la fe, habitará Cristo en nuestros corazones y seremos capaces de comprender "con todos los santos cuál es la anchura y longitud, y altura y profundidad del misterio de Cristo" (Ef 3, 18).
A este crecer en la fe se corresponde, en el corazón del creyente, una relación personal con Dios y, por tanto, el deseo de adorar. Adorar no es ningún acto de vasallaje ni de humillación de la criatura, sino la realización plena de la sabiduría. Adorar es gozar en el amor de la persona amada de la verdad descubierta, conscientes de que ese amor es el que da significado, sentido y contenido a nuestra vida, que en la fe descubre su propia verdad.
Adorar a Dios, que es encontrar nuestro lugar ante Él, por la fe, nos lleva a encontrar nuestro lugar en el mundo, entre los hombres y las mujeres que nos rodean, en la tarea que desarrollamos.
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Cuestionario
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Cuando estoy en adoración ante Cristo Eucaristía, ¿renuevo mi fe en su Presencia Real Sacramental?
¿Me doy cuenta de que es la acción del Espíritu Santo en mi alma, la que me mueve a arrodillarme ante el Santísimo Sacramento?
¿Procuro leer con frecuencia el Nuevo Testamento, para encontrarme con Jesucristo, y conocer mejor su vida?
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