sábado, 10 de septiembre de 2016

EL SANTO ROSARIO


El mes de octubre está dedicado al Santo Rosario, singular oración contemplativa con la que, guiados por la Madre celestial del Señor, fijamos nuestra mirada en el rostro del Redentor, para ser configurados con su misterio de alegría, de luz, de dolor y de gloria” (Bene-dicto XVII, 5-X-2007).

“El Rosario de la Virgen María, difundido gradualmente en el segundo Milenio bajo el soplo del Espíritu de Dios, es una oración apreciada por numerosos Santos y fomentada por el Magisterio. En su sencillez y profundidad, sigue siendo también en este tercer Milenio apenas iniciado una oración de gran significado, destinada a producir frutos de santidad.”

“El Rosario, en efecto, aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la Cristología. (…) En él resuena la oración de María, su perenne Magníficat por la obra de la Encarnación redentora en su seno virginal.

Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. De caridad, porque con Ella aprendemos a amar como Cristo nos amó, y podremos vivir el “mandamiento nuevo”.

Comentando la visitación de María a su prima santa Isabel, señala Benedicto XVI: “¿Qué impulsó a María, una joven, a afrontar aquel viaje? Sobre todo, ¿qué la llevó a olvidarse de sí misma, para pasar los tres primeros meses de su embarazo al servicio de su prima, necesitada de ayuda? La respuesta está escrita en un salmo: “Corro por el camino de tus mandamientos (Señor), pues tú mi corazón dilatas” (Sal 118, 32). El Espíritu Santo, que hizo presente al Hijo de Dios en la carne de María, ensanchó su co-razón hasta la dimensión del de Dios y la impulsó por la senda de la cari-dad” (Benedicto XVI, 31-V-2007).

Y en este Año Jubilar de la Misericordia, el rezo del Santo Rosario será una luz que ilumine nuestros corazones para pedir perdón al Señor de nuestros pecados, que nos mueva a acudir al sacramento de la Reconciliación y a alimentarnos de la Eucaristía, en gracia de Dios, y recibirlo “con la pureza, humildad y devoción con que los recibió su Santísima Madre”. Hagamos nuestra, en este año, la sugerencia del Papa Francisco para un mes de mayo:

“Desearía recordar la importancia y la belleza de la oración del santo Rosario. Recitando el Avemaría, se nos conduce a contemplar los misterios de Jesús, a reflexionar sobre los momentos centrales de su vida, para que, como para María y san José, Él sea el centro de nuestros pensamientos, de nuestras atenciones y acciones. Sería hermoso si, sobre todo en este mes de mayo, se recitara el santo rosario o alguna oración a la Virgen María juntos en familia, con los amigos, en la parroquia. La oración que se hace juntos es un momento precioso para hacer aún más sólida la vida fami-liar, la amistad. Aprendamos a rezar más en familia y como familia” (2-V-2013).

Cuestionario___________
1.- ¿Rezo con frecuencia el Santo Rosario, siguiendo el buen ejemplo que nos han dado tantos Papas y tantos santos y santas? 2.- ¿Animo a amigos, compañeros, familiares, a rezar alguna vez el Santo Rosario en alguna Ermita dedicada a la Santísima Virgen? 3.- ¿Medito en mi interior la escena de la vida de Jesús que contemplamos en cada misterio

(Tema de reflexión extraído del Boletín Diocesano de ANE Santander del mes de octubre )

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