domingo, 27 de septiembre de 2020

QUÉ FRUTOS TE GUSTARÍA OFRECER A DIOS Y CÓMO PODRÍAS ALCANZARLO?

Sinceramente no sabia qué contestar, pero ante mi impotencia y con mucha fe, he invocado al Espíritu Santo pidiéndole ayuda recordando las palabras que dijo Jesús, algo así como "no tengáis miedo de hablar porque yo pondré mis palabras en tu boca". señor, yo no podría ofrecerte nada si antes no lo he recibido de ti; tú dijiste "Sin mí no podéis hacer nada". Pues para saber qué frutos me gustaría ofrecer al Señor primero tengo que escucharle para descubrir lo que le gustaría a El, qué le agradaría más. Pues dice el Evangelio que si "el grano de trigo no cae en tierra y muere, no puede dar fruto". Ese proceso no gusta, nadie lo quiere porque es doloroso; sin embargo, el Salmo dice que "Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares" "al ir iba llorando llevando las semillas", o sea, está conlleva la responsabilidad, el compromiso y el peso de trabajar por el anuncio del Reino que es la evangelización, ser grano de trigo triturado, enterrado hasta morir por Él. Pero también dice que "al volver, vuelven cantando trayendo sus gavillas", la cosecha, el fruto recogido de tantos nuevos discípulos rescatados para Dios y para su Gloria. Esto es de su agrado. Dar la vida por el Evangelio es doloroso porque implica morir, hay una muerte al "hombre viejo" que da paso al "hombre nuevo" rebosante de vida y hay un cambio de vivir para mis instintos, al de vivir para la voluntad del Señor. El "hombre viejo" cae en tierra y muere para dar a luz al "hombre nuevo" en plenitud. Cristo fue el grano de trigo por excelencia enterrado y muerto en Cruz por Amor. "Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos". Este árbol, en sus discípulos jamás ha dejado de dar fruto y continuará siempre, porque el cuerpo de Jesús fue el primer y mejor fruto que colgó del madero del Árbol de la Vida...y en él venció la muerte. Esa es nuestra recompensa. "Mirad, viene con Él su salario y su recompensa lo precede". Ayúdame Señor a ser grano de trigo, a morir a mis perversidades, a no ser arrastrada por el torrente corrompido del mundo sin Dios. Llego a la conclusión de que el don que me gustaría ofrecerle al Señor, es el del discipulado, para dejarle entrar en mi alma y juntos partir la Palabra en la intimidad, en la Oración, solos Tú y yo, como un amigo habla con su mejor amigo. Y si llegase a dar frutos ofrecertelos a Ti. "Con esto recibe Gloria mi Padre, con que deis fruto abundante" Quiero contagiarme Señor de tu Sabiduria, para que por este don crezcan en mi todos los demás frutos para poderte ofrecer.....es la única manera que encuentro para conseguirlo...Qué siempre permanezca unida s Ti íntimamente con mi lámpara encendida, como las "Vírgenes prudentes que tuvieron la sabiduria de tener sus alcucias llenas de aceite, porque saben que su Señor es lo más importante, el primero en sus vidas y siempre están preparadas para el encuentro con el Señor, cuidando la vida de Gracia que es la Palabra, la Oración y los Sacramentos. ¡ALABADO SEA DIOS! Mari Pili

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