ENCUENTROS CON CRISTO EUCARISTÍA
Mayo de 2010.
V.- Pan que al mundo da la verdadera vida.
Oh memorial Que de Ti mi mente
De tu muerte, Señor. viva.
Pan que al mundo da Y en Ti siempre mi alma
La vida verdadera. se recree.
Cristo vive en el Sagrario mientras permanezcan las especies eucarísticas. Y quiere que haya un Sagrario hasta en los últimos rincones del mundo. Ningún lugar es demasiado pobre y miserable para que Dios no pueda estar allí, como ninguno es noble y digno para presentar el derecho a que Dios busque acogida en él.
Memorial de la muerte y de la resurrección. Memorial de la muerte en la que Dios manifiesta, en su Hijo, todo el amor que tiene al hombre. Memorial del sacrificio del Calvario que se convierte en alimento eterno para que todos los caminantes hacia Emaus tengan la fuerza de regresar inmediatamente a Jerusalén.
“La Eucaristía es una realidad central en la vida de la Iglesia, asi como en la totalidad del Universo, en la medida que es la Presencia del Sacrificio de Cristo en medio de nosotros” (J. Danielou).
“El que come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él. Igual que el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así, aquel que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo, no como el que comieron los padres y murieron: quien come este pan vivirá eternamente” (Juan 6, 57-58).
Vive eternamente la mente que busca a Cristo Verdad. La luz de la Eucaristía mantiene vivos y abiertos los rayos de luz que iluminan los caminos de la tierra; y el Señor va abriendo los ojos de los caminantes como un día abrió los ojos de los discípulos de Emaus. La Eucaristía es el libro abierto que siempre habla de Cristo, de su Sacrificio redentor; el libro que abre la inteligencia para descubrir el Amor de Dios escondido en todos los senderos del mundo.
“Quien come este pan vivirá eternamente”, quien lo come libre de pecado, arrepentido de sus pecados, absuelto de sus pecados. “Quien come este pan” caminará siempre con Cristo caminos de resurrección. Y Cristo animará al abrumado por el dolor y la pena; consolará al triste y afligido; enderezará a quien pierda el camino; levantará al caído; abrirá los ojos a los cielos, dará fortaleza a todos los débiles del mundo.
El Señor pidió de comer a los Apóstoles para expresarle que no era un fantasma. El Señor se hace Eucaristía, se da de comida a todos nosotros, para confirmarnos que sus palabras son “palabras de vida eterna”; para asegurarnos que Él estará con nosotros hasta el fin del mundo.
De este “memorial” vive la mente, y se recrea el alma. ¿Cómo se recrea?
Cristo resucitado es ya Vida eterna. Viviendo con Cristo Eucaristía, el cristiano comienza a vislumbrar el amor con que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo le aman. Y en ese amor, se recrea. “La felicidad eterna, para el cristiano que se conforta con el definitivo maná de la Eucaristía, comienza ya ahora. Lo viejo ha pasado: dejemos aparte todo lo caduco; sea todo nuevo para nosotros: los corazones, las palabras y las obras” (san Josemaría Escrivá).
Ante al amor de Dios manifestado en Cristo Eucaristía, el cristiano descubre que el Sagrario es como un rincón del Cielo ya en la tierra. Con el Sagrario, la tierra se convierte en Cielo, en memoria del Cielo, en memorial de la “nueva tierra y del nuevo cielo”.
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Cuestionario.-
-¿Actúo con más caridad, con más amor al prójimo, después de vivir mi turno de adorador?
-¿Agradezco de todo corazón que pueda encontrarlo siempre, y en cualquier lugar de la tierra, en un Sagrario?
-Al despedirme del Sagrario, ¿ruego al Señor que me siga acompañando en todos los quehaceres que debo realizar?
lunes, 3 de mayo de 2010
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