jueves, 28 de octubre de 2021

PARA MEDITAR HOY JUEVES.-

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos. Palabra del Señor En la fiestas de esos dos apóstoles, San Simón y San Judas, la liturgia de hoy pone en relación la oración y la misión. El ejemplo de Jesús en su manera de afrontar la vida tiene que iluminar nuestro modo de ser y de actuar: Jesús permanece toda la noche en oración. Orar antes de decidir, orar para discernir el plan de Dios, orar en vistas a las grandes decisiones de la vida tanto en el ámbito personal como en el comunitario. La oración no es un momento separado de la vida, es una actitud previa que nos introduce en la experiencia personal y eclesial. Así debería ser el modo de proceder de toda la Iglesia, primero y siempre la oración. Solo después de recogerse en silencio y orar largamente, se confía la misión. Este debería ser nuestro modo de proceder, siempre y lo primero orar, así se pone de manifiesto que la misión que se confía no es fruto solo de la sabiduría humana sino del Señor. *_Rvdo. D. Manuel Blanco_*

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