jueves, 18 de noviembre de 2021

PARA MEDITAR HOY JUEVES.- En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: «¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida.» Palabra del Señor Hoy sorprendemos a Jesús llorando. Sus lágrimas además de expresar su verdadera humanidad, constituye un signo de su plena participación en el drama de una humanidad a la que le cuesta trabajo entrar en el proyecto de amor y de paz que Dios ofrece al hombre. Y a veces, no solo no nos cuesta trabajo sino que nos resistimos adorando a los dioses hecho a imagen de nuestros temores, de nuestras aspiraciones, de nuestras debilidades. Jesús llora porque su pueblo no ha entendido que la fe que Él nos regala tiene vocación de denunciar los falsos absolutos, de relativizar los fanatismos, de criticar las componendas alienantes de lo cotidiano. Nuestra fe combate sin tregua por liberarnos de los ídolos que fascinan y estrecha la mirada para que viva en nosotros el verdadero nombre de Dios. *_Rvdo. D. Manuel Blanco_*

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